El servicio de trenes franceses está prácticamente paralizado este lunes a causa de la decimoctava jornada de huelga de ferroviarios en contra del proyecto del Gobierno para reformar la empresa pública SNCF.
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nte el descenso de la movilización de las pasadas convocatorias, los sindicatos elevaron el tono y convocaron una "jornada sin trenes y ferroviarios", que ha obligado a la dirección a suspender dos tercios de las conexiones previstas. Según los datos de la dirección, la participación en la huelga superó el 27% y fue mayor del 74% entre los maquinistas y los controladores, claves para poder llevar a cabo el servicio.
Las principales estaciones de París de las grandes ciudades del país amanecieron casi desiertas, en contraste con la animación habitual. Solo está previsto que circule un tercio de los trenes de alta velocidad y regionales, y un quinto de los de larga distancia clásicos.


En las conexiones internacionales, la SNCF anuló la mitad de las previstas con España, todos los que iban a Italia y nueve de cada diez de los destinados a Suiza, mientras que se mantuvo la casi totalidad de los que unen París con Bruselas y con Londres.

Con esta nueva jornada de movilización los sindicatos pretenden demostrar que la oposición a la reforma, que está siendo debatida en las cámaras legislativas, no desfallece.


Respaldo de la huelga: de menos a más


En las primeras jornadas de huelga, más de un tercio de los ferroviarios no acudió a su puesto de trabajo, un porcentaje que rozaba el 70% entre los maquinistas. Pero en la última, el pasado miércoles, el porcentaje de huelguistas fue inferior al 15%.

Con esta jornada sin trenes, los sindicatos pretenden enviar un mensaje al Ejecutivo, cuyo primer ministro, Edouard Philippe, recibió la pasada semana a los representantes sindicales para comunicarles su intención de no renunciar a su reforma.

En cambio, Philippe anunciará el próximo día 24 el porcentaje de la deuda de la SNCF que el Estado asumirá como propia. Lo hará un día después de que Bruselas anule el procedimiento de déficit excesivo de Francia, lo que deja al Gobierno cierto margen de maniobra presupuestario.

Para los sindicatos no es suficiente y pretenden demostrarlo mediante una consulta entre los 147.000 trabajadores de la empresa, que están llamados a votar hasta el próximo lunes si están a favor o en contra del proyecto del Ejecutivo. Aunque no tiene ningún valor jurídico, el referéndum tiene una importancia simbólica.