Estatuas de Bill Clinton, calles con el nombre de George Bush, ingresos per cápita miserables y grupos del crimen organizado que trafican armas, personas y órganos son algunos de los sellos más negativos de Kosovo, el país autogobernado donde la OTAN mantiene sus bases militares muy cerca de Serbia y, por supuesto, de Rusia.
Kosovo
© AFP 2022 / ARMEND NIMANI
El 24 de marzo de 1999, las fuerzas armadas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) bombardearon la hoy extinta Yugoslavia con el fin de evitar que las autoridades serbias — el pueblo dominante de la convulsa región yugoslava — cometieran un genocidio en contra de la comunidad albanesa y musulmana de Kosovo. Lo que siguió fue una cruenta guerra que dejó miles de civiles muertos y un territorio idóneo para que Occidente, específicamente Estados Unidos, se instalara en suelo kosovar para desplegar sus intereses estratégicos en la zona de Los Balcanes.

Aunque Kosovo obtuvo su independencia en 2008, ni la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ni muchos países del mundo la reconocen como un Estado-nación. Por el contrario, organizaciones como Amnistía Internacional y periodistas de diferentes latitudes han reportado que este lugar es un caldo de cultivo para la delincuencia organizada y el paramilitarismo: consecuencias directas que dejó la intervención militar estadounidense en las Guerras Yugoslavas (1991-2001) bajo la ya conocida justificación de llevar la democracia a supuestas tierras socialistas sin libertades.

Sin embargo, hay un interés que mantiene Washington en Kosovo desde 1999: establecer bases militares que, de algún modo, cerquen a dos países que, históricamente, ha visto como rivales en la lucha geopolítica por el poder mundial: Rusia y Serbia, dos aliados históricos, aseguran en entrevista expertos consultados por Sputnik.

"Kosovo siempre ha sido una piedra en el zapato para Serbia, que a su vez es uno de los aliados estratégicos más importantes de Rusia. Por eso, desde su independencia en 2008, Kosovo ha sido apoyado a gran escala por la OTAN y su principal patrocinador: Estados Unidos", explica Eduardo Palacios Cabrera, internacionalista y miembro del Centro de Estudios de Países Post-Soviéticos, con sede en Moscú.

Un posible conflicto en el corazón de Europa

Kosovo vuelve a ser noticia en todo el mundo luego de que, a inicios de agosto, crecieran las tensiones entre el Gobierno de primer ministro kosovar, Albin Kurti, y la Administración del presidente serbio, Aleksandar Vucic. ¿La razón? Kosovo se empeña en obligar a los ciudadanos serbios que viven en su territorio a que cambien sus matrículas y papeles de identificación oficiales para poder transitar libremente. Desde hace muchos años, miles de serbios trabajan y residen en suelo kosovar.

Ante esta situación, Belgrado ha mostrado su preocupación por los recientes acercamientos entre Kosovo y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que incluso amenazó con intervenir en la región "si se pone en peligro la estabilidad en el norte de Kosovo", un hecho que fue considerado como intimidante por las autoridades serbias.

"Recordemos que, hace más de 20 años, la OTAN, de la mano de Washington, intervino en Kosovo no sólo para detener un genocidio, sino para que Kosovo se independizara totalmente de Serbia, que siempre ha sido el país más fuerte de los Balcanes. De alguna manera, este conflicto kosovar, igual que muchos otros, es el resultado de una Guerra Fría que no termina y que confronta a Estados Unidos con las naciones que ya no quieren aceptar su hegemonía [como Rusia, China o Serbia, por ejemplo]", señala Palacios Cabrera, quien también ha publicado ensayos sobre Europa del Este y Asia Centralpara elForo Internacional del Centro de Estudios Internacionales (CEI) del Colegio de México.

Pese a que la Unión Europea (UE) ha tratado que Serbia y Kosovo lleguen a un acuerdo que prevenga un conflicto, la realidad es que todavía no se alcanza ninguno e incluso la OTAN sigue desplegando a sus tropas de la llamada Fuerza Internacional de Seguridad. El presidente serbio ha respondido de forma categórica: defenderá a sus ciudadanos hasta las últimas consecuencias. Y Rusia, como aliado, salió en defensa de Belgrado, al que demostró su apoyo y condenó las decisiones tomadas por el primer ministro kosovar, Albin Kurti.

Aníbal Garzón, sociólogo español por la Universidad Autónoma de Barcelona y maestro en Cooperación y Desarrollo Internacional por la Universidad Politécnica de Cataluña, es claro: en los últimos meses, la OTAN ha potenciado los conflictos territoriales entre Taiwán y China; Serbia y Kosovo; Donbás y Rusia, y Sahara y Marruecos. Y todo debido a "la pérdida de la hegemonía de Estados Unidos en el nuevo escenario internacional multipolar y multicéntrico".


'I love you, USA'

Desde 1999, gran parte de la ciudadanía kosovar observa a Estados Unidos con buenos ojos. Pristina, la capital, tiene decenas de referencias a la cultura estadounidense. Incluso hay calles que se llaman Bill Clinton, el expresidente estadounidense que ordenó la intervención militar de su país en esta república autoproclamada. De hecho, dos de las avenidas principales de Pristina se cruzan: el Boulevard Bill Clinton y el Boulevard George Bush.

En 2009, Bill Clinton viajó a Kosovo para que le desvelaran una estatua en su honor, en la que muestra un gesto de saludo y una mueca sonriente. En aquella ocasión, el político demócrata fue recibido eufóricamente, sobre todo por la comunidad kosovar de origen albanés. Diversas crónicas de medios occidentales describen el respeto que tienen muchas familias del país balcánico por la idiosincrasia estadounidense: la comida, la moda, el entretenimiento, los programas de televisión...

Bill Clinton statatue Kosovo
© AFP 2022 / ARMEND NIMANIUna estatua del expresidente de EEUU, Bill Clinton, en las calles de Pristina, en 2019
También hay tiendas boutique que venden ropa como la que porta la excandidata presidencial Hillary Clinton, a quien, por cierto, miles de kosovares apoyaron durante su campaña en 2016, cuando perdió contra Donald Trump.

"Apreciamos muchísimo a la familia Clinton", dijo Elda Morina a la cadena británica BBC. Ella es dueña de las tiendas Hillary, que ya tienen dos sucursales en Pristina.
"Ellos [los estadounidenses] hicieron que todo el mundo conociera nuestros problemas. Por primera vez todos supieron quiénes eran los kosovares. Bill Clinton es la persona que reveló nuestro sufrimiento y, a partir de entonces, todos hemos tenido gran simpatía por la familia Clinton", añadió Morina.
Y sí. De cierto modo, la población kosovar observa a Estados Unidos como la nación que los salvó del yugo serbio, aunque la realidad es mucho menos amable. Kosovo tiene el menor ingreso per cápita de Europa, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Además, actualmente el apoyo estadounidense no se ve reflejado en su economía.
Kosovo clinton
© ARMEND NIMANICiudadanos albaneses cargan un letrero a favor de Bill Clinton en 2019, como parte del 20 aniversario de la intervención de la OTAN en Kosovo por la guerra contra Serbia
Desde hace semanas, los cortes a la electricidad son frecuentes debido a que la compañía KEDS no ha sido capaz de suministrar suficiente energía a todo el país ante el alza de precios de los combustibles por el conflicto en Ucrania. Además, como muchos países subdesarrollados, gran parte de su energía depende de la quema de carbón pese a que esto atenta contra los tratados internacionales para combatir el cambio climático.
Hillary store
© AFP 2022 / ARMEND NIMANIUna tienda boutique Hillary en la capital de Kosovo
"El país que actualmente conocemos como Kosovo fue prácticamente una creación de Estados Unidos. Ellos lo hicieron así cuando le quitaron Kosovo a Serbia. Yo no dudaría que, incluso, lo quisieran meter a la OTAN, tomando en cuenta que ahora quieren incluir a todos los países por el conflicto que tienen contra Rusia", advierte Ana Teresa Gutiérrez del Cid, analista geopolítica con especialidad en Europa del Este de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y autora del libro China y Rusia como actores centrales de las nuevas coordenadas del poder mundial (2019).

Aunque actualmente Kosovo da la imagen de un país reconciliado y reconstruido, la realidad es que se trata de un sitio convulso donde no paran las tensiones con Serbia. Pero sobre todo se trata de un territorio donde, desde 2004, existen problemas como la proliferación del crimen organizado, el paramilitarismo y la desigualdad social, según reportes de organizaciones civiles como Amnistía Internacional.

Ya desde el año 2000, el historiador británico de la Universidad de Oxford, Robin Blackburn, advertía que la OTAN estableció un protectorado en Kosovo a costa del "sufrimiento de su pueblo", ya que sus acciones derivarían de una manera calculada en problemas sociales y inestabilidad política en un futuro cercano.
"El bombardeo de la OTAN ha generalizado e intensificado en gran medida la persecución de los kosovares y ha destruido infraestructuras por toda Yugoslavia. Se han producido miles de bajas civiles y de refugiados y, a pesar de lo que se ha dicho acerca de las armas de precisión, ha habido muchos errores", apuntó.