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© J. Vicente ÁlavarezEl antropomorfo más conocido y estudiado de los encontrados en este macizo berciano
Todos nosotros podemos nombrar ejemplos famosos del arte leonés de época medieval (como la Catedral o San Isidoro) pero ¿seríamos capaces de nombrar algún resto de la Prehistoria en nuestras tierras? Probablemente la mayoría responderíamos que no. Y es curioso, porque existen pinturas de gran interés como las de Librán, San Pedro Mallo (ambas cerca de Toreno) o las de Rocebros en Castrocontrigo. Todas ellas son, pese a su innegable valor, poco conocidas fuera de nuestras fronteras. Quizá, la razón de este anonimato sea que nos falta una 'Altamira', una 'Capilla Sixtina' del arte paleolítico. Pero, si existiera un aspirante a ese título en nuestra provincia, esas serían las pinturas de Sésamo (El Bierzo).

Están situadas en el espectacular promontorio conocido como Peña Piñera, muy cerca de Vega de Espinareda, enfrente del pueblo que las da nombre, Sésamo. Desde ese acantilado rocoso se nos ofrecen unas majestuosas vistas. El lugar es impresionante por sí mismo y vale la pena visitarlo. Para saber más de los atractivos de la zona se debe visitar la imprescindible página-web de José Antonio Librán, estudioso de temas bercianos y apasionado de la Historia.

Las pinturas fueron descubiertas por la profesora Servilia Aláez Urbón y por César Rodríguez, vecino de Sésamo. La Universidad de León envió a dos de sus mejores arqueólogos, José Avelino Gutiérrez y José Luis Avello para investigar su antigüedad y relevancia. La obra que publicaron resolvió el misterio de su origen y significado.

Pinturas del Neolítico

¿Qué son y qué significan esas imágenes? Son pinturas esquemáticas, hechas en el Neolítico, posiblemente en la época del Bronce inicial o Medio. Es decir, tienen aproximadamente unos 3000 años de antigüedad. Aparecen en ellas muchas figuras humanas (72), algunas en posición de rezar, otras de bailar, algunas adornadas con penachos en la cabeza y otras sin cabeza. Las personas más importantes son representadas con mayor tamaño o con la cabeza más grande. También hay escenas de pastores con sus rebaños, perros y tal vez, un poblado. La presencia de humanos en gran cantidad convierte en singulares a estas pinturas leonesas.

Gracias a esas pinturas sabemos cómo vivían las personas que las hicieron. Debían vivir en una sociedad ganadera. Posiblemente también con actividad minera, ya que El Bierzo vivió en esa época un auge demográfico provocado por la abundancia de metales. Eran una sociedad tribal, en la que los jefes tenían muchos privilegios. Eran, así mismo, una sociedad religiosa que adoraba a los astros, fuentes de vida y símbolos del paso de las estaciones. Seguramente eran también belicosos, ya que debían proteger sus minas y sus zonas de pastos de la codicia de otros.

Quiero destacar que, al visitar las pinturas, observé a una hendidura artificial en la piedra. Se parece mucho a las 'cazoletas' que se descubrieron recientemente en la zona de la Maragatería. Sería conveniente estudiar si hay más y si son antiguas, y en ese caso: ¿podría haber alguna relación entre los petroglifos maragatos del neolítico y los símbolos que aparecen en las pinturas de Sésamo? Dejo esta cuestión para los expertos arqueólogos que hay en nuestra provincia.

Sin protección

Por último, hay que señalar que las pinturas se encuentran sin ningún tipo de protección ante los ataques del tiempo o de los desaprensivos. Tampoco hay un centro de interpretación que se encargue de su cuidado y promoción. Sería una pena que esta joya berciana se perdiera. Las instituciones leonesas podrían enorgullecerse de poseer otro tesoro más con el que atraer a visitantes de fuera de nuestra provincia.

Para conocer más de este lugar es son muy recomendables los estudios de Avello y Gutiérrez e, incluso, la página web www.vegadeespinareda.com.