El 5 de junio, Bahréin, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Libia, Yemen y otros países rompieron relaciones diplomáticas con Catar. ¿Cómo este divorcio en el mundo árabe podrá incidir en las relaciones entre Doha y Moscú?

Aunque Rusia y Catar forman parte de lados opuestos en el conflicto sirio y las empresas rusas compiten con sus contrapartes cataríes en el mercado gasístico, últimamente han empezado a aparecer indicios de que muy pronto estas tendencias negativas pueden revertirse.
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© Sputnik/ Abdulkader Hadg

De acuerdo con el periódico ruso Vzglyad, la participación activa de Rusia en la guerra en Siria, en vez de agudizar las relaciones entre Moscú y Doha —como lo habían presagiado varios analistas— ha conducido a un acercamiento.

"Al principio, el emir catarí visitó Moscú, después de eso el Fondo Soberano de Inversión Catar [junto con la empresa suiza Glencore] pagó 10.000 millones de dólares para comprar acciones de la empresa Rosneft", escribe el medio ruso.

Todo eso indica que poco a poco Rusia y Catar pueden llegar a un acuerdo sobre la regulación del conflicto en Siria, ya que ninguna de estas naciones está interesada en que la guerra continúe.

Actualmente, fuerzas externas, especialmente anglosajonas, tratan de aprovecharse de los conflictos que corroen la región.

No obstante, como ha ocurrido durante la Primavera Árabe, las consecuencias no siempre les hacen el juego a EEUU y al Reino Unido. La participación activa de Moscú en el conflicto sirio ha contribuido al fortalecimiento de la influencia de Rusia en Oriente Próximo y a la disminución de la de EEUU.

Por otro lado, el conflicto en Siria no es el primero que Catar y la elite gobernante de este país árabe tiene con sus vecinos. Su posición respecto a la situación en Irán, Palestina y el Líbano está más cerca de los intereses del mundo árabe y de la comprensión de la umma —la comunidad de creyentes del islam— que la de sus contrincantes saudíes.

"Claro está que la familia Al Thani [la familia gobernante de Catar] está tratando de utilizar las discrepancias del mundo occidental. No obstante, el grado de estas discrepancias es tal, que los gobernantes de los países árabes pueden escuchar promesas completamente diferentes en Londres y en Washington. Eso puede aún más complicar la situación e incrementar los nervios de los emires del golfo Pérsico, que no entienden a qué juego los países occidentales están jugando", escribe el corresponsal de Vzglyad, Petr Akópov.

En estas circunstancias, Catar pasará a mirar en Rusia con un mayor interés y empezará a considerar al país eslavo como un jugador fiable y fuerte en la arena internacional, cuyas palabras no contradicen a sus acciones, sostiene el analista.
"En lo que se refiere a la esfera de exportaciones de gas y petróleo, es mejor cooperar con Moscú que competir", insiste.
Akópov también subraya que el tema alrededor de Catar está relacionado con el problema iraní. Los países del golfo Pérsico tienen que determinar cuál será la naturaleza de la relación con el país persa: de paz o de confrontación.

En cuanto a la situación relacionada con la confrontación entre Irán y los países árabes, Rusia no trata de enemistar a las contrapartes, sino disminuir las tensiones de forma paulatina y constante.

"El camino hacia paz es a través de Moscú", concluye Akópov.