Cuenta Nayeli, niña me'phaa, que vive allá en la Montaña alta de Guerrero: Tenía 12 años al terminar la primaria; ya no estudié más, porque tenía flojera. Después me junté a los 14 años con el que ahora es mi esposo; fue mi decisión, nadie me obligó. Hoy me siento feliz con mis tres hijos. Si hubiera tenido la oportunidad me hubiera gustado ser maestra, pero ya no, porque tengo a mis hijos y mi esposo (estudio de Martha Ramírez, en Paloma Bonfil, coord.,
Derechos y SSR entre jóvenes indígenas, GIMTRAP, AC, 2014).
Nayeli es una de las 14 millones de niñas que se casan cada año en el mundo. Se trata de un acto que limita gravemente el desarrollo de las mujeres: las oportunidades para educarse y conseguir mejores empleos, la salud sexual y reproductiva y el poder para tomar decisiones en los hogares. Las mujeres que se casan muy chicas suelen tener una posición subordinada dentro de la familia política y mayor violencia doméstica en comparación con quienes se casan más tarde. Además, tienen muchos hijos, y altas tasas de mortalidad materna. Las más altas tasas de matrimonio temprano (anterior a los 18 años) ocurren en los países del sur de Asia (48 por ciento); les siguen los africanos (con 42 por ciento) y el tercer lugar lo ocupa la población de América Latina, donde 29 por ciento del total de jóvenes de 15 a 24 años se unieron antes de los 18 años.La diversidad de circunstancias que llevan a las niñas a casarse es amplia, aun en el interior de México. No siempre es una decisión voluntaria; a veces son matrimonios forzados o arreglados por los padres, otras veces se casan ante un embarazo, muchos de los cuales pueden ser producto de violación. Hay también quienes se casan para huir de una familia violenta.
La falta de oportunidades para estudiar más es una constante entre quienes se casan muy chicos, aun en quienes deciden voluntariamente iniciar la vida conyugal. El matrimonio en la segunda década del ciclo de vida es un síntoma de exclusión social que seguirá ocurriendo mientras no se superen las condiciones materiales y culturales. En México solamente la mitad de los y las jóvenes llegan al nivel de educación media superior, y la tercera parte terminará este nivel. La necesidad de dinero o de trabajar los lleva a abandonar la escuela; el matrimonio y el embarazo son la tercera causa de abandono escolar. La gran mayoría de jóvenes que ni estudian ni trabajan son mujeres que están cuidando hijos; algunas son solteras y otras ya están unidas. De acuerdo con el Censo General de Población y Vivienda 2010, del total de madres que tienen entre 12 a 19 años, 60 por ciento son solteras y 36 por ciento tienen una relación conyugal: 8 por ciento están casadas y 28 por ciento están unidas, 5 por ciento ya están separadas o son ex unidas.
Comentario: Este conflicto lleva mucho tiempo suciediendo en Chile, demuestra lo poco que han avanzado en materia de protección de pueblos indígenas en dicha región, vea: