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La Universida de de Santiago planifica las investigaciones que se llevarán a cabo este año dentro del proyecto «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño», en las que ocupará un importante espacio el estudio de uno de los períodos más enigmáticos de la prehistoria: la transición entre el hombre de Neandertal y el Homo sapiens moderno.

El yacimiento de Cova Eirós, en Triacastela, el único de Galicia que conserva el rastro sucesivo de ambas especies en un mismo lugar, será objeto el próximo verano de una excavación más extensa y prolongada que las de años anteriores, con el fin de recoger la mayor cantidad posible de información sobre este período. Lo que se pretende realizar este año en Cova Eirós es lo que se conoce en arqueología como una excavación en área o en extensión, es decir, una intervención que afectará a una gran parte de la superficie del yacimiento.

Según explica Arturo de Lombera, codirector de los trabajos de campo, en la próxima campaña se ampliará considerablemente la superficie excavada hasta ahora en el suelo de la cueva, de unos once metros cuadrados, hasta alcanzar los 21 metros cuadrados. Los trabajos durarán cuatro semanas -en vez de tres, como hasta ahora- y contarán con más personal.

Con ello se pretende incrementar de forma significativa el número de materiales arqueológicos de las diferentes épocas representadas en el yacimiento y ampliar así la información sobre el largo período de tránsito entre el Paleolítico Medio -la época de los neandertales- y el Paleolítico Superior, la etapa en la que el Homo sapiens colonizó la Península y el resto del continente.

Más rapidez

De Lombera señala por otra parte que los trabajos podrán efectuarse con más rapidez en esta nueva fase de las excavaciones, puesto que en las campañas precedentes se ha recogido ya una importante cantidad de información sobre la estructura y el contenido de las diferentes capas de sedimentos que forman el suelo de la cueva, con lo que los arqueólogos ya tienen una idea previa de los materiales que pueden aparecer en cada nivel.

«Ahora ya sabemos más o menos con lo que nos vamos a encontrar -explica- y ya no habrá que excavar con tanto cuidado como antes, cuando todavía no sabíamos cómo estaba estructurado el yacimiento y había que avanzar muy despacio para identificar bien los distintos niveles y para que no se perdiese ninguna posible información en lo que se refiere a la estratigrafía».

El trabajo, continúa el arqueólogo, será previsiblemente algo más lento durante los primeros días, mientras se abren las nuevas zonas de excavación, pero de ahí en adelante se espera progresar con una velocidad notablemente mayor que en las precedentes campañas. Al igual que en años anteriores, las próximas excavaciones de Cova Eirós se llevará a cabo durante el mes de agosto.