Benjamin Netanyahu
© AFP¿Debería el primer ministro pagar los helados de su propio bolsillo?
Benjamin Netanyahu parece estar empezando su nuevo periodo como primer ministro de Israel con un dulce escándalo: al menos dos periódicos denunciaron que parte del presupuesto asignado a su residencia es dedicada a satisfacer su gusto por los helados.

El diario Haaretz, basado en Tel Aviv, describe así la situación: el sueldo de Netanyahu es de US$12.690 mensuales. Además, el gobierno cubre los gastos de su residencia en Jerusalén.

Éstos incluyen, entre otros: alimentación, jardinería, limpieza, electricidad, agua, impuestos municipales, teléfonos, ropa para él y su esposa, limusina y chofer y maquillaje.

Pero la guinda del pastel es un contrato del primer ministro con su heladería favorita, Metudela, por US$2.716 al año, para abastecerlo de helados de vainilla y pistacho.

Todo esto, claro, es pagado con dinero de los contribuyentes israelíes, a quienes ya se les anunció un impopular presupuesto de austeridad para enfrentar la crisis económica, por el cual el mandatario está presionando a los legisladores mientras intenta formar un gobierno de coalición.

Haaretz alega que se trata de una falta de transparencia en cuanto a los gastos de Netanyahu, ya que no figuran en el presupuesto anual.

La oficina del primer ministro aseguró que el acuerdo, que fue cancelado después del escándalo, no era más que "un contrato maestro" que buscaba atender a los invitados a la residencia oficial y no necesariamente quiere decir que toda esa suma se iba a gastar.

El buen gusto de 'Bibi'

Otro periódico, Calcalist, que se especializa en economía, pertenece al grupo Yedioth Ahronoth y que fue el primero en destacar el escándalo, informó que tras la revelación, el primer ministro decidió poner fin al contrato con la heladería -que le permitía consumir unos 14 kilos de helado al mes- por "excesivo e inaceptable".

Calcalist también indica que cualquier servicio para la residencia oficial del primer ministro debe ser obtenido por un proceso de selección que, en este caso, no se dio, ya que Netanyahu pidió específicamente el helado de Metudela.

Aunque el primer ministro haya cancelado el contrato con la heladería, la publicidad le atrajo más clientes, pero no con tanto presupuesto como Netanyahu. Sin embargo, los dueños de Metudela esperan compensar la cancelación del contrato con la sensación provocada por la noticia.

De hecho, durante el fin de semana se llenó de amantes de los helados. Haaretz informó que se agotó el de pistacho por la curiosidad de la gente, aunque no el de vainilla.

El diario cita a Benny Ashkenazi, quien declaró en el lugar: "Yo no voté por 'Bibi' (apodo de Netanyahu) pero tiene buen gusto; vine por el helado de pistacho de Bibi".

Otros israelíes que no votaron por Bibi cuestionan por qué el primer ministro no puede comprar sus helados -o el maquillaje de su mujer- con su propio dinero y sí pide a los ciudadanos que se ajusten el cinturón.

De cualquier modo, ya no sólo en Israel, sino todo en el mundo tienen un dato más de la personalidad de Netanyahu: su predilección por los helados de vainilla y pistacho... por si lo invitan, ya saben que servir de postre.