(España) - Los libreros rechazan con miedo el relato de un ex inspector educativo de la Generalitat. "El nacionalismo crea una presión que lleva a la autocensura", denuncia.
El libro que las librerías de Gerona no quieren vender por miedo a los separatistas catalanes
© Eddy KeleleImagen de una librería de Gerona, con una sección dedicada a España.
Hay un libro que ninguna librería de Gerona quiere vender. Todas se han negado a quedarse con él cuando las dos distribuidoras que trabajan con la editorial se lo han ofrecido en su catálogo de novedades. Los libreros de esta ciudad, epicentro del movimiento independentista, ven su contenido como potencialmente peligroso y no quieren exponerse a que les lancen huevos contra el escaparate ni a que les hagan pintadas en la fachada del local.

El editor dice que nunca le había pasado que le rechazaran un título, pero tampoco le extraña mucho: "Es el ejemplo de hasta qué punto ha llegado la manipulación social en Cataluña. En el resto de España nadie nos ha puesto ningún problema".

El volumen prohibido se llama Nacionalismo catalán y adoctrinamiento escolar. Estrategia y práctica de control social y modelaje conductual y su autor es Jesús Rul, que durante 32 años ha sido inspector educativo de la Generalitat de Cataluña en Barcelona. El texto analiza las estrategias de manipulación ideológica utilizadas durante décadas por el soberanismo en la escuela. Precisamente, una de estas estrategias se ha puesto de manifiesto ahora con el rechazo del libro.

Lo explica el propio Rul: "Han creado una inculturación social que provoca un rechazo inmediato a todo lo que sea sospechoso de ser contrario a la ideología nacionalista. El nacionalismo penetra dentro del marco mental de las personas creando una presión indirecta que lleva al autocontrol, a la autolimitación y a la autocensura".

Y dice también: "Los ciudadanos dejan de tomar decisiones que puedan molestar a los nacionalistas, por miedo a lo que les pueda pasar si son apuntados en la lista negra". Justo lo que ha ocurrido en las librerías gerundenses.

La editorial Amarante de Salamanca sacó a la venta el libro de Rul el pasado mes de octubre. Previamente, el ex inspector educativo había enviado su manuscrito a varias editoriales catalanas, tanto las grandes como las pequeñas, pero todas rechazaron publicarlo.

Miedo a presentar el libro

En noviembre, una librería del Eixample de Barcelona accedió a prestar el local para la presentación, pero pocos días antes cambió de idea. "Los carteles ya estaban impresos y estaba todo apalabrado. El dueño incluso me había enseñado la sala donde se iba a celebrar el evento, pero en el último momento se echó para atrás", recuerda Rul.

¿El motivo? Los altercados que se produjeron esos días en protesta por la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés asustaron al propietario. No había mala intención por su parte, pero prefirió no tentar a la suerte porque estaba en juego su negocio.

"El dueño me dijo: 'Si presentáis el libro aquí, me pueden destrozar el local'. Y tuvimos que improvisar un sitio en la sede de la asociación Impulso Ciudadano", explica Carlos de Tomás, editor de Amarante.

De Tomas cuenta que mientras en Barcelona, Lérida y Tarragona las ventas del libro transcurren sin problemas, en ciudades como Reus y Gerona los libreros se niegan a aceptarlo. "Nuestras obras las distribuyen dos empresas que trabajan con delegaciones, que son las que llevan las novedades a las librerías. Las distribuidoras nos han dicho que no los quieren", dice.

Así que no le ha quedado otra que ser él quien suministre los ejemplares a los clientes, "en plan amanuense", pues sólo se encuentran bajo pedido o a través de Amazon.

"Soy editor desde 1979 y en este tiempo nunca me habían rechazado un libro; es una práctica muy poco usual, aunque están en su derecho de hacerlo. Nos dicen: '¿Un libro que va sobre nacionalismo y adoctrinamiento? No lo quiero, si lo pongo en el escaparate me tirarán huevos'", relata De Tomás.

Además de no querer venderlo, ninguna librería ha accedido tampoco a poner su local para hacer la presentación. Él mismo ha tenido que ido puerta por puerta intentando convencer a los dueños. Pero ha sido en vano. "Tienen miedo de ser señalados", sostiene. Finalmente tendrán que presentarlo, el próximo día 18, en un centro cívico.