Russia Moscow Circus
Mientras veía cómo la "interferencia rusa" se esparcía por Europa el año pasado, recuerdo que yo bromeaba acerca de que el Russiagate también podría llegar a México. Ahora ya no es una broma.

Hace unas semanas, el Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, H. R. McMaster, dio un discurso ante la Fundación Jamestown en el que comentó sobre la afirmación, aún infundada, de que Rusia se ha estado inmiscuyendo en los procesos democráticos de todo el mundo. La Fundación Jamestown es el "think-tank" anti-ruso por excelencia de Washington D.C, fundado en 1984 para reunir a todos los desertores soviéticos con fines propagandísticos contra Moscú; así que él se dirigió a una multitud que estaba dispuesta a creer cualquier acusación contra Rusia.

"Hemos visto que éste es realmente un esfuerzo sofisticado por polarizar las sociedades democráticas y enfrentar a las comunidades dentro de esas sociedades entre sí", dijo McMaster en la reunión imperial. Añadió que esto es lo que ocurrió en el referéndum por la independencia catalana, y ahora "ya han visto, en realidad, los primeros signos de ello en la campaña presidencial mexicana".

McMaster no explicó cómo es que Rusia está supuestamente haciendo esto, ni tampoco su oficina en la Casa Blanca devolvió una solicitud de comentarios por parte de Reuters. Eso fue literalmente todo lo que dijo sobre México. Naturalmente, el embajador de Rusia en México, Eduard Malaisio, calificó la acusación de "insensata" y un intento de que "el tema continúe circulando".

¡Guau! "Ya han visto, en realidad, los primeros signos de (interferencia Rusa) en la campaña presidencial mexicana".

- Asesor de seguridad nacional de EE. UU., HR McMaster, 12/15/17
Aunque McMaster pronunció este discurso a mediados de diciembre en la undécima conferencia anual sobre terrorismo de la Fundación, sus comentarios no fueron notados en México hasta que el periódico Reforma publicó el video clip mostrado anteriormente en Twitter, el cual la semana pasada se volvió viral en las redes sociales y los medios de comunicación de México.

En una muestra de obediencia digna de la quintaesencia del sicofante Renfield del Conde Drácula, la ex corresponsal y productora de la CNN, Frida Ghitis, convirtió el discurso vago y evasivo de McMaster en una teoría de la conspiración para el Washington Post, en la que un candidato de izquierda para las próximas elecciones presidenciales de México, Andrés Manuel López Obrador (al que a menudo se le refiere por sus iniciales, AMLO), ha obtenido un "apoyo inesperado" de Putin.

¿La prueba? El analista académico y político, John Ackerman, que ha expresado abiertamente su apoyo a López Obrador, recientemente apareció como comentarista en RT, y en una ocasión un anfitrión de RT se refirió a él sospechosamente como "nuestro hombre en México" (Ackerman nació en Estados Unidos, pero ha obtenido la ciudadanía mexicana, lo que sin duda lo convierte en alguien extrasospechoso para los "think-tankers" de D.C).

Además, su esposa, la académica Irma Sandoval, es cercana al círculo interno del partido de AMLO, el Movimiento Nacional de Regeneración, o MORENA, y su nombre ha sido propuesto para el gabinete de AMLO, en caso de que él gane la elección. Dado que los intelectuales de izquierda mexicanos no tienen por qué apoyar a los candidatos de izquierda, y dado que los analistas políticos mexicanos que desean hablar en público deberían evitar los medios de comunicación no aprobados por el gobierno estadounidense, ¿qué más podría significar esto, sino que Putin está amañando personalmente las elecciones antes de que se inicie una campaña en serio? (¡Luke Harding estaría orgulloso de esta lógica!)

Lopez Obrador
La histeria es contagiosa

Hay un dicho en México: si a Estados Unidos le da gripe, a México le da neumonía. Esto generalmente se refiere a la economía, pero comienza a parecer que aplica también a las narrativas políticas absurdas. El presentador de noticias mexicano, León Krauze, quien inició su carrera como periodista deportivo y ha escrito cuatro libros sobre la historia del fútbol mexicano, ha asumido el deber de difundir sin sentido crítico las afirmaciones de Ghitis.

Krauze nos informa que la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, así como varias agencias de seguridad no especificadas y organizaciones de medios de comunicación globales han "concluido sin lugar a dudas" que las huellas digitales de Putin están por todas partes en el Brexit y las elecciones de "una veintena de países", como Francia, Holanda, Italia, España y por supuesto Estados Unidos. El problema en México, dice, es que
en el contexto actual... el trabajo de Ackerman en Russia Today reduce peligrosamente los grados de separación entre el régimen de Putin y Andrés Manuel López Obrador. [...] Que [Irma Sandoval] una futura integrante del gabinete del puntero de la campaña presidencial esté casada con un cercano colaborador de Russia Today... es un dilema que prendería los focos rojos en cualquier país del mundo en estos tiempos... Andrés Manuel López Obrador debe resolverlo de inmediato junto con Ackerman y Sandoval.
Así que según Krauze, es peligroso darle un trabajo gubernamental a una persona que está casada con alguien que ha aparecido en la televisión para alguien que posiblemente conozca a alguien en el "régimen" de Putin.

John Ackerman mismo puso los puntos sobre las íes al artículo de noticias falsas del Washington Post con una carta al editor del diario, Michael Larabee. Ackerman negó ser el portavoz de López Obrador, como lo llamó Ghitis. Su supuesta función como agente del Kremlin es "una fantasía". De hecho, Ackerman reveló que su participación con RT en 2017 se redujo a dos entrevistas para el programa The Keiser Report, con un total de una hora de tiempo al aire. Desde 2016 también publica un vídeo semanal de dos minutos en los canales de las redes sociales de RT, para lo cual no se le impone ninguna supervisión editorial con respecto al contenido. Explica:
La censura generalizada, la violencia contra los periodistas y el control gubernamental sobre los medios de comunicación han empujado a muchos periodistas e intelectuales disidentes mexicanos hacia los medios internacionales, como CNN, BBC, Deutsche Welle, Al Jazeera, teleSUR y RT, para tener la oportunidad de difundir nuestro mensaje.
Acerca de las sospechas sobre su esposa, comentó: "sólo un sexista atrapado en la paranoia de la Guerra Fría podía imaginar que ella se ha ganado este puesto futuro gracias a la ayuda de su marido o de Moscú".


¿Entonces usted publicará una retractación de las mentiras descaradas incluidas en su artículo, Srta. Ghitis?

Si no lo hace, ni yo ni nadie tendría razón alguna para creer en su fingida inocencia, @FridaGhitis.

He aquí mi respuesta a su artículo: https://t.co/amydj4zfjJ
Otro intelectual mexicano, Marco Cancino, jefe de la consultora Inteligencia Pública, con sede en la Ciudad de México, calificó la afirmación de McMaster como "sólo especulación [...] El punto es que Washington no ha proporcionado ninguna prueba sólida de ello". Es lamentable que los intelectuales tengan que señalar a sus pares lo que debería ser obvio para todos.

Los medios de comunicación mexicanos le preguntaron a Marco Baños, representante del Instituto Nacional Electoral de México (INE), qué probabilidad hay de que Rusia pueda "hackear" las elecciones. La respuesta fue que, en términos de tecnología de la información, era extremadamente improbable. En cuanto a las posibilidades tanto de un ataque cibernético como de mensajes propagandísticos: "Sinceramente, no tenemos pruebas de que ninguno de los candidatos presidenciales esté recibiendo este tipo de apoyo". Esto contradice directamente la afirmación de Krauze de que "saben" de la injerencia rusa "en el INE, aunque (por ahora) lo digan poco". ¿Está insinuando que tiene "conocimiento interno" de que pronto se verían inducidos a hablar de ello?

Como señala Andrew Korybko, si ha habido alguna "intromisión extranjera en las elecciones mexicanas", es la que están haciendo McMaster y los círculos imperiales en Washington con sus afirmaciones infundadas y evidentemente absurdas sobre la interferencia rusa.

Gracias, pero nosotros podemos manipular nuestras propias elecciones

Como mexicano, me parecen cómicas las afirmaciones de McMaster, Ghitis y Krauze porque los mexicanos no necesitan ayuda del extranjero cuando se trata de "interferir" en las elecciones mexicanas. Históricamente, la mayoría de las elecciones presidenciales, si no es que todas, han sufrido algún grado de práctica fraudulenta a favor del partido en el poder, es decir, el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Más notablemente, las elecciones de 1988 brillan como un ejemplo de flagrante fraude electoral. El candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari, no iba a la cabeza en el conteo de votos el día de las elecciones, y el candidato de la izquierda opositora, Cuahtemoc Cárdenas, iba rumbo a la victoria, cuando las autoridades anunciaron repentinamente que "el sistema se cayó". Más tarde, cuando "el sistema" volvió a estar en línea, Salinas fue declarado ganador.

Carlos Salinas de Gortari
Carlos Salinas de Gortari, ex presidente ilegítimo de México
Aunque desde el año 2000 el sistema electoral ha mejorado considerablemente, todavía existe un amplio margen de manipulación antes de que las papeletas lleguen al INE para su escrutinio. Aparte del sesgo de los medios corporativos a favor del PRI y ciertas irregularidades, como el financiamiento masivo no reportado de los partidos, la compra de votos es común en las elecciones mexicanas. La última elección presidencial fue descrita por un observador de una ONG como "quizás la mayor operación de compra de votos y coerción en la historia del país". Se dice que miles de personas en los distritos pobres corrieron a los mercados después de la elección para canjear las tarjetas de regalo entregadas por el PRI a cambio de una fotocopia de su tarjeta de identificación electoral y su lealtad.

La compra de votos probablemente será "más grande que nunca en 2018", informa Kenneth Greene, quien investiga las elecciones en México. Greene llevó a cabo una encuesta en la que encontró que el 21 por ciento de los encuestados había sido contactado con una oferta para comprar su voto. El 78 por ciento de los que mencionaron a un partido dijo que había sido un representante del PRI quien hizo la oferta.

Sin embargo, hay límites para hacer trampa, incluso en México. Si un candidato opositor es demasiado popular, los trucos no cambiarán el resultado final. Es por eso que la súbita interjección de una narrativa de "intromisión rusa" en México es particularmente interesante, ya que muestra que personas como McMaster están genuinamente preocupadas por la posibilidad de una victoria de López Obrador.

Los medios de comunicación mexicanos parecen decididos a seguir esta tendencia, pero no es seguro que los votantes se lo crean. La historia de "Rusia lo hizo" más o menos funciona en Estados Unidos porque los estadounidenses tienden a pensar que su sistema democrático es el más avanzado del planeta. También se les ha dicho perennemente que las amenazas siempre provienen del extranjero: los nazis, los soviéticos, los terroristas islámicos, los chinos y ahora de vuelta a los rusos. Pero en México, la mentalidad es casi exactamente la contraria. Todo el mundo sabe que el sistema es corrupto y no se puede confiar en él. En cuanto a los extranjeros, los de EEUU y Europa son vistos con una mezcla de admiración, celos y resentimiento, mientras que Rusia está probablemente demasiado lejos para que la mayoría de la gente se preocupe por ella. Por lo tanto, confío en que la mayoría de los mexicanos se harán la pregunta obvia: ¿Por qué le importaría México a Rusia? ¿Es México tan importante geopolíticamente que Rusia invertiría recursos para "robar" una elección que ya promete ser una farsa por sí misma?

Mi apuesta y esperanza es que la mayoría de los mexicanos enfrenten el virus de la "interferencia rusa", al menos en privado, con una dosis saludable de escepticismo y un "¡no manches!" ["bollocks" en inglés]: