Ya era hora de que hiciera un resumen de un estudio de intervención con dieta, en este caso
la dieta a la que como especie estamos adaptados, y que corresponde con la dieta que tuvimos durante nuestra evolución.
Se trata de un estudio de intervención aleatorizado y controlado de 3 meses de duración en 29 pacientes con enfermedad isquémica del corazón y diabetes tipo 2. El investigador principal es el
Dr. Staffan Lindeberg, médico y doctor del Centro de Investigación en Salud en Atención Primaria de la Universidad de Lund, Suecia. El objetivo del estudio fue comparar el efecto de dos dietas sobre la tolerancia a la glucosa y la diabetes. Sin embargo, uno de los aspectos más destacados del estudio es que la dieta de investigación no iba dirigida a testar el efecto de los carbohidratos, la grasa, la fibra, la fruta o los vegetales y sus proporciones. En cambio, la intervención tenía como intención
comparar una dieta basada en los alimentos que tuvimos durante nuestra evolución y una dieta basada en alimentos introducidos recientemente y que forman parte de la pirámide de nutrición recomendada, es decir, era más importante el
tipo de alimentos que las proporciones entre macronutrientes. En concreto se comparó una dieta paleolítica con una dieta mediterránea.
En la dieta paleolítica se aconsejó el consumo de pescados, carnes magras, frutas, verduras, tubérculos, huevos y frutos secos. En la dieta mediterránea se aconsejó el consumo de cereales integrales, lácteos desnatados, verduras, frutas, pescados, margarina y aceite vegetal. En ambos casos la dieta fue
ad libitum, lo que significa que los participantes podían comer todo lo que querían en cuanto a cantidad, sin limitaciones de calorías, pero basado en los grupos de alimentos recomendados en cada caso.
Comentario: Sin embargo, algunos estudios han mostrado que la restricción de sal puede tener efectos perjudiciales en la salud. En última instancia, la cantidad de sal necesaria para la buena salud se basa en las necesidades individuales, el estado de salud, y la predisposición genética a la sal. La evidencia de la restricción de sal, incluso para aquellos con enfermedad cardiovascular o renal, es mixta y muchas veces poco o no concluyentes. Es importante recordar que los datos relativos a la ingesta de sodio ha sido a partir de poblaciones que por lo general comen una dieta americana estándar, y se desconoce si la ingesta de sal podría no tener un efecto perjudicial en una población cuya alimentación sea rica en potasio, magnesio y calcio, o una dieta paleolítica. Estos son puntos importantes a considerar a la hora de decidir la cantidad de sal que incluya en su propia dieta. Para más información ver estas recomendaciones (en inglés).