Durante los últimos 6 años, Assange, un ciudadano australiano, ha estado encerrado en la embajada ecuatoriana de Londres después de que Ecuador le concediera asilo político en 2012. Su motivo para solicitar asilo fue evadir la extradición a Estados Unidos a través de Suecia, que se intentó llevar a cabo bajo acusaciones falsas de "violación, abuso sexual y coacción ilegal", mismas que finalmente se redujeron a "relaciones sexuales consentidas sin preservativo" antes de ser abandonadas completamente por el gobierno sueco. Los mensajes de texto de las mujeres en cuestión revelaron que "no querían presentar cargos contra Assange, pero que la policía estaba deseosa de ponerle las manos encima", y una de ellas escribió que "fue la policía la que inventó los cargos". La policía sueca nunca presentó cargos contra Assange, quien cooperó dedicadamente con la investigación en lo que fue posible.
Assange se había convertido en un objetivo político del gobierno de EE.UU. después de que Wikileaks publicara, en abril y julio de 2010, una serie de documentos que detallaban los crímenes de guerra de EE.UU. tanto en Irak como en Afganistán, exponiendo la psicopática "política exterior" de guerra expansionista del imperio estadounidense en busca de la hegemonía global. Es una verdad no oficial pero obvia que la investigación sueca fue motivada políticamente, en la cual la vengativa y amargada fiscal sueca Marianne Ny actuó como títere de los "intereses especiales" de EE.UU., extendiendo la investigación el mayor tiempo posible antes de que se viera obligada a descartarla.
Desde su origen, el examen de Wikileaks de los crímenes de los gobiernos ha sido profundo y de gran alcance. Algunos ejemplos de sus principales esfuerzos editoriales incluyen:
- "Asesinato Colateral" - evidencia en video de que los militares estadounidenses dispararon contra civiles (incluyendo periodistas) en Irak - un crimen de guerra.
- Los registros de la Guerra de Afganistán - más de 75.000 documentos que contienen informes de crímenes de guerra de la coalición en Afganistán desde 2001.
- Los registros de la Guerra de Irak - documentos que exponen la tortura y los asesinatos masivos cometidos por el ejército estadounidense en Irak.
- El escándalo "CableGate" - más de 3,3 millones de documentos diplomáticos estadounidenses que datan de 1966 a 2010.
- Los archivos de Guantánamo - documentos que detallan los abusos y la tortura en la instalación naval estadounidense de la Bahía de Guantánamo.
- Los archivos de Siria - más de 2 millones de correos electrónicos de 680 figuras políticas del gobierno sirio.
- Borradores de las negociaciones comerciales secretas de los tratados TTP, TTIP y TISA.
- Archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores saudí.
- Los "Líderes Mundiales que eran objetivo de la NSA" - evidencia de que la NSA está espiando a los principales líderes mundiales.
- Las filtraciones del Comité Nacional Demócrata (DNC) - casi 20.000 correos electrónicos que detallan el fraude y la corrupción masivos dentro del liderazgo del Partido Demócrata en Estados Unidos, que conspiró para amañar la nominación primaria demócrata en favor de Hillary Clinton en 2016.
- "Bóveda 7" - una exposición masiva de las actividades y competencias de ciberguerra y hackeo de la CIA.
- Los archivos de los espías rusos: más de 650.000 documentos sobre las actividades de inteligencia en Rusia bajo la presidencia de Putin.
El "asunto sueco" alcanzó su punto culminante con la decisión del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria en febrero de 2016, que concluyó en su informe sobre el caso que Assange había sido objeto de una detención arbitraria por parte de los gobiernos del Reino Unido y Suecia desde el 7 de diciembre de 2010, y que tenía "derecho a la libertad de circulación y a una indemnización". El gobierno del Reino Unido ignoró el fallo y, más tarde ese mismo año, comenzó la saga explosiva de las filtraciones del DNC y las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2016, en las que Assange y Wikileaks desempeñaron un papel fundamental para desenmascarar la patología de Hillary Clinton y proporcionar al pueblo estadounidense información vital que podría haber ayudado a entregar la presidencia a Trump.
Ya que Assange le hizo (indirectamente) un servicio extraordinario, se podría pensar que Trump le devolvería el favor, pero cuando Wikileaks publicó las revelaciones de la "Bóveda 7" en marzo de 2017 que detallaban una letanía de actividades ciberdelictivas por parte de ese nido de víboras, la CIA, Trump quedó atado de pies y manos. En respuesta, el nuevo director de la CIA, Mike Pompeo, renovó la yihad vengativa de su organización contra Wikileaks, lo designó como un "servicio de inteligencia hostil" y -en una asombrosa hazaña de doble discurso- afirmó que "ya no podemos permitir que Assange y sus colegas tengan la libertad de usar los valores de la libertad de expresión contra nosotros".
Si quieres que algo no se haga, consigue a un probado lacayo que lo estropee
Tras el fracaso de su táctica sueca, la "responsabilidad" de entregar a Assange a los Estados Unidos recayó en el gobierno británico, que ya había derrochado 11 millones de libras esterlinas de dinero de los contribuyentes con una presencia policial de 24 horas frente a la embajada ecuatoriana antes de que fuera ostensiblemente "retirada" en 2015 (o, lo más probable, sustituidos encubiertamente por el MI5). Mientras continuaban los procedimientos legales, Westminster afirmó que arrestaría a Assange si se le daba la oportunidad, ignorando deliberadamente el fallo de la ONU y a pesar de los llamados mundiales para que saliera a salvo de la embajada. En diciembre de 2017, a Assange se le concedió la ciudadanía ecuatoriana en un intento de romper el estancamiento y proporcionarle alguna forma de protección legal contra la extradición. Sin embargo, otras impugnaciones legales en nombre de Assange a la Fiscalía de la Corona fracasaron en febrero de 2018, mientras que la fiscalía mantuvo la orden de arresto, por violar las condiciones de su libertad bajo fianza cuando se refugió en la embajada ecuatoriana en 2012.
En marzo de 2017, el gobierno ecuatoriano, irritado por el apoyo vocal de Assange al movimiento de secesión de Cataluña el año anterior y bajo presión del gobierno de Estados Unidos, impuso duras restricciones a sus condiciones de vida, suspendiendo su acceso a Internet y limitando sus derechos de visita sólo a su equipo legal. Desde entonces, partidarios cercanos han informado que el gobierno ecuatoriano ha negado repetidamente el acceso a Assange, o ha retrasado a los visitantes con tecnicismos burocráticos. A finales de mayo,
los medios de comunicación especulaban de manera generalizada que el gobierno ecuatoriano estaba planeando desalojar a Assange de la embajada, en violación de sus obligaciones en virtud del derecho internacional; tal era la presión ejercida por los Estados Unidos.
A pesar de los informes, un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos obligó a Ecuador a proporcionar paso seguro desde la embajada a Assange, por lo que la situación se resolvió de nuevo, y el presidente ecuatoriano Lenin Moreno declaró unas semanas más tarde en una entrevista que "eventualmente" tendría que abandonar la embajada, aunque no se dio ninguna indicación de cómo podría hacerlo sin riesgo de ser arrestado.
Desde el cambio de gobierno en Ecuador en 2017, el gobierno de EE.UU. ha estado haciendo gestiones diplomáticas en un esfuerzo por devolver a la pequeña nación a la esfera de influencia del imperio, después de que las relaciones se volvieran cada vez más tensas durante la presidencia de Rafael Correa. Aunque es poco probable que la extradición de Assange sea el objetivo principal de los EE.UU. en este sentido, sí se está persiguiendo, según informes que indican que el estatus de Assange fue un tema significativo de discusión en la reunión del vicepresidente de los EE.UU., Mike Pence, con Moreno en junio de este año. Sin duda que Pence transmitió el mensaje de que si Ecuador cooperara con la extradición de Assange a los EE.UU., obtendría favores sustanciales.
El 1 de agosto de 2018, Assange fue llamado a testificar ante el Comité Selecto de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos sobre la "interferencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016" (también conocida como la "hamburguesa de nada").
Después de varios meses de condiciones de vida restringidas, el mensaje fue crudo pero claro: "coopera con nosotros en la narrativa anti-rusa, y haremos un trato por tu libertad". El hecho de que el equipo legal de Wikileaks declarara públicamente poco después que estaban considerando la oferta de ese grupo de mentirosos es un testimonio de cuánta presión sufren Assange y su equipo. También habla de la imparcialidad de Assange hacia Rusia (a pesar de que los medios de comunicación digan lo contrario).
También hace hincapié en que el Estado Profundo de EE.UU. consideró que la presión ejercida sobre Assange, por medio de canales de comunicación secundarios a través de Ecuador, era suficiente para que aceptara la oferta que Assange aceptó a condición de que fuera entrevistado en la embajada de Londres. El hecho de que la presión sobre Assange en los meses subsiguientes llegara al punto de un presunto intento de secuestro de la propia embajada no hace más que poner de manifiesto la actitud vengativa de quienes, en las sombras, buscan desesperadamente una solución a su "problema".
Las ilusiones siempre te traicionarán
Desde el mencionado intento de intrusión por parte de personas desconocidas (*cof, cof, MI5*), la situación en la embajada ha vuelto a convertirse en contraproducente para el imperio, ya que el movimiento de solidaridad pública #Unity4J se fortalece cada vez más. Ahora han aparecido "accidentalmente" acusaciones selladas de EE.UU. contra Julian, mismas que son totalmente ilegales según el derecho internacional, ya que acusan falsamente a un no ciudadano de EE.UU. de violar el derecho de EE.UU., lo que es un acto que transgrede múltiples artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la que EE.UU. es signatario e incluso ayudó a crear.
Este es un buen ejemplo del tipo de arrogancia nociva por la que el imperio de los Estados Unidos es bien conocido; las leyes de los Estados Unidos supuestamente reemplazan al derecho internacional, se aplican en todas partes, y ¡ay de todos los hombres y mujeres del resto del mundo que se burlen de ellas!
¿Y qué hay del país del que es ciudadano nativo -el país que es lugar de nacimiento tanto para mí como para Assange? ¿Qué ha hecho el gobierno australiano para rescatar a uno de los suyos de circunstancias que las Naciones Unidas han descrito como "detención arbitraria", y qué ha denunciado su benefactor, el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, como "tortura"?
Para usar una expresión coloquial australiana: "Ni una nada" ["Stuff all"], aunque en realidad es peor que "nada", como detalla John Pilger:
Hace siete años, en Sydney, me reuní con un destacado miembro liberal del Parlamento Federal, Malcolm Turnbull.A lo largo de la existencia de Wikileaks, los líderes políticos australianos han colaborado activamente en una conspiración para sacrificar a uno de sus propios ciudadanos en el altar de la sumisión al imperio del caos. John Pilger concluyó el artículo citado anteriormente con una súplica al entonces primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, para que trajera a casa a Julian Assange. Turnbull se ha ido como primer ministro, ¿pero qué hay de su sucesor? Scott Morrison se dejó ver como un verdadero idiota después de hacer un asqueroso comentario sobre la entrevista de la celebridad Pamela Anderson en 60 Minutos del Canal 9, en la que le pidió de todo corazón que trajera a casa a Julian Assange, una idea con la que la gran mayoría de los australianos están de acuerdo.
Quería pedirle que entregara una carta de Gareth Peirce, el abogado de Assange, al gobierno. Hablamos de su famosa victoria -en los años ochenta, cuando, siendo un joven abogado, había luchado contra los intentos del Gobierno británico de suprimir la libertad de expresión e impedir la publicación del libro Spycatcher -a su manera, un WikiLeaks de la época, ya que revelaba los crímenes del poder estatal.
La primera ministra de Australia era entonces Julia Gillard, una política del Partido Laborista que había declarado a WikiLeaks "ilegal" y quería cancelar el pasaporte de Assange; hasta que se le dijo que no podía hacerlo: que Assange no había cometido ningún crimen: que WikiLeaks era una editorial, cuyo trabajo estaba protegido por el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la que Australia era uno de los signatarios originales.
Al abandonar a Assange, un ciudadano australiano, y coludir en su persecución, el comportamiento escandaloso de la Primera Ministra Gillard forzó la cuestión de su reconocimiento, en virtud del derecho internacional, como refugiado político cuya vida estaba en peligro. Ecuador invocó la Convención de 1951 y concedió refugio a Assange en su embajada en Londres.
Gillard ha estado apareciendo recientemente en un evento con Hillary Clinton; se les considera como pioneras feministas.
Si hay algo por lo cual recordar a Gillard, es un discurso belicista, adulador y vergonzoso que pronunció ante el Congreso de los Estados Unidos poco después de exigir la cancelación ilegal del pasaporte de Julian.
Después del programa, 60 Minutos sondeó las opiniones de los australianos en línea. Miles de personas respondieron, en su inmensa mayoría (el 92% de más de 7.000), a favor de traer a Assange a casa.
Aquí hay una pista para Scott Morrison: Hay veces en que un poco de "humor de tíos" es aceptable. Si se trata de la respuesta a una petición humanitaria para que el gobierno australiano ayude a uno de sus ciudadanos inocentes a escapar de la tortura en el extranjero después de 6 años de detención arbitraria, entonces NO es una de esas veces.
La pequeña "broma" de Morrison estuvo, por supuesto, en consonancia con el comportamiento de un odioso sociópata, bajo cuyo mandato como Ministro de Inmigración cientos de familias de refugiados fueron detenidas arbitrariamente en los "campos de disuasión" del gobierno australiano, en la isla de Manus y en Nauru.
Así que, sin la ayuda de ninguno de sus "hogares" y atrincherado en un edificio con su gato, rodeado por todos lados por criaturas histéricas, desesperadas por apoderarse de él, porque piensan que de alguna manera cambiará el curso de su eventual caída, ¿qué opciones tiene Assange en este momento? Dos, para ser precisos, y ninguna es atractiva. Podría salir de la embajada ecuatoriana para ser arrestado, extraditado, torturado y potencialmente sentenciado a muerte en los Estados Unidos, o soportar "tortura hasta la muerte" en una pequeña habitación, lejos de su casa, y asegurar su legado como el mártir de mayor perfil por la libertad en la historia reciente.
Aunque Ecuador ha silenciado efectivamente a Assange para que no hable, su presencia en la embajada sigue enseñando al mundo una valiosa lección, mostrándonos a todos que los medios de comunicación occidentales no son más que apéndices del gobierno y que, para ellos, servir a los intereses del excepcionalismo siempre estará por encima de los intereses de la gente común de este mundo.
El actual gobierno de Ecuador subestima la fortaleza moral y el poder espiritual de Assange. Se trata de un hombre que se enfrentó a Hillary Clinton -una de las criaturas más malvadas de este planeta, mientras se encontraba en condiciones de confinamiento virtualmente similares a las de una cárcel- y ganó. Si piensan que se va a "quebrar" psicológicamente, están equivocados, aunque es posible que lo haga físicamente- dejándolos con la terriblemente dolorosa consecuencia política de tener a un periodista y editor muerto en su embajada de Londres, a la cual había acudido para refugiarse de la persecución. ¿Y quién sabe qué secretos podría revelar el fundador de Wikileaks desde "más allá de la tumba"?
Una cosa es cierta: Julian Assange necesita nuestra ayuda AHORA. Cualquier periodista que no lo defienda en este momento puede ser considerado un adulador cobarde e indigno de su vocación. Si usted no puede ayudar a presionar directamente al gobierno ecuatoriano, apoye a quienes están ayudando a Julian. El movimiento #Unity4J está cobrando impulso a medida que los periodistas independientes y los medios de comunicación de todo el mundo se dan cuenta de que lo que está en juego no son sólo los derechos de un hombre, sino los principios de la libertad de prensa y el derecho fundamental del público a saber lo que sus líderes están haciendo "en su nombre".
#FreeAssange #FreeJulian #Unity4J
Comentarios del Lector
a nuestro Boletín