¿Son todos los idiomas igual de complejos?
La Torre de Babel, pintura al óleo sobre lienzo de Pieter Brueghel el Viejo.
La Torre de Babel, pintura al óleo sobre lienzo de Pieter Brueghel el Viejo.
Si tuvieras que adivinarlo, ¿dirías que todos los idiomas del mundo son igualmente complejos?

La mayoría de la gente responde a esta pregunta con un «no» rotundo. Quizá lo hacen sin los mejores argumentos, como cuando piensan que en algún lugar del mundo existen idiomas primitivos al nivel de «Yo Tarzán, tú Jane» (no los hay). O tal vez porque piensan que algunos idiomas son más fáciles de aprender que otros, basándose en lo similares que son a su lengua materna (tampoco es una valoración objetiva). No obstante, tendrían razón. Y, al contrario, la mayoría de los lingüistas dirían que la respuesta es «sí». ¡Y estarían equivocados!

Desde hace décadas, el consenso entre los lingüistas es que todos los idiomas son igualmente complejos. Es decir, que lo que es menos complejo en un idioma (por ejemplo, su sistema de sonidos), está destinado a «compensar» en complejidad en otra área (como la sintaxis o la morfología). Por ejemplo, un idioma con solo 10 sonidos puede tener una forma muy compleja de formar palabras. Por lo tanto, todos los idiomas mantienen aproximadamente la misma complejidad. Esta idea se deriva principalmente de lo que al inicio fue una suposición, y nunca se afirmó como un hecho:
[...] Desde un punto de vista impresionista, parecería que la complejidad gramatical total de cualquier idioma, contando tanto la morfología como la sintaxis, es aproximadamente la misma que la de cualquier otro. Esto no es sorprendente, ya que todos los idiomas tienen tareas de complejidad similar que hacer, y lo que no se hace morfológicamente tiene que hacerse sintácticamente. La lengua Fox, con una morfología más compleja que la del inglés, debería tener una sintaxis algo más simple; y este es el caso.1
Puedes encontrar la cita anterior en muchos manuales generales de lingüística, dándola por sentada. Incluso las escuelas de pensamiento opuestas (como las que creen que el lenguaje es principalmente innato y las que creen que es principalmente adquirido) tienen un punto en común: ninguna de ellas discute que la complejidad general es aproximadamente igual en todos los idiomas.

Incluso cuando finalmente se cuestiona la complejidad dentro de los sistemas lingüísticos, toma cualquier curso introductorio al azar sobre lingüística y es probable que leas algo como:
«La gente piensa de la misma manera, independientemente del sistema gramatical que utilice».2
Es decir, aunque admitamos que algunos idiomas son más sencillos que otros, por favor, no vayamos a imaginar que algunas personas son más «simples» que otras, o que su idioma limita de alguna manera lo que piensan. Esto es muy bienvenido en la era de la «diversidad» y la corrección política. Pero, paso a paso, espero demostrar que, tanto si miramos el problema desde el punto de vista de la estructura del lenguaje, o del pensamiento, no es tan sencillo.

Estructura del lenguaje

El problema de suponer que la estructura del lenguaje es igualmente compleja es que incluso un lego puede descubrir fácilmente que esto no es cierto. Tomemos el alemán, por ejemplo: se sabe que su gramática es más compleja que la del inglés, con casos, declinaciones, etc. Pero en ningún otro lugar del idioma se encuentra algo más simple que en el inglés. No "compensa" con simplicidad en ninguna otra área. Si la teoría fuera cierta, la morfología alemana (es decir, la formación de palabras) sería más simple que en el inglés, por ejemplo, pero no es así. El sistema de sonidos del alemán tampoco es más simple.

Lo contrario también es cierto con otros idiomas, como el famoso caso del idioma indonesio (y más concretamente del indonesio de Riau), que se sabe que es más sencillo en casi todos los aspectos. Tiene un número reducido de sonidos, una gramática muy simple, una morfología muy simple, etc.

Lenguaje y pensamiento


¿Qué hay de la idea de que, independientemente de la gramática, la gente sigue pensando lo mismo, como se afirma en la cita anterior? Una vez más, aunque nunca hayas estudiado ningún idioma extranjero, puedes ver que no es así. Una tribu en medio de Papúa Nueva Guinea no tiene por qué pensar en las complejidades que implica construir un rascacielos. No tienen un uso inmediato para ello. Y un neoyorquino casi nunca piensa en cómo cazar en medio del bosque, porque no está dentro de sus experiencias inmediatas. Eso no significa que no sean capaces de hacerlo, como veremos más adelante, pero sí significa que algunas personas realmente tienen pensamientos más simples que otras, o al menos, tienen pensamientos habituales y formas de razonar muy diferentes. Y algunos hábitos pueden llegar a estar tan arraigados que anulan otros casi con total seguridad. «Si no lo usas, lo pierdes», como dice el refrán. Esto no tiene por qué estar ligado a ningún juicio moral o discriminación, a diferencia de lo que pretenden muchos «expertos» que intentan cerrar este debate.

Prejuicios y discriminación en el pasado imperial

Si tenemos en cuenta el contexto histórico, se podría decir que las opiniones actuales son más saludables. En la Europa colonial, en la época de Darwin, los aborígenes eran considerados subhumanos, los antepasados biológicos de las poblaciones europeas y más cercanos a los primates. Por lo tanto, sus lenguas se consideraban «primitivas», sin refinar, capaces solo de transmitir las ideas más básicas con estructuras muy rudimentarias.
El estanque de la «Aldea senegalesa»
El estanque de la « Aldea senegalesa », Exposición Universal de Lieja (Bélgica), postal, heliotipo, 1905.
Creo que todos estamos de acuerdo en que eso fue prejuicioso, racista, y que venía alimentado por la idea de que los europeos eran una «raza superior».
Australian Aboriginals
Aborígenes australianos capturados en Australia y llevados de gira por Europa y América en el circo PT Barnum & Bailey, para sus espectáculos de « curiosidades humanas », donde eran retratados como feroces salvajes y caníbales (dominio público).
Pero, una vez que los lingüistas empezaron a estudiar realmente estas «lenguas primitivas» en los territorios conquistados, descubrieron que en realidad contenían un alto grado de complejidad. Al menos, algunas de ellas...

Descriptivismo

Edward Sapir (1910)
Edward Sapir (1910)
Gracias a investigadores como Edward Sapir, Franz Boas y otros que se tomaron la molestia de estudiar esas poblaciones y lenguas (principalmente de América), finalmente se reconoció que esas lenguas no eran tan primitivas después de todo. Muchas de ellas muestran una complejidad extrema en su morfología (la forma en que se forman las palabras), sus sonidos o su riqueza de vocabulario.

Estos lingüistas tenían una mentalidad más abierta que la actual y aún admitían diferentes grados de complejidad. Sapir, por ejemplo, vio que todas las lenguas no eran igualmente complejas. Simplemente no creía que hubiera una correlación entre la complejidad del lenguaje y el nivel de civilización. (Es decir, algunos pueblos primitivos podían tener lenguas muy complejas, y viceversa).

Como era habitual en aquella época, no tenían ningún reparo en describir a las culturas primitivas como carentes de expresiones para ideas abstractas, debido a que se centraban principalmente en cosas concretas, en su vida cotidiana. Sin embargo, a menudo postulaban que eran perfectamente capaces de cambiar su lenguaje siempre y cuando la cultura comenzara a requerir algo más que centrarse en lo tangible aquí y ahora.

En mi opinión, aunque a estas teorías les faltaban algunas piezas del rompecabezas, eran mucho más precisas que lo que vino después:

Lingüística generativa


Noam Chomsky
Noam Chomsky
En los años sesenta, llegó la llamada Revolución Lingüística, bajo la dirección de Noam Chomsky. Su teoría y dogma científico es tema para otro artículo, pero en cuanto a complejidad, resolvió un problema (o más bien, lo escondió debajo de la alfombra). Hasta ese momento, una de las preguntas era si la estructura de un idioma reflejaba el nivel cultural de su sociedad. La lingüística generativa postulaba que la estructura del lenguaje estaba totalmente separada de la cultura humana. Para los generativistas, la capacidad lingüística es un «módulo mental», una parte de la biología (no de la cultura), el producto de una mutación GIGANTE de hace unos 150.000 años. Está en los genes (que hasta la fecha, nunca se han encontrado), y está totalmente determinado por la biología humana. La famosa y recurrente analogía de Chomsky es la de un extraterrestre observando todos nuestros lenguajes humanos. Para el marciano, dice Chomsky, todos los idiomas parecerían uno y lo mismo a un nivel más profundo, y sus diferencias se verían como meramente superficiales. Dicho de otra manera, todos los idiomas son iguales en su estructura interna (I-Lengua), y las diferencias son solo como el maquillaje en un rostro, la forma en que la estructura más profunda se exterioriza en cada idioma específico (E-lengua).

Pero, ¿son tan triviales las diferencias visibles entre los idiomas? Bueno, ¡eso es fácil de resolver para los generativistas! Se originan en un conjunto de «parámetros» predeterminados, que cada idioma elige y que le da una apariencia externa diferente. Por ejemplo, en inglés el adjetivo va antes del sustantivo («a beautiful tree»), mientras que en español es al revés («un árbol hermoso»). Pero esos son meros detalles para los generativistas.Ven todos los idiomas como igualmente complejos en su estructura más profunda. El pensamiento asociado con estas frases es, supuestamente, el mismo.

Hay tantas cosas erróneas en lo anterior que lo dejaré para un artículo futuro. Por ahora, digamos que esta corriente en lingüística se hizo tan predominante que, a excepción de las escuelas de pensamiento «marginales», la idea de que todos los idiomas son igualmente complejos ha sobrevivido hasta la fecha.

¿Pagar reparaciones?

Podríamos dejarlo así, decir que todos los idiomas son iguales, «pagar reparaciones» por los prejuicios del pasado y vivir felices para siempre. Si no fuera por el hecho de que ese camino es bastante poco científico y, contrariamente a las afirmaciones de sus defensores morales, no hace justicia a la diversidad real. Tanto los ateos como los investigadores creyentes que defienden el dogma de que «todos los idiomas son igual de complejos» están metiendo a todo el mundo en el mismo saco. Como consecuencia, perdemos la perspectiva y el respeto por las diferencias y la variedad reales entre los seres humanos y sus respectivos idiomas.

Si este artículo te ha hecho sentir más inteligente que la mayoría de los lingüistas, déjame recordarte que SÍ hay algunos realmente inteligentes3. Pero, por desgracia, la mayoría de los demás no se diferencian de otros «expertos» del mundo académico, por muy inteligentes y cultos que parezcan: también han sido víctimas del lavado de cerebro de la corrección política, el materialismo y las «verdades» que se dan por sentadas y que no han sido cuestionadas desde su origen.

Continuará...

Notas

1 Hockett C.F., Curso de lingüística moderna, Nueva York, Macmillan, 1958, pág.180.

2 Jackendoff, R. & Wittenberg, E., "What you can say without Syntax" [Lo que puedes decir sin sintaxis], en Measuring Grammatical Complexity, eds. Newmeyer & Preston, Oxford University Press, 2014, pág. 66.

3 Uno de ellos, Geoffrey Sampson, inspiró este artículo. Véase, por ejemplo: "A Linguisitc Axiom Challenged" [Un axioma lingüístico desafiado], en Language Complexity as an Evolving Variable, Oxford Univ. Press, Nueva York, 2009.