Durante los primeros seis meses de vida las grasas son la principal fuente de energía - proporcionan aproximadamente el 50 por ciento de la energía consumida - y son además fuente de ácidos grasos esenciales indispensables para un buen crecimiento físico y para el desarrollo del sistema nervioso.
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La alimentación al seno materno (o, en caso justificado, su sustitución por alimentación artificial), proveen energía principalmente derivada de las grasas. Al introducir alimentos sólidos, el aporte de energía de las grasas disminuye del 40 por ciento hasta el 20 por ciento de acuerdo con el tipo de dieta que reciba el niño (Fomon, 1974).
El crecimiento de los niños antes de los dos años de vida, su actividad física, y la formación de ciertos órganos cuya estructura es principalmente lipídica,
depende fundamentalmente del aporte de grasas (FAO/OMS/UNU, 1985; Scrimshaw y Schurch, 1990; Uauy
et al., 1989).
Durante el primer año de vida,
el contenido de grasa del cuerpo del niño aumenta desde un 16 por ciento al momento de nacer hasta un 25 por ciento a los 12 meses. Esta grasa depositada en el tejido adiposo es necesaria como reserva energética y es movilizada frente a períodos de disminución en la ingesta, ya sea por falta de alimentos, por anorexia causada por una enfermedad o en caso de diarrea (Suskind, 1981).
Nota: Este investigación ha recibido el apoyo de Fondecyt Chile, Proyecto 1930820.
La grasa en la dieta infantil es fundamental para asegurar un buen aporte de energía en un volumen restringido, ya que proporciona en promedio 9 kcal por gramo en contraste con los carbohidratos que portan 4 kcal por gramo. Para asegurar las 100 kcal por kg de peso requeridas por un niño de 12 meses,
con una dieta pobre en grasa (menos del 20 por ciento de las calorías totales) se requeriría darle un gran volumen, posiblemente el equivalente a 1 a 2 kilos diarios de alimento.
Comentario: La salud inicia por el intestino y lo que comemos es crucial para nuestro bienestar tanto emocional como físico. La dieta moderna promueve el sobrecrecimiento de microorganismos que nos dejan susceptibles a enfermedades. Para más información vea:
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