Según un estudio publicado el mes pasado en la revista
Sicence Direct titulado «¿Es la confianza en las vacunas una víctima inesperada de la pandemia de COVID19?», todos los grupos encuestados en 2022 sobre estas mal llamadas «terapias» génicas, mostraban una disminución significativamente estadística de la confianza en las vacunas. Los autores, no discuten en su artículo lo que cualquier persona con una mínima lógica hubiese pensado, ¿no tendrá nada que ver en esa «pérdida» la coacción y el delito de odio hacia los no vacunados? ¿No les parece igualmente significativo estadísticamente, la aparente correlación entre el aumento de muertos y el aumento de dosis de este presuntamente novedoso nuevo producto de ARN mensajero? Está claro que sólo les preocupan los clientes. El mercado y el beneficio van por delante de todo lo demás, nos ha quedado claro.
Cuando nos vendieron que «la Ciencia (= el mercado)», había creado en tiempo récord un maravilloso producto que salvaría vidas, se olvidaron de que esta novísima apuesta de ingeniería genética se desarrolló en los años 90, allá cuando los murciélagos chinos, no conocían aún a los pangolines.
Llevaban décadas de fracasos en ensayos y millones de inversión perdidos, ¿había quizás que presentarle los pangolines a los murciélagos en 2019? Desde luego no fue una cita a ciegas, ya que si uno bucea mínimamente en la bibliografía científica descubre que el primer ARN inyectado fue en 1992 y después unas cuántas veces más, hasta conseguir un sofisticado producto que sin cumplir la seguridad necesaria para su uso en humanos, la sociedad hiciese cola para inyectárselo (tras una terrorífica, pero efectiva campaña de publicidad).
Comentario: Sólo los que están completamente atrincherados en su burbuja podrían sentirse desconcertados con la idea de que la confianza en las vacunas esté disminuyendo. Las respuestas son obvias para cualquiera con un mínimo de conciencia. El uso manifiesto de la fuerza y la coacción no genera confianza. No hay duda.
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