Creyentes siguen afirmando que el líquido que sale de un árbol frente a la catedral de San Juan son "lágrimas de Dios", a pesar de que botánicos y entomólogos pueden aportar la explicación real.


Creyentes católicos de una localidad de Fresno, California, suelen rendir tributo a un árbol que está justo afuera de la catedral de San Juan. Los medios locales dieron cobertura a la historia, y la comunidad local lo consideró un milagro.

Por ejemplo, una creyente dijo a un programa de televisión local que "cuando uno dice 'alabado sea el nombre de Jesús' el árbol comienza a arrojar más aguas." Las propiedades milagrosas del árbol pronto atrajeron más creyentes y más prensa, y como ocurre en algunas ocasiones, también a algún científico tratando de aguarle la fiesta a la religión.

El botánico Jon Reelhorn dijo que el fenómeno no es producido por intervención divina... a menos que consideremos divinas a todas las creaturas que pueblan el mundo, así como sus excrementos. Y es que el líquido que algunos creyentes consideran " lágrimas de Dios" es en realidad el desecho fisiológico de pequeños insectos llamados áfides o pulgones.

Reelhorn afirma que "los áfidos lamerán la savia, la savia irá a través del áfido", para luego convertirse en excremento que parece rocío de miel. Durante el verano este fenómeno aumenta, y simplemente instó a los creyentes a comprobarlo en otros árboles en la misma calle de la catedral de San Juan. El entomólogo Richard Covelo confirmó esta explicación, al explicar que en ocasiones las poblaciones de áfidos pueden ser tan numerosas "que parece que está lloviendo hacia afuera del árbol, con todo el rocío de miel escurriendo."

A pesar de estas explicaciones, los creyentes siguen dándose cita fuera de la Iglesia para rezarle al árbol. "Ellos pueden decir que es esta u otra teoría, el árbol lo hace cada año, es extraño cuando ocurre cuando hay un montón de gente rezando, cuando le pides al Espíritu Santo que se revele a sí mismo y luego ocurre de pronto y aún está aquí", afirmó una creyente.