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En la actualidad, la mayoría de las librerías que tienen una sección de psicología, se ubica un apartado para los manuales de "Autoayuda". Son escritos que nos proponen formas de afrontar la vida de una manera más positiva y en definitiva poder alcanzar aquello que el ser humano busca a lo largo de la vida, la felicidad: estado de plenitud y satisfacción en donde la persona se siente realizada. Estos manuales plantean a modo de pautas y consejos la forma de conseguir ese bien estar mental. Estando o no de acuerdo con el camino que nos proponen para llegar a la felicidad, es indudable que las personas necesitan en ciertos momentos orientación, consejo, guía o ayuda para poder avanzar hacia esa felicidad deseada. El modo de plantear estos libros de "Autoayuda" posibilita a las personas que se sienten incómodas cuando un extraño o alguien ajeno a su vida les aconseja sobre como orientarla, como es el caso de un terapeuta. Así pueden plantearse cambios en su vida con el fin de mejorar aquellos aspectos en los que siente tal necesidad, sin que nadie les diga directamente como hacerlo, sintiendo la propia persona que es ella misma quien decide. En definitiva para poder llegar a la felicidad, se tiene que realizar desde la libertad y el compromiso propio, método que algunas de las terapias psicológicas no tienen en cuenta.

Pero este tipo de manuales no han inventado ni descubierto nada nuevo. Los escritos en donde se refleja formas de afrontar la vida para llegar a conseguir esa felicidad anhelada, son tan antiguos como la humanidad misma. Siempre han existido autores que exponían sus ideas de cómo llevar una vida lo más coherente posible. La filosofía y la religión se han nutrido de esos escritos, en las diferentes culturas. En la filosofía occidental son bien conocidos libros como "El arte de saber vivir" de Schopenhauer o el manual maquiavélico "Oráculo manual y el Arte de la Prudencia" de Baltasar Gracián. Pero son quizá los escritos dejados por los filósofos estoicos los que más nos pueden acercar a un manual honesto y real de autoayuda. De ellos se han nutrido después numerosos autores/as, pensadore/as o psicólogos/as, como es el caso de la terapia racional emotiva de Albert Ellis en donde se intenta descubrir las creencias irreales de la persona y plantearle o mostrarle formas de concebir la vida más ajustada a la realidad. A este respecto se parte de la idea fundamental planteada por Epicteto (53-125 d.C), un filósofo griego estoico, que fue esclavo en Roma, el cual afirmó que : "No son los hechos, sino lo que pensamos sobre los hechos, lo que nos perturba".

El estoicismo es una de las tres escuelas filosóficas postaristotélicas, que junto con el epicureismo y el escepticismo sostienen que el fin del ser humano es la felicidad y que la felicidad consiste en la ausencia de turbación y en la eliminación de alteraciones. Cada escuela dará su visión de cómo llegar a esta felicidad. En concreto, el estoicismo será la escuela más pródiga y numerosa de estas tres corrientes, en donde destacan los filósofos Epicteto y Séneca.

Epicteto en su libro Equiridion, planteará la forma de saber y diferenciar aquellos aspectos en la vida que dependen de uno mismo de los que no dependen, diferenciar entre lo propio y lo ajeno, diferenciar lo que podemos controlar y lo que no,. Un manual que trata sobre todo la cuestión del autogobierno. Saber sobre lo que depende nuestra propia vida nos apartará de intentar volcarnos a aspectos que están alejados de nuestro control. Si nos preocupamos en lo que nos corresponde, llegaremos a la autorresponsabilidad y a la independencia, en definitiva, a la madurez personal, haciendo depender nuestra felicidad de nosotros mismos y no de que alguien nos "conceda" ese sentimiento.

Ligándolo con estas ideas, Séneca (4-65 d.C), filósofo estoico romano y que en su libro "Sobre la felicidad" plasma de qué aspectos depende este estado. Afirma, como Epicteto, que la felicidad se produce cuando se pone todo el peso de nuestra existencia en nosotros mismos y se quita el peso del mundo. Pero además resalta que habrá que seguir las leyes naturales que rigen la realidad. Por un lado es necesario basar nuestra existencia en nosotros mismos, y por otro, basar eso que somos en las leyes naturales, según nuestra condición. Seguir, aceptar y comprender estas leyes nos ayudará a conseguir la felicidad. Frente al pensamiento moderno muy extendido de omnipotencia al negar la realidad como algo independiente de uno mismo, en donde se afirma: "yo creo mi propia realidad" (confundiendo realidad y verdad con pensamiento o incluso deseos), los estoicos afirmarían "conoce la realidad, compréndela, acéptala y podrás mandar en aquello que te corresponde".

Quizá siempre se ha tenido la visión de estos filósofos como ascetas o incluso eremitas, alejados de cualquier contacto con el mundo, sin poder disfrutar de aquello que nos ofrece la realidad. Frente a esta opinión, siguiendo sus manuales de autoayuda, los estoicos nos aconsejan deleitarnos con lo que nos brinda el mundo, pero siempre desde la prudencia, como en una de las máximas de Epicteto; "Recuerda que debes conducirte en la vida como en un banquete. ¿Un plato ha llegado hasta ti? Extiende tu mano sin ambición, tómalo con modestia. ¿Se aleja? No lo retengas".

Así pues, habrá que disfrutar de este gran evento que es la vida, sabiendo lo que depende y lo que no depende de nosotros.