Comentario: Aunque en líneas generales SOTT coincide con lo expuesto en este artículo sobre lo inadecuado de la alimentación y los hábitos del hombre moderno, nos vemos obligados a distanciarnos del autor en lo que concierne al efecto de las grasas saturadas sobre el organismo. Nuestra investigación nos ha llevado a concluir que las grasas saturadas no sólo no son el origen de enfermedades cardiovasculares como se cree, si no que son necesarias y beneficiosas para el organismo.
Para más información al respecto sugerimos la lectura de los artículos:
- Un error grande y gordo
- Alimentación moderna vs. alimentación sana, fuentes de toxicidad, el rol de las reacciones inflamatorias y las sensibilidades alimentarias en las enfermedades crónicas, modernas o idiopáticas
Los avances tecnológicos han permitido desarrollar nuevas formas de alimentos y planificar la producción agrícola y ganadera, de tal forma que las sociedades desarrolladas han cambiado "la escasez por el exceso constante"
La epidemia de obesidad seguirá creciendo si no adaptamos la alimentación a la evolución que ha sufrido la genética humana desde el Paleolítico, según el doctor José Enrique Campillo
"Nuestros genes de la Edad de Piedra no soportan la alimentación ni la forma de vida de la Era Espacial" y, si no firman la paz, seguirá creciendo la obesidad y las enfermedades de la opulencia que destruyen al hombre moderno, según el catedrático de Fisiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura.
En una entrevista, este especialista en Medicina Darwiniana explica cómo muchas de las patologías que hoy padecemos se deben a "una incompatibilidad entre nuestro diseño evolutivo y el uso que de él hacemos".
Los seres humanos han pasado mucha escasez y hambre a lo largo de los tiempos y, como cualquier otro animal, han tenido que cazar o recolectar si querían comer, de modo que, subraya el especialista, "nuestros ancestros paleolíticos se dotaron de un ´genotipo ahorrador´ que no se ha modificado en los últimos cien mil años".