De acuerdo a nuevas investigaciones, el pueblo Chinchorro comenzó a momificar debido a una "fase húmeda" en el desierto de Atacama.
Momificación de niños Chinchorro
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El culto a las momias de niños del pueblo Chinchorro, en el sur de América Latina, se debió a cambios meteorológicos, según averiguaron científicos de la Universidad Católica de Chile.

Este pueblo comenzó hace entre 7.000 y 8.000 años a momificar los cadáveres de sus niños.

El científico Pablo A. Marquet de la Universidad Católica de Chile explicó en un artículo que publica "Proceedings", de la Academia de las Ciencias de Estados Unidos, que el origen de este avance cultural se debió a una "fase húmeda" en el desierto de Atacama.

Esta fase comenzó hace unos 7.400 años y concluyó hace unos 4.200, periodo que coincide justo con la época en al que este pueblo cazador y recolector momificó los primeros muertos.

En opinión de este investigador, dos fenómenos naturales crearon la base para el culto a los muertos: por una parte creció el nivel del mar en la región, por otra la crecida de las aguas profundas en la costa del Pacífico sudamericana contribuyó a ampliar la vida marina.

Gracias a una mejor oferta de agua y alimentos, el pueblo Chinchorro creció rápidamente. Ello favoreció e incluso permitió el desarrollo del ritual de la muerte, de especial importancia en este pueblo, escriben el científico en "Proceedings".

El desierto de Atacama, en el norte de Chile y al sur de Perú, que limita con el Pacífico, es una de las zonas más áridas del mundo. También ello propició la forma especial de entierros.

El pueblo Chinchorro llegó probablemente hace 10.000 años al desierto. Cuando comenzó la momificación artificial había en la zona probablemente varios miles de momias naturales que marcaron el paisaje, según el científico.

Al inicio sólo momificaban los cadáveres de niños, pero más tarde también a los adultos los cubrían con fango, los pintaban, vendaban y ataban, entre otros.

El pueblo Chinchorro usó diversos métodos de momificación al mismo tiempo. A la vez que iban desarrollando herramientas de pesca como arpones y anzuelos, este culto a la muerte es una muestra de una estructura social más compleja.