El pensamiento positivo es el producto de una ideología capitalista e individualista.
Es tal el peso de los pensamientos y de la actitud que a menudo se olvida de la importancia de las circunstancias y del contexto.Seligman (padre de la psicología positiva y, a pesar de todo, respetado investigador en psicología) se inventó la llamada ecuación de la felicidad según la cual la felicidad depende en un 50% de una situación de partida determinada genéticamente (S), en un 10% de las circunstancias de la vida (C) y en un 40% de nuestra manera de pensar (A)
Bien, hay varias objeciones al respecto. Las primeras cuestiones clarísimas son ¿cómo de verdaderamente científica es esa ecuación?, ¿en que unidades se miden la situación de partida, las circunstancias de la vida y nuestra manera de pensar?, ¿cómo podemos sumar algo que esencialmente no es lo mismo? Desgraciadamente en psicología es habitual encontrar productos que teniendo la apariencia de ciencia no lo son. Seguramente sería más honesto que pudiéramos reconocer como subjetivo aquello que es subjetivo (sin despreciarlo) y como ciencia sólo lo que es ciencia.
Sin embargo, para mí no es este el cuestionamiento importante. Al fin y al cabo ¿qué es lo que está diciendo Seligman a sus lectores? La mayor parte de tu bienestar depende de tu dotación genética y eso es algo que escapa a tu control. Las circunstancias de tu vida apenas tienen que ver con tu bienestar, así que no te molestes en intentar cambiar nada. Finalmente, una buena parte de tu bienestar depende de que tengas una actitud positiva ante la vida. Así que si ocurre algo malo (si pierdes el trabajo, si enfermas, si muere alguien a quién quieres, si el banco se queda con tu casa, etc.) y tú no puedes sonreírle a la vida, si aún te sientes triste o enfadado entonces hay algo profundamente inadecuado en ti, algo anda mal con tus genes. Para mi está claro que un planteamiento como éste es la expresión de un pensamiento profundamente conservador y reaccionario.
Comentario: Un optimismo patológico que se basa en negar la realidad de lo que sucede a nuestro alrededor, nuestras propias emociones, sean estas positivas o negativas, y nuestras circunstancias. Un optimismo irreal que nos lleva a no poder actuar en consecuencia de circunstancias reales y reconociendo emociones reales en nosotros que, al ser enterradas, siembran sus frutos de enfermedad.
Vea también:
* Lo positivo del pensamiento negativo
* Muerte a la ciencia de la felicidad
* Si quieres que algo te resulte más difícil, piensa en positivo