Arqueólogos hallan en pleno centro de la ciudad un esqueleto humano rodeado de miles de huesos de niños, jóvenes y adultos.
descubren un entierro azteca
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Arqueólogos mexicanos descubrieron en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México un entierro que podría tener más de cinco siglos de antigüedad con un esqueleto completo rodeado de miles de huesos, algunos de ellos de niños.

La gran mayoría del subsuelo de la zona arqueológica de la Ciudad de México esconde un verdadero manantial de historia. En pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, en el Templo Mayor de la antigua Tenochtitlán, arqueólogos mexicanos hallaron un entierro prehispánico único en su tipo.

Hallazgo sin precedentes

El entierro fue encontrado a unos cinco metros bajo tierra junto a los restos de un posible árbol sagrado, a un costado del Templo Mayor, en lo que se supone era el adoratorio a Hitzilopochtli, uno de los templos de mayor importancia en la capital azteca.

En un espacio de 1,9 metros por 65 centímetros se encontró el esqueleto de una joven mujer rodeado un total de 1.789 huesos humanos entre los que se han identificado cráneos de tres niños y de siete de adultos así como vértebras y esternones con posibles huellas de corte.

"Un entierro de más de 500 años de antigüedad integrado por el esqueleto completo de un individuo, alrededor del cual estaban dispuestos más de un millar de huesos humanos de niños, jóvenes y adultos fue localizado recientemente en el Centro Histórico de la Ciudad de México", comunicó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Según los arqueólogos, este entierro revela nuevos detalles sobre la cultura funeraria prehispánica, mismo que la arqueóloga Susan Gillespie consideró como un hallazgo "sin precedentes".

El árbol sagrado

Conocidos por sus sacrificios en masa y la exhumación de huesos para acompañar el entierro de un miembro de la clase gobernante, este hallazgo llama la atención porque nunca se habían encontrado tal cantidad de huesos juntos.

Incluso también se halló un tronco de encino de aproximadamente cinco siglos y medio de antigüedad que estaba a unos dos metros del lugar donde se levantaba un adoratorio, por lo que se cree que era uno de los árboles sagrados que describen varios cronistas españoles a su llegada al Templo Mayor.

El Templo Mayor era el principal recinto ceremonial de la antigua Tenochtitlán, la capital del imperio azteca que fue conquistada en el siglo XVI por los españoles, que la destruyeron y reconstruyeron sobre ella la Ciudad de México.