(España) - Muestran su preocupación por la frecuencia de los incidentes en zonas cada vez más bajas
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© DeiaOvejas muertas en el barrio de Lanzasagudas.
Virginia Elguea ha decidido que sus ovejas pasen la noche en la cuadra de su caserío de Lanzasagudas. Prefiere que soporten las altas temperaturas de este mes de septiembre antes que exponerlas al lobo o lobos que tienen en jaque a los ganaderos de Karrantza.

La semana pasada encontró a dos de sus ovejas muertas y a otras tantas heridas. Ayer la alarma saltó en el barrio de Pando, con la aparición de varias cabras destrozadas a dentelladas. Y es que los ganaderos están "desesperados" por la sucesión de los ataques que atribuyen con toda seguridad a los lobos en una época del año nada habitual y "cada vez en zonas más bajas", según relata la propia Virginia.

En primavera, los ganaderos ya dieron cuenta de numerosas incidencias, algo "hasta cierto punto más común, porque en esos meses no hay animales en el monte y, por tanto, el lobo no encuentra tanta comida", explica. Pero los ataques no han cesado en los meses estivales. "Es algo reiterado, un incidente detrás de otro y ya no sabemos qué hacer", cuenta.

Cada incursión supone para ellos pérdidas cuantiosas que deberán evaluar, cuando el sector primario no atraviesa precisamente su mejor momento, así que han optado por poner sus propios medios para defenderse. Por ejemplo, Virginia traslada las ovejas a cubierto por la noche. "El único recurso que me queda es meterlas a dormir en el corral a pesar del calor sofocante que estamos sufriendo estos días", asegura.

Ayer fue Javier Monduate quien se llevó una desagradable sorpresa. "Me han matado varias cabras en el monte", cuenta a DEIA este vecino del barrio de Pando, desconcertado y preocupado porque este año está resultando especialmente complicado. "Tenemos un problema cada vez mayor con sustos casi a diario, lo mismo en primavera que en verano". Como él, muchos sospechan que "existe más de un lobo merodeando por los montes del valle de Karrantza".

Por desgracia, no es la primera vez que ve su rebaño diezmado. El pasado mes de abril halló once ovejas muertas, nueve con heridas y se dio cuenta de que ocho habían desaparecido. A pesar de que la Diputación mostró su convicción de que la carnicería fue obra de uno o más perros asilvestrados, se autorizaron varias batidas en las que se capturó un lobo.

A finales de agosto, la Asociación de Ganaderos de Karrantza denunciaba más ataques, en este caso perpetrados a terneros en los montes de Ordunte. Además, alertaron de que el lobo se habría cebado también con otros animales más grandes que sus anteriores objetivos, como potros o corzos, prevenido quizás por la presencia de mastines vigilando a las ovejas. Después de los últimos sustos, los ganaderos urgen a la Diputación Foral de Bizkaia a tomar medidas cuanto antes, con más batidas si fuera preciso. "Estamos en contacto con ellos y sabemos que se está haciendo todo lo posible", confía Virginia Elguea.

Para paliar los efectos de estas expediciones, el departamento foral de Agricultura aprobó en mayo compensar a los ganaderos también cuando los daños estén causados por perros salvajes y no solo si proceden de lobos, como sucedía hasta entonces. Las ayudas cubren hasta el 40% de la cantidad indemnizable por el seguro.