
Tras permanecer almacenado en la Universidad de Witwatersrand durante casi cuatro décadas, las nuevas investigaciones arqueológicas de 2022 llevaron a los científicos a reexaminar el fémur y su contenido. Un equipo de la Universidad de Johannesburgo, dirigido por el profesor asociado Justin Bradfield, especializado en materiales orgánicos, llevó a cabo un análisis detallado de la matriz química que rodeaba las puntas de flecha.
La investigación reveló una compleja receta que combinaba al menos dos ingredientes vegetales tóxicos, entre ellos glucósidos cardíacos conocidos por alterar la función del corazón. En concreto, se identificaron la digitoxina y la estrofantidina, junto con el ácido ricinoleico, un subproducto de la lectina tóxica ricina. La presencia de estos compuestos sugiere que los pueblos antiguos eran expertos en mezclar diversas toxinas vegetales para crear venenos de caza eficaces.
Curiosamente, ninguna de las especies vegetales que contienen estas toxinas es autóctona de la zona de la cueva Kruger, lo que indica que los ingredientes pueden haber sido obtenidos de lugares distantes o a través de redes comerciales establecidas. Este hallazgo cuestiona las suposiciones previas sobre el movimiento de plantas no domésticas en el sur de África durante este periodo.
Hallazgos recientes han revelado que el transporte a larga distancia de plantas no domésticas en África puede haberse producido mucho antes de lo que se pensaba. Aunque los investigadores saben desde hace tiempo que el transporte de conchas marinas como adornos y moneda era habitual en todo el continente mucho antes de hace 7.000 años, el traslado de plantas no autóctonas en una fecha tan temprana fue inesperado.

El estudio también pone de relieve la importancia de los conocimientos farmacológicos tradicionales entre las poblaciones antiguas, así como el potencial de la arqueobotánica y la química orgánica para mejorar nuestra comprensión de las prácticas históricas. La capacidad de crear complejas recetas de venenos, adhesivos y medicamentos refleja las avanzadas capacidades cognitivas de sus artífices.
Este descubrimiento se suma al creciente conjunto de pruebas sobre el uso de venenos en la tecnología de la caza, que se ha documentado en diversas culturas de todo el mundo. Los hallazgos de la cueva Kruger arrojan luz sobre las antiguas prácticas de caza, al tiempo que demuestran la avanzada comprensión de la utilización de los recursos naturales por parte de las primeras sociedades humanas.
Referencia: iScience
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