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En los últimos dos años se registraron más de 43.000 casos de cacheos durante los que los agentes británicos hicieron desnudarse a menores en centros penitenciarios, lo que causa cada vez más indignación entre los defensores de los derechos civiles.

El preso más joven al que sometieron a este tipo de cacheo tenía 12 años de edad. Según los datos oficiales publicados por el diario británico 'The Guardian', sólo en 275 casos los policías lograron encontrar artículos prohibidos. En su mayoría, se trataba de pequeños paquetes de tabaco, pero los delincuentes jóvenes nunca intentaron introducir armas ni drogas, según el periódico.

Se subraya que casi la mitad de estos presos son ciudadanos o residentes del Reino Unido de raza negra o miembros de otras minorías étnicas. Se dio a conocer también que en al menos 50 ocasiones se utilizó la fuerza física para obligarles a desnudarse.

El Consejo de Justicia Juvenil británico declaró que los cacheos sistemáticos de niños detenidos son una práctica indigna que despierta "sentimientos de ira, humillación y ansiedad", mientras que Carolyne Willow, ex coordinadora nacional de la Alianza de Derechos de los Niños de Inglaterra, calificó esta práctica como "un abuso infantil institucionalizado".

Una portavoz del Ministerio de Justicia dijo, por su parte, que este tipo de cacheo se aplica para garantizar la seguridad de los propios menores. "Dicha práctica se realiza sólo cuando es necesario y cuando existe una justificación clara o un riesgo identificado", aseguró.