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El arqueólogo municipal, Manuel Romero, ha señalado, que el hallazgo no ha sido "ni mucho menos casual, puesto que en el propio PGOU aparece este yacimiento con el número 212 y con el topónimo de 'Camino del Cañuelo'".

Dos tumbas fechadas en el siglo IV d.C. han aparecido junto a la carretera de Córdoba, en la proximidades del casco urbano de Antequera, y a pocos metros de donde se proyecta la construcción de la futura estación AVE de Antequera.

El arqueólogo municipal, Manuel Romero, ha señalado, a través de un comunicado, que el hallazgo no ha sido "ni mucho menos casual, puesto que en el propio PGOU aparece este yacimiento con el número 212 y con el topónimo de 'Camino del Cañuelo'".

La cautela de protección que el servicio arqueológico del Ayuntamiento de Antequera asignó a este yacimiento es de tipo 3, lo que se traduce en que cualquier operación que lleve aparejado movimiento de terrenos debe ser objeto de una actividad que el reglamento de Actividades Arqueológicas denomina como "control de movimiento de terrenos por parte de un técnico-arqueólogo".

La superficie que se protege mediante esta figura es de unos 160.000 metros cuadrados. Este tipo de protección se aplica a determinados yacimientos donde se sospecha que pueden existir estructuras o depósitos arqueológicos, pero no se tiene la total seguridad, han informado desde el Consistorio antequerano en un comunicado.

Durante el control o vigilancia de las obras el arqueólogo advirtió de la presencia de estos enterramientos, que ya han sido objeto de un registro arqueológico completo. En concreto son dos enterramientos realizados en sendas fosas excavadas en el terreno, revestidas de un bastidor de ladrillos y con cubierta de lajas de arenisca. Presentan saqueo antiguo y una cronología que oscila entre finales del siglo III d.C y el siglo IV d.C., han puntualizado desde el Consistorio.

Las necrópolis romanas en tierras de Antequera son conocidas y han sido recientemente publicadas (2007) en la revista de arqueología de la Diputación de Málaga Mainake. Los autores de esta publicación son Luis Efrén Fernández y el arqueólogo municipal de Antequera, Manuel Romero. En este estudio se pone de relieve la localización de las necrópolis junto a las principales vías de comunicación en la antigüedad, y casi siempre relacionadas con los habitantes de la grandes villas que se localizaban normalmente en las inmediaciones de vías de comunicación.

La cercanía a la villa romana de la Estación parece indicar que estos enterramientos formarían parte de la necrópolis de la villa, en concreto su tipología se corresponde con tumbas modestas, personal al servicio de la villa. Precisamente en otro sector, que está fuera del ámbito de las obras AVE, apareció en los años 60 un ara funeraria -pequeño altar dedicado a los dioses funerarios- con el nombre de la difunta Licinia Logas y que hoy día se encuentra en una colección privada en Sevilla.

Esta investigación, llevada a cabo durante la excavación de la villa en los años 90, aclaraba el nombre de uno los propietarios de la villa romana de la Estación: Licinia Logas, que murió joven, a los 35 años y de su marido Cayo Licinio Agrión, a quien su hijo -Cayo Licinio Agripino- dedicó una estatua en una zona privilegiada de la villa. El epígrafe -inscripción- con esta dedicación se encuentra en el Museo de la Ciudad de Antequera.