Los dueños del can deben construirle su propia habitación y llevarlo al lugar del mundo que elija con el hocico.
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© desconocidoperro bielorruso
John Fyódorov, un estadounidense millonario que acaba de fallecer, dejó casi un millón de dólares en su testamento para un perro bielorruso que le recordaba a la mascota que tuvo hace décadas.

Nacido en Bielorrusia, Fyódorov cayó prisionero durante la Segunda Guerra Mundial y estuvo en un campamento de concentración, donde conoció a un perro muy parecido a Zhúlik. Después de ser liberado y terminar la guerra, emigró a EE.UU. con su mascota. En los años 50 el perro cayó enfermo y el dueño, en lugar de pagarle una costosa operación, optó por usar el dinero para ir a otra ciudad donde le ofrecieron un buen trabajo, algo de lo que se arrepintió toda la vida.

En 2007 fue a Bielorrusia para visitar su pueblo natal, donde encontró a Zhúlik, que se parecía mucho a su perro de hace sesenta años. "Me dijo: 'Señor, véndame su perro'. Estaba a punto de llorar", cuenta el dueño, que rechazó la propuesta. Este año Fyódorov falleció dejando casi un millón de dólares para Zhúlik para asegurarle la mejor vida posible.

A cambio de cuidar al perro los dueños reciben un salario, que es dos veces mayor del salario promedio en el país (es decir, reciben cerca de mil dólares) más el dinero para las necesidades del animal.