ABCmie, 25 ene 2012 12:15 UTC
El origen de las actuales poblaciones norteafricanas se remonta a 13.000 años atrás, según un estudio de un grupo de investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) que reconstruye la historia migratoria de estos habitantes que salieron del África subsahariana a Oriente Medio y luego regresaron.
El estudio indica que existe un componente genético autóctono y exclusivo de estas poblaciones humanas que se ha enriquecido posteriormente con marcadores de poblaciones vecinas fruto de migraciones más recientes, informa en una nota de prensa el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF).
Para realizar el estudio, que publica la revista PLoS Genetics, se han analizado cerca de 800.000 marcadores genéticos distribuidos en el genoma de 125 individuos norteafricanos pertenecientes a siete poblaciones representativas de toda la región.
El norte de África es una región especialmente interesante para los genetistas de poblaciones humanas por su estratégica situación geográfica entre el continente europeo, el Próximo Oriente y el resto del continente africano.
Es un área geográfica parcialmente aislada por el mar Mediterráneo y el desierto del Sahara, espacios naturales que han condicionado las migraciones humanas que se ha producido durante miles de años, lo que ha generado un escenario complejo desde la estructura genética.
Las migraciones más recientes han sido documentadas, pero las más antiguas se han deducido a partir de restos arqueológicas y características morfológicas y genéticas de algunas poblaciones norteafricanas.
Este último estudio ha sido realizado por investigadores del IBE y de la Universidad de Stanford, entre otras instituciones.
El coordinador del estudio e investigador del IBE, David Comas, ha señalado que una de las cuestiones que se plantearon era "si los habitantes actuales del norte de África eran descendientes directos de las poblaciones con los restos arqueológicas más antiguos de la región, datadas hace 50.000 años, o de las poblaciones neolíticas del Próximo Oriente, que hace unos 8.000 años introdujeron la agricultura en la región".
Comas ha señalado que también se cuestionaban si se había producido un intercambio genético entre las poblaciones norteafricanas y las regiones vecinas y cuándo se habían producido.
Para ello, los investigadores han analizado unos 800.000 marcadores genéticos distribuidos a lo largo de todo el genoma de 125 individuos norteafricanos pertenecientes a siete poblaciones representativas de la región -saharauis, marroquíes del sur, marroquíes del norte, argelinos, tunecinos, libios y egipcios- y se ha comparado la información con la de poblaciones vecinas.
El estudio revela que la composición genética de las poblaciones humanas norteafricanas es extremadamente compleja y demuestra que existe un componente genético autóctono de hace unos 13.000 años que les define.
Estudiando estos marcadores se ha demostrado que los individuos que viven actualmente en el norte de África no descienden de los primeros ocupantes de este territorio de hace 50.000 años, pero tampoco son los descendientes directos de las poblaciones neolíticas más recientes, de una antigüedad de 8.000 años.
Los datos analizados apuntan que los antepasados de los actuales norteafricanos fueron un conjunto de poblaciones que hace unos 13.000 años ya ocupaban la región.
Además, este componente genético autóctono es muy diferente del que presentan las poblaciones del sur del Sahara, hecho que demuestra que sus antepasados forman parte de un subgrupo de humanos que emigró fuera África subsahariana y que, tras un largo viaje por territorios de Oriente Medio, arraigó al norte del continente y se estableció definitivamente.
También se han encontrado trazas de migraciones posteriores, y junto a estos componentes autóctonos, estas poblaciones comparten marcadores genéticos con todas las regiones vecinas, fruto de migraciones más recientes, aunque en diferentes proporciones.
Se ven influencias del Próximo Oriente, que decrece a medida que se aleja de la península Arábiga.
En algunas poblaciones incluso se detectan individuos concretos que presentan una gran influencia del sur del Sahara en su genoma, fruto de una migración reciente, de entre 24 y 30 generaciones (750-900 años), con el apogeo de los Grandes Imperios Bereberes.
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