Decir Antonio García-Trevijano es decir historia reciente de España. Genio arrollador y figura atípica, no vaciló en entenderse con propios y extraños para enlazar un sujeto Borbón con un predicado republicano en una transición perpetuadora de muchos vicios y pocas virtudes. No lo consiguió, pero asegura que sigue fiel a sus principios a diferencia de todos esos "traidores" que desde entonces han hecho carrera.
Un defensor de las libertades condenado al ostracismo público que jamás abandonará el activismo. A sus 88 años, sigue en plena forma. ATLÁNTICA XXII ha estado con él en su residencia madrileña.
Antonio García-Trevijano
Carlos Mier /
Periodista (Madrid).
Usted siempre insiste en que se considera repúblico, nunca republicano. ¿De dónde le viene ese amor por la República?De mi padre. Era liberal, lo que ahora sería un conservador de derechas republicano. Mi abuelo era monárquico. Gobernador de Málaga con la Monarquía. Yo continúo una tradición política por esa parte y la republicana por mi padre. Soy repúblico porque no he soportado que la gente que se llama republicana, demócrata, monárquica, no lo sea en la vida práctica. Como esos partidos que se autodenominan de izquierdas, que sin embargo son capaces de estar cuarenta años apoyando y viviendo de la Monarquía. Entonces adopto la palabra repúblico, que significa "hombre versado en cuestiones públicas". El repúblico es un sujeto activo, el republicano es pasivo.
Vamos al franquismo de los años cuarenta y al inicio de su actividad política.Mi padre era un hombre de orden, pero antifranquista. Yo con 16 años no soportaba que me obligaran a ir a misa e izar las banderas de la Falange. Un buen día me escondí y en el acto del
Cara al Sol arrojé dos cubos de basura sobre el jefe de la Falange. No me cogieron. Ese fue mi primer acto político. Y de ahí hasta hoy.
No había mucho movimiento clandestino por aquel entonces.Ninguno. El único movimiento que había en España era el que organizaban los Círculos Monárquicos partidarios del conde de Barcelona. Cuando yo termino la carrera de Derecho, en 1944, el conde de Barcelona hace un manifiesto en Lausana contra Franco. Yo no era monárquico, pero me acerqué a ellos. Por aquella época conocí a Antonio Fontán [ministro con Suárez y presidente del Senado], que me habló de Rafael Calvo Serer. Ahí me di cuenta de que el franquismo no era un bloque de militares y de la Iglesia. Había fricciones (Acción Católica, Falange, Opus) y celos entre ellas.
Comentario: ¿Hasta cuándo? Pederastas adinerados abusaban de niños pobres en España y lo emitían en directo