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Las mujeres jóvenes de Corea del Norte son vendidas como novias a agricultores chinos de las aldeas fronterizas, mientras que las de más edad trabajan en restaurantes o en salones de karaoke. Esto hace que crucen cada vez más hacia las norteñas ciudades fronterizas de China, donde superan en número a los hombres.
"Las mujeres representan alrededor de 70 por ciento de unos 200.000 norcoreanos que huyeron de su país a China en los últimos años", dijo a
IPS Kim Tae Jin, un desertor de Corea del Norte que lidera una organización no gubernamental para proteger los derechos humanos de sus compatriotas.
Los hombres norcoreanos se ven menos tentados a cruzar la frontera porque, con pocas conexiones locales en China, es fácil que los guardias de seguridad los ubiquen, los arresten y los envíen de regreso a su país, explicó Kim.
"Además, los hombres norcoreanos prácticamente no pueden competir con los chinos por los pocos empleos disponibles", agregó.
"Estimamos que alrededor de 80 por ciento de las mujeres norcoreanas que huyeron de Corea del Norte son vendidas como novias a hombres chinos", dijo Kim."Una vez en China, el temor a que las envíen de regreso a su país se apodera de ellas, lo que las vuelve silenciosas y obedientes, sin importar los abusos que tengan que soportar", señaló.
Algunas ex novias se las arreglaron para llegar a Corea del Sur. "Mi esposo chino me recordaba a menudo cuánto había pagado por mí. Me sentía de su propiedad", relató una mujer norcoreana. El precio que se paga por cada muchacha norcoreana de alrededor de 15 años oscila entre 463 y 1.500 dólares, dependiendo de su estado físico.
"Cuando visito las aldeas fronterizas del norte de China, a menudo veo un grupo de adolescentes norcoreanas convertidas en las novias de hombres chinos", dijo Kim. "Se congregan en torno al pozo de una aldea, conversando y riendo. Muchas de estas novias deben quedarse allí por temor a que los guardias norcoreanos las capturen para enviarlas de regreso a su país", añadió.
En vista de la dura realidad que viven en China, algunas mujeres incluso consideran volver. "Cuando llegué a China pasé vergüenza, temor y humillación. Hasta perdí mi casa en mi país natal. Aunque allí pasaba hambre, por lo menos era ciudadana. En China tenía que ser invisible y muda", dijo Yoh Su-Wa, una mujer que huyó de Corea del Norte y llegó a Corea del Sur luego de cuatro años en China.