Los residentes en el campo de refugiados más grande de Francia, cerca de la ciudad portuaria de Calais, junto al canal de la Mancha, tienen que luchar contra el hambre, la suciedad y las enfermedades presentes en el poblado de tiendas de campaña mientras se afanan en la construcción de tejados más sólidos para el invierno.
© EFEEl campo de refugiados de Calais tiene aproximadamente 6 mil residentes.
Muchos de sus aproximadamente
6 mil residentes pasan horas esperando en filas para poder tomar una ducha de seis minutos y una comida diaria en el centro financiado por el gobierno en el asentamiento. En otras partes, los migrantes se meten en el barro para recoger agua fría directamente del grifo y queman ramas de árboles para cocinar y calentar agua, lo que deja un humo acre en la zona.
En docenas de tiendas con marcos de madera y restaurantes, en su mayoría afganos, los estantes se llenan con alimentos comprados en supermercados de Calais. El aroma a cardamomo y anís, a comino y jengibre sale de las tiendas cubiertas con lonas publicitarias que anuncian la venta de pollo. Generadores de gasóleo y bombonas de gas mantienen las luces encendidas y el curry caliente.
Cada día se construyen más mientras trabajadores humanitarios y migrantes trabajan juntos, martillos y sierras en manos, construyendo tejados más sólidos, con lonas y aislamiento, sobre las tiendas.
Comentario: Al leer este artículo les invitamos a pensar en dos cosas:
1. Si bien el esfuerzo de los trabajadores humanitarios de organizaciones como Médicos Sin Fronteras merece ser agradecido, ya que, tienen las intenciones de mejorar (y en parte lo logran) las condiciones de vida de estas personas,
"la atención a la salud, la alimentación, el agua, la vivienda, la educación, el cuidado de los hijos y el empleo, todas ellas son necesidades básicas de la vida humana. Debe ser un derecho, no un regalo o un proyecto financiado por una ONG.", en palabras de Stephanie McMillan y Vincent Kelley.
2. Los responsables del desplazamiento de gran parte de los refugiados de Calais y el mundo
son los gobiernos (como el de Estados Unidos y sus aliados) que
crean guerras en sus países de origen y devastan su estructura social y económica. De no ser por esas guerras completamente evitables (ya que ni siquiera eran necesarias en un principio), estas personas probablemente estarían viviendo en condiciones que quizás no serían excelentes, pero sí mejores.
Teniendo en cuenta esos dos puntos, podemos decir que los gobiernos que provocaron la crisis de refugiados, son quienes deberían ser los mayores responsables de cubrir las necesidades básicas de la vida humana. Sin embargo, si no se detienen en su frenesí belicista y devastador, lo más probable es que la situación solamente continúe empeorando.
Afortunadamente, Rusia ha mostrado
efectividad en su guerra contra el terrorismo en Siria y, como consecuencia,
miles de refugiados sirios regresaron a su país, seguramente con una nueva esperanza de poder reconstruir una vida pacífica con sus familiares y en su propia tierra.
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Comentario: Es una muy buena estrategia, o las empresas con más dinero del planeta pagan impuestos por seguir haciéndose ricas, o nadie los paga, es decisión del gobierno.
Tristemente este caso no es único del Reino Unido, por todo el planeta existen paraísos fiscales para multinacionales, muchas veces creados por la ignorancia de los pueblos y gobiernos y en otras ocasiones creados por la corrupción de los dirigentes.