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Siempre estoy animando a nuevas madres para que amamanten a sus bebés. Creo firmemente que la lactancia es una de las mejores maneras de alimentar a un recien nacido, aprovechando todas las ventajas que nuestro cuerpo ha estado averiguando y perfeccionando por cientos de miles de años para establecer, mantener saludable y proporcionar todas las necesidades primarias que el estomago del bebe necesita.

De mano con todas estas ventajas obvias, como la creación de un vínculo entre el bebé y la madre, la lactancia materna también tiene muchos otros beneficios que son menos visibles, tales como conseguir crear una flora intestinal saludable y proporcionar al bebé con sus primeros impulsores de inmunidad (anticuerpos). Hablare sobre esto más adelante, pero primero veamos que se necesita para crear una base solida y poder asi amamantar correctamente. Como ya he experimentado con mi primera hija, la lactancia no siempre es fácil.

Yo sólo fui capaz de darle pecho a mi primera hija un par de semanas. Mi leche actuaba como una droga sedante tan pronto ella empezaba a amamantar y cuando tuve la oportunidad de darle de comer, reaccionaba de manera acelarada seguido por agotamiento (practicamente lloraba con exceso y se quejaba de colicos y su hiperactividad la desgastaba) era tan severo su estado de extenuacion que tenia que checarla cada 5 minutos y asegurarme que seguiera respirando.

Después de mi segundo y tercer embarazo llegue a la conclusión de que había saboteado la alimentación de mi primera hija. Antes de que mi hija la mayor naciera mi alimentación era típica de México, consumia menos alimentos refinados a comparacion de los Estados Unidos, pero mi dieta todavía se basaba en gran medida de harinas, granos y almidones. Sin haberlo sabido estaba dañado gravemente el funcionamiento delicado de mis intestinos y me encontraba tan crónicamente envenenada por el gluten (del cual soy intolerante ) que ya había dejado de ver incluso el mal que me estaba causando. Lo peor de todo fue que despues de haber dado a luz a mi hija la mayor, le pase una serie de bacteria intestinal crónica e insalubre a causa de mi pobre salud intestinal. Ademas estaba teniendo problemas con mi producción de leche, producia demasiada inmediatamente después de comer pan o arroz y otras veces casi nada. Me sentía agotada después de comer y no tenia energia para seguir cuidandola.

Cuando me embarace de mi segunda hija ya estaba comiendo todo tipo de carnes y pescados (básicamente todo lo que se puede cazar) bastantes verduras, poca fruta y nueces y nada de azucar, bye bye granos, legumbres y productos lácteos! siiii!!!

Estreñimiento? desaparecio!, la energía? de vuelta!, el sueño? cambio maravillosamente, estado de ánimo? algunos altibajos (pero con menos frecuencia), los antojos? nada realmente. Nunca senti hambre antes de ir a la cama. Tenía suficiente energía para cuidar de mi hija la mayor y ejercitarme en Crossfit dos veces por semana. El 23 de julio del 2009 decidí asistir a Crossfit Seattle a la clase de las 5:00 pm .Termine dando a luz a mi hija a las 9:30 pm esa misma tarde, después de menos de 10 minutos de empujar en cuclillas (¡sí! No más dolor crónico de espalda y el haber tenido la oportunidad de dar a luz de la forma que nuestro cuerpo esta diseñado para hacerlo, fue posible para mi ). De seguro has oído que es común para algunas mujeres el tener una evacuación intestinal justo antes de dar a luz. Si mi estreñimiento fuera tan grave como lo fue con mi primera hija, esto hubiera sucedio nuevamente y esta vez no fue así. Mi parto fue mucho más fácil y la recuperación fue 10 veces más rápida.

Mi hija empezo a amamantar inmediatamente sin problemas y yo nunca sufri de produccion de suficiente leche, ni una sola vez tuve que repitir a mi hija después de comer, nunca tuvo problemas de estreñimiento, nunca se enfermó y durmia maravillosamente durante la noche durante unas 12 horas.

¿Por qué entonces, se podría pensar, que su emabarazo y su parto fueron tan diferentes en comparacion al de mi hija la mayor? Estoy convencida de que la respuesta es que el alimentarse bien realmente hace la diferencia. Lo que comemos tiene el mismo efecto sobre la madre y el bebé y la composición de la flora intestinal. Una dieta de conveniencia en lugar de ser nutricional, repleta de alimentos procesados ​​tiene un serio impacto en nuestro intestino. Los bebés nacen con un intestino estéril. La lactancia materna es la única oportunidad que tenemos para poblar correctamente el estómago de los bebés con bacterias saludables para sentar las bases del futuro de nuestra salud. Los bebés que son alimentados con biberón crean una serie de poblacion de bacterias diferentes que luego los predispone a problemas de salud. En los años 60 y 70, cuando la lactancia materna pasó de moda, muchos otros problemas médicos surgieron a consecuencia de ello y se han convertido en enfermedades obvias, como la diabetes, las enfermedades autoinmunes, la obesidad y las enfermedades neurológicas.

Puedo seguir y seguir hablando de que tan importante es el alimentarse bien, pero lo he hecho por segunda vez, ahora (con mi tercer hijo) y mis sospechas han sido nuevamente confirmadas. El parto no tiene por qué ser una etapa mega dolorosa , el cuerpo puede lidiar con el trauma y la liberar una serie de analgesicos naturalmente. Tu cuerpo esta diseñado para el nacimiento y si lo alimentas de forma apropiada el precio que tienes que pagar puede ser poco.

¿Quieres tener un bebé después de esta discusión? Comer bien es importante para tu salud y para la recuperación después de un embarazo, pero también tiene un impacto en tu vida diaria y en el futuro de tu bebé.

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