El líder no electo del Gobierno ucraniano, Arseni Yatseniuk, viaja a EE.UU. para entrevistarse con el presidente Barack Obama. Mientras que Washington se esfuerza por legitimar a las nuevas autoridades, crecen las evidencias de su papel en la crisis.

© AFP Yury Kirnichny

"Estamos aquí para apoyar vuestra causa justa, el derecho soberano de Ucrania para determinar su destino abierta e independientemente". Con estas palabras el senador estadounidense John McCain se dirigió a los ucranianos en Maidán.

Democracia gratis y para todos. ¿O solo para los elegidos? A principios de febrero el mundo vio de repente cómo se hacía la elección democrática. Apareció en Internet y en los medios la grabación de una conversación telefónica entre la vicesecretaria del Estado norteamericano, Victoria Nuland, y el embajador de Estados Unidos en Ucrania, Jeffrey Payette. Se nombraba a Arseni Yatseniuk como miembro apropiado para un nuevo Gobierno a diferencia de Vitali Klichkó. Con esto marcaron el curso del cambio definitivo del poder ucraniano.

"No creo que Klichkó tenga que estar en el Gobierno. Ni siquiera creo que sea una buena idea. Pienso que Yatseniuk es una persona que tiene experiencia en economía y en cuestiones de gobierno. Lo que necesita es que tanto Klichkó como Tiagnibok estén fuera". De esta forma Nuland decidía el futuro de Ucrania según una conversación interceptada.

La grabación fue vista como una pistola humeante, como aquellas que figuraban en el escándalo del Watergate, por lo que este caso pasó a llamarse en los medios "Nulandgate" o "Ukraine-gate". Según algunos expertos, demostró que la diplomacia tradicional ya no funciona. Otros ya creían que estos ideales democráticos propagados por Estados Unidos ya no valían nada.

"EE.UU. apoya a seudodemocracias que están de acuerdo con sus políticas, y aquellas que no lo están no las considera democracias", explicó a RT el analista político Alfredo Gutiérrez.

Mientras crecía la tensión en Ucrania, crecían las denuncias de la financiación estadounidense a distintas instituciones ubicadas en el país. La mayoría de los cientos de miles de dólares que llegaban procedían del Gobierno, es decir, del bolsillo de los contribuyentes estadounidenses. La USAID figura entre las instituciones que aportaron fondos a la oposición. Otra grabación filtrada de la vicesecretaria de Estado muestra el volumen de estas ayudas.

"Hemos invertido más de cinco mil millones de dólares en ayudar a Ucrania a construir la democracia y otras metas. Esto garantizará una Ucrania segura, próspera y democrática", revela otra conversación filtrada de Nuland.

Con esta caridad de los nuevos 'reyes magos' estadounidenses en Ucrania nació la democracia el 22 de febrero. Y todo con un coste de casi una centena de muertos y Kiev, la capital, devastada.