El primer ministro Benjamin Netanyahu instó al gobierno de Qatar a continuar con la transferencia de dinero a Gaza, en una carta secreta enviada a los líderes qataríes en 2018 y solo vista por un puñado de personas desde entonces.
En la carta, Netanyahu explicaba que la financiación reduciría la motivación de los grupos terroristas de allí para llevar a cabo ataques, evitaría una crisis humanitaria y era vital para preservar la estabilidad regional.
Hay dos periodos de tiempo diferentes para la financiación qatarí de la Franja de Gaza, que permitió a Hamás pasar de ser una organización terrorista insignificante a un imperio militar con batallones, una red subterránea de túneles y la potencia de fuego de un pequeño ejército.
Entre 2007 y 2014, Qatar proporcionó fondos a Hamás, al margen de cualquier supervisión o revisión internacional. A partir de 2014, la financiación de Qatar se coordinó con Estados Unidos e Israel.
La guerra de 2014 en Gaza fue el punto de inflexión. Estados Unidos, la ONU, Israel y Qatar decidieron poco después de la guerra establecer un nuevo sistema en el que Doha entregaría cada mes 30 millones de dólares a la franja costera.
Unos 10 millones de dólares eran para comprar combustible a Israel, necesario para el funcionamiento de la central eléctrica de Gaza, 10 millones para pagar los sueldos de los empleados del gobierno y los últimos 10 millones se entregarían en estipendios de 100 dólares a unas 100.000 familias gazatíes necesitadas.Fue entonces cuando arraigó en Israel la idea de que Hamás daría marcha atrás en su intención de destruir Israel en la medida en que acumulara activos de gobierno y económicos.
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