suicidios en grecia
© EFEUn hombre reza junto al árbol de la plaza Syntagma donde se pegó un tiro el jubilado Christoulas.
La crisis que sufre la UE evidencia un aumento del número de suicidios, sobre todo en los países de la eurozona intervenidos desde Bruselas o rescatados. Grecia e Italia son los ejemplos más claros de la desesperación de muchos empresarios y trabajadores arruinados

La grave crisis económica que padecen los países del sur de Europa repercute duramente en los ciudadanos, y toma en ocasiones una dimensión trágica que se refleja en un aumento del número de suicidios. Los últimos casos se vivieron el pasado miércoles, cuando un pensionista griego fue hallado ahorcado en el parque ateniense Agios Filipos al lado de una nota en la que denunciaba su precaria situación. Una semana antes, un músico en paro, de 60 años, y su madre, de 90 y enferma de alzhéimer, se tiraron al vacío desde su azotea en Atenas.

Los testigos relataron que el hombre, Antonis Perris, se levantó temprano -antes de las ocho-, aseó y vistió a su madre y subió con la anciana a la azotea desde el primer piso en el que vivían. Una vez allí, se cogieron de la mano y se lanzaron a una calle del popular barrio ateniense de Metaxourgio.

Varios vecinos aseguraron que la familia tenía graves dificultades económicas y, de hecho, el hombre relató horas antes en su blog que llevaba 20 años cuidando de su madre. "Hace tres o cuatro años, se le diagnosticó alzhéimer y otros problemas de salud. Las residencias no aceptan pacientes que son una carga", se lamentó Perris, que reconoció "no estar preparado" cuando estalló la crisis. "A pesar de tener propiedades y haber vendido todo lo que he podido, me he quedado sin dinero y ya no tengo para comer", escribió. "¿Alguien conoce alguna solución?", preguntaba desesperado.

Los suicidios por motivos económicos han dejado de ser incidentes aislados en Grecia. El 19 de mayo un hombre se quitó la vida en la capital cortándose las venas en una plaza muy concurrida. En abril, un estudiante, un profesor y un religioso también se suicidaron.

Sin embargo, fue la muerte del farmacéutico de 77 años Dimitris Christoulas, que se pegó un tiro en la sien en la céntrica plaza Syntagma de Atenas, frente al Parlamento griego, la que visualizó la crítica situación de los griegos.

El hecho, que captó la atención internacional y generó fuertes movilizaciones, se convirtió rápidamente en un símbolo del rechazo social a los recortes impuestos por la troika (UE, BCE y FMI), que controla las finanzas del país tras los dos planes de rescate.

Christoulas se disparó junto a un frondoso árbol de la plaza Syntagma, gritando que los problemas financieros lo habían puesto en una situación extrema. En una nota de despedida encontrada en su pantalón, afirmaba que prefería morir a tener que rebuscar comida en la basura. "El gobierno de ocupación ha aniquilado mi habilidad para sobrevivir con una pensión decente, para la que he cotizado 35 años". El diario Eleftheros Typos calificó a la víctima de "mártir de Grecia" y aseguró que su acto estaba lleno de "un profundo simbolismo político".

La crisis ha provocado desde 2008 un aumento de los suicidios en Europa, a la par que una caída de las muertes por accidentes de tráfico, según un estudio en once países y publicado en la revista The Lancet por un equipo dirigido por el doctor David Stuckler, de la Universidad de Cambridge. La tendencia del índice de suicidios, que había disminuido hasta 2007, se invirtió a partir de 2008, con un aumento de casi el 1 % en los estados que se adhirieron a la UE en 2004 y cerca del 7 % en los 15 países de la Eurozona.

En Reino Unido pasó de 6,14 por 100.000 habitantes en 2007 a 6,75 en 2008, un 10% más. Sin embargo, en países como Grecia e Irlanda, ambos bajo drásticos planes de rescate, los suicidios aumentaron el 17 y el 13 %

Un caso paradigmático es el de Italia. Uno de los últimos suicidios fue el de un empresario de la construcción, en Cerdeña. Gigi Mele, de 55 años, no pudo afrontar tener que despedir a sus dos hijos. Deprimido, se fue al campo con una pistola y se voló la cabeza. Italia está alarmada por el número creciente de suicidios por la crisis. La Stampa sitúa en 72 los empresarios que se han suicidado desde enero.

La manifestación organizada la semana pasada por la viuda de Giuseppe Campagnello, un hombre desesperado que se prendió fuego ante una agencia del Tesoro el 28 de marzo, impactó a la sociedad italiana. Debía 104.000 euros al fisco. La marcha se desarrolló en Bolonia y reunió a un centenar de viudas y familiares de personas que se quitaron la vida por problemas económicos. "Mi marido nunca habría hecho algo así. Se inmoló ante el Tesoro Público. Las autoridades deberían hacerse preguntas y darnos algunas respuestas", declaró indignada Tiziana Marrone, organizadora de la protesta.

Un día antes, la capital de la Emilia-Romagna vivió una nueva toma de rehenes en otra oficina de impuestos; una actividad desconocida hasta ahora y que ha surgido de la desesperación y la falta de perspectivas de empresarios y autónomos. Al ser Italia un país con gran tradición de empresas familiares, la ruina tiene una connotación especial que lleva al suicidio.

Tras años llamando a la puerta de los italianos para recaudar impuestos, ahora, en momentos en que los recaudadores afrontan una fuerte reacción a los ajustes, ya no tienen valor para recorrer las casas. Equitalia, el organismo estatal de recaudación, se ha convertido en el blanco de una ola de ataques debido a la irritación que sienten los italianos ante los intentos de recuperar 120.000 millones de impuestos no cobrados por la evasión fiscal. El 12 de mayo, un cóctel Molotov en Livorno. Un día antes, un paquete bomba en Roma. La campaña forma parte del plan de austeridad de 20.000 millones del primer ministro Mario Monti, que comprende también subida de impuestos, recortes del gasto público y alza de la gasolina. Monti reiteró el "apoyo incondicional" de su gobierno al organismo de recaudación e impulsará medidas de seguridad: usará al Ejército para proteger las más de 14.000 sedes en todo el país.