Anthony Fauci, en una imagen del pasado diciembre reuters Fauci, la cara de la respuesta a la pandemia en EE.UU., deja el Gobierno A sus 81 años y tras más de 35 asesorando a siete presidentes de EE.UU., costará mantenerlo alejado de la bronca política.
Fauci
© Jim Lo Scalzo/APDr. Anthony Fauci, director of the National Institute of Allergy and Infectious Diseases
Anthony Fauci, la autoridad médica de EE.UU. en alergias y enfermedades infecciosas y la figura central en la respuesta de la primera potencia mundial a la pandemia de Covid-19, dejará sus cargos en el Gobierno el próximo diciembre. Fauci, que ha pasado más de medio siglo en los Institutos Nacionales de Salud (NIH, en sus siglas en inglés) y ha asesorado a siete presidentes de EE.UU. en algunos de los principales desafíos médicos del país, se va convertido en una figura contaminada por la polarización política: idolatrado por unos, despreciado por otros.

Fauci, de 81 años, abandonará el Gobierno después de dirigir el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) desde 1984, una de las divisiones de los NIH, en los que desembarcó en 1967 como un joven científico prometedor.

Tras más de 35 años al frente del NIAID y después de lidiar con crisis sanitarias importantes -la epidemia de sida en los ochenta, los virus de Ébola y Zika, la amenaza del ántrax- Fauci alcanzó fama -en EE.UU. y en todo el mundo- como la cara visible de la respuesta a la pandemia.

Fauci para muchos fue la voz de la ciencia -basado en datos, mesurado a la hora de alarmar y a la de tranquilizar- en medio de una respuesta caótica y descoordinada a la crisis del covid de la Casa Blanca de Donald Trump. La pandemia llegó en año electoral, con un impacto tremendo en vidas y en la economía del país, y tuvo impacto en la derrota de Trump.

Desde el principio de la crisis, Fauci tuvo que desdecir a Trump en algunas de sus manifestaciones -el uso de hidroxicloroquina contra el covid, la sugerencia de uso de desinfectantes, la necesidad de mascarilla y de restricciones- y eso descarriló la relación entre el presidente y el director del NIAID.

A la vez que se convertía en un icono pop para el EE.UU. demócrata, el 'trumpismo' le señalaba como el enemigo y llovieron las amenazas y las teorías conspiradoras en su contra.

Fauci se equivocó en asuntos claves de la pandemia -en el comienzo, no recomendó el uso de mascarilla; tampoco detectó pronto el contagio entre asintomáticos-, errores que Trump y sus aliados aprovecharon para convertirle en el villano de la respuesta al covid. La Administración Trump llegó a emitir un informe en julio de 2020 en el que detallaba «todas las veces que Fauci se ha equivocado».

Joe Biden, consciente de la popularidad de Fauci entre su electorado, le celebró como la voz antitética a Trump durante la campaña electoral de 2020 y, una vez en la Casa Blanca, le nombró asesor médico jefe del presidente.

Fauci, que hasta 2020 había servido sin problema alguno para todos los presidentes -republicanos y demócratas- desde Ronald Reagan- se vio convertido en un muñeco político.

Pese a que deja el Gobierno, será difícil que abandone la bronca política. Los republicanos ya han advertido que establecerán comisiones para investigar su gestión de la pandemia cuando recuperen la mayoría en la Cámara de Representantes, y todo apunta a que lo harán en las elecciones del próximo noviembre.

Fauci ha advertido de que no se jubila. «Continuaré la próxima etapa de mi carrera mientras siga teniendo tanta energía y pasión por mi sector», ha dicho en un comunicado. Podría dar clases y conferencias, asesorar a administraciones, organismos y empresas. Y, quizá, escribirá un libro. Seguro que le gustará más a unos que a otros.