"El reciente paquete de sanciones adoptadas por el Congreso de EEUU está destinado a expulsar a Rusia de los mercados europeos de hidrocarburos y forzar a Europa a pasar el gas natural licuado más caro procedente de Estados Unidos", dijo el presidente ruso, Vladímir Putin, en la clausura de la 14ª sesión del Club Valdái.
gaseoducto
El líder ruso destacó que "algunos ni siquiera ocultan que usan pretextos y motivos políticos para promover sus propios intereses puramente comerciales".

¿Qué quiso decir el presidente y por qué las acciones de Washington son una reminiscencia de lo que sucedió en Europa hace 35 años? A esta pregunta intenta responder el periódico ruso Vzglyad.

Con las recientes sanciones en contra del sector energético ruso, Estados Unidos está amenazando no solo a Rusia, sino también a los europeos. Es posible que les prohíban el suministro de bienes, tecnologías o finanzas para cualquier proyecto de gasoducto con participación rusa. El paquete está especialmente dirigido contra el proyecto Nord Stream 2, que Gazprom realiza con cinco socios europeos.

No obstante, Europa empieza a darse cuenta de que la situación no le resulta demasiado beneficiosa: finalmente ha retirado de la operación del Tercer Paquete Energético de la UE el gasoducto Opal, a través del cual el gas ruso del Nord Stream llega a Europa Occidental, recuerda el artículo. Durante seis años, Gazprom no pudo cargar completamente el Nord Stream porque las reglas, introducidas con la bendición de EEUU, permitían usar solo la mitad de su capacidad.

Mientras tanto, el Tribunal de Apelaciones de Düsseldorf aprobó la decisión final sobre Opal eliminando todas las prohibiciones para ampliar el acceso de Gazprom a la tubería. Alemania ya no quiere complacer los intereses estadounidenses a expensas de su propia seguridad energética, destaca Vzglyad.

En la opinión del autor de la publicación, el conflicto en torno a Nord Stream-2 se asemeja claramente a los acontecimientos de hace 35 años, cuando en 1981 la URSS decidió construir el gasoducto Yamal-Europa hacia Alemania.

El entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, también se opuso a la tubería soviética, usando casi los mismos argumentos que se usan ahora y declarando el nuevo gasoducto un instrumento de la influencia soviética en Europa.

Sin embargo, bajo esta retórica no había nada más que el deseo de Reagan de evitar un contrato que fuera ventajoso para la URSS. Entonces, usando como excusa los acontecimientos militares en Polonia, Reagan impuso sanciones contra Moscú prohibiendo a terceros países vender a la URSS el equipo necesario para la construcción de la tubería.