El fallecido profesor chileno Luis Vitale, en su excelente ensayo Historia de nuestra América. Los pueblos originarios (1991), escribió sobre los pueblos recolectores-pescadores-cazadores y la integración del hombre a la naturaleza durante el Paleolítico o "periodo recolector". Vitale advierte que no pretende idealizar a los pueblos recolectores, pero destaca la manera como los primeros humanos respetaron el equilibrio ecológico, en dramático contraste con etapas posteriores en la historia de la especie humana. Aquí citamos algunos breves párrafos del mencionado libro.

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Nos dice Vitale sobre el Paleolítico o "periodo recolector" (extraido de Vitale, Luis (1991). "Historia de nuestra América. Los pueblos originarios." Centro de Estudios Latinoamericanos, Santiago de Chile: Ediciones CELA. ISBN 9567172012):
«Esta era - que constituye más del 99% de la historia de la humanidad - está caracterizada por la integración a la Naturaleza de los pueblos recolectores, pescadores y cazadores. Estos primeros hombres se adaptaron al medio, sin afectar la autorregulación del ecosistema. No destruían masivamente las selvas ni las plantas. No exterminaban las especies animales sino que consumían las que eran imprescindibles para su subsistencia. Su dieta se hacía a base de lo que proporcionaba el medio natural. Fueron capaces de generar una tecnología, no debidamente evaluada por los científicos modernos. Tenían otros valores y otra etología con respecto a la Naturaleza.

»No es nuestra intención idealizar a los pueblos recolectores ni presentar una imagen de plena armonía entre estos hombres y la naturaleza. Sólo queremos señalar que en esta fase de la historia, el hombre alcanzó una mejor integración al ecosistema que en etapas posteriores. Un articulista de The Ecologist saca una conclusión interesante sobre este período recolector: "Si las sociedades humanas durante el 99,75% de su existencia en este planeta se comportaron como parte integral de nuestra ecosfera (antes de la invención de la agricultura hace 10.000 años y de la industria hace más de 150 años) no es razonable suponer que tal comportamiento no está sujeto a leyes".
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Relación con la naturaleza
«Los pueblos recolectores, pescadores y cazadores no clareaban selvas aún, no contaminaban el agua, no talaban ni quemaban masivamente plantas. Su existencia estaba integrada al ecosistema, adaptándose a su proceso natural. No afectaban la biomasa vegetal. La caza no conducía al exterminio de las especies. La recolección de frutos y vegetales no provocaba desequilibrios ecológicos.

»Estos pueblos consumían mucho menos de lo que podían obtener de la naturaleza. Según un articulista de The Ecologist, en las sociedades cazadoras sobrevivientes, tales como los Bushmen de los Kalahari, uno puede presumir que probablemente consumían menos de un tercio de los recursos de comida obtenibles (...) La supervivencia de tales sociedades fue compatible con la de sus ecosistemas clímax, al que contribuían cumpliendo con ellos sus variadas funciones ecológicas. Tómese el caso de los indios Plains en Norteamérica, quienes subsistían de vastas variedades de bisontes. Ellos, en total, no atacaban al rebaño principal, lo que hubiera sido una empresa peligrosa, sino que más bien mataban los extraviados, viejos y débiles, ejerciendo más bien controles cuantitativos y cualitativos sobre estos animales".

»Si en algún caso la recolección de frutos y la caza llegaban a afectar el balance ecosistémico, el daño era pronto reparable por cuanto estos pueblos, que eran nómades, abandonaban el lugar, facilitando el proceso de autorregulación del ecosistema. Los recolectores no expoliaban a la Naturaleza almacenando grandes reservas de alimentos, como otras culturas posteriores. No se trata de idealizar el comportamiento de los pueblos recolectores, pescadores y cazadores. El hombre siempre ha sido un factor alterador de la naturaleza, pero el análisis histórico muestra que en la fase de los pueblos recolectores no se registraron acciones humanas que desencadenaran alteraciones ecológicas irreparables.

»Se ha divulgado el concepto de que el hombre cazador y recolector era agresivo, argumentándose que la escasez de alimentos estimulaba este tipo de comportamiento. Lo más probable es que estos pueblos no pasaran hambrunas. Los escasos habitantes que había en aquella época disponían de una naturaleza que entregaba los frutos, plantas y animales en cantidad suficiente.

»La caza, según Fromm, no condujo a la destructividad ni a la crueldad. Las pinturas rupestres no representan ningún combate entre hombres, Fromm distingue entre la agresión benigna - en que el hombre, como animal, se defiende del peligro - y la agresión maligna en que el hombre mata y tortura. Los animales raramente matan a otras especies, salvo para defenderse o alimentarse. Inclusive, los primates son poco agresivos, excepto cuando se les encierra en los zoológicos, o cuando alguien invade su territorialidad. El hombre civilizado del mundo contemporáneo es una de las pocas especies que mata y tortura como un fin en sí mismo. (Erich Fromm: Anatomía de la destructividad humana)

»Varios autores consideran que el consumo energético interno, es decir, nutricional, era de 2.000 Kcal. por día. Su consumo energético externo era de sólo 1.000 a 2.000 Kcal., principalmente fuego para cocinar, calentarse, etc., cifra que resulta microscópica comparada con las 150.000 o 200.000 Kcal. diarias que utiliza en energía exosomática el hombre de las países altamente industrializados. »
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La vida cotidiana
«Con las necesidades de la caza y de la pesca surgió una forma de cooperación, tanto en la recolección como en la distribución de alimentos. Los incentivos para trabajar no eran para obtener ganancias materiales o económicas, como en la sociedad actual. El hombre no buscaba "salvaguardar su interés individual en la adquisición de posesiones materiales, sino más bien en obtener la buena voluntad social".

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»En aquella época, no existía la esclavitud ni guerras permanentes de conquista. No había mucho que conquistar saqueando una comunidad de pueblos recolectores. Fromm sostiene que "cuanto mayor es el equilibrio entre grupos y entre el grupo y su medio físico menor es la belicosidad".

»En los actuales pueblos recolectores que superviven se observa una gran generosidad; dan lo que tienen y repudian la tacañería. Sólo existen restricciones en cuanto a los árboles frutales. En todo caso, si una familia obtiene más fruta se la distribuye a otra. No había jefes permanentes ni Estado. Dirigía el más sabio y viejo, lo que demuestra - dice Fromm - que el ser humano no estaba preparado genéticamente para la psicología de la dominación.