China expresó una protesta a Japón tras su "denigración de Pekín" en la cumbre del G7 celebrada en Hiroshima. Como aclararon los expertos a Sputnik, el G7 necesitaba enumerar los 'pecados' de China para justificar la política de confrontación de Occidente hacia Pekín y garantizar que los intereses chinos no interfieran con el dominio de EEUU.
Biden xi Jin ping
© AP Photo / Lintao Zhang
En su comunicado final tras la cumbre en Hiroshima, los países del Grupo de los Siete señalaron su preocupación por la situación en Xinjiang y Tíbet, así como por los problemas en Taiwán, el mar de China Meridional y el mar de China Oriental, incluidos los intentos de China de cambiar elstatu quo allí de forma unilateral.

Esto causó el descontento de Pekín, que presentó una protesta a Tokio por vilipendiar a China. Se trata de una flagrante interferencia en los asuntos internos de China que va en detrimento de su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo, declaró el viceministro chino de Asuntos Exteriores, Sun Weidong, en una reunión con el embajador japonés en Pekín, Hideo Tarumi.

"El principal objetivo del G7 es bloquear y contener a Pekín"

No hay nada nuevo en los documentos finales de la cumbre sobre China, afirmó en una entrevista con Sputnik Alexéi Maslov, director del Instituto de Asia y África de la Universidad Estatal de Moscú y experto del Club de Debate Valdai. Agrega que el G7 ha expuesto sus preocupaciones tradicionales de los últimos tiempos.
"El G7 necesitaba enumerar los pecados de China. Los líderes occidentales intentaron una vez más explicar al mundo lo que es peligroso en China. Por eso se mencionan el Tíbet, Xinjiang y los derechos humanos. Y, por supuesto, la tesis más importante es la agresividad de China en las cuestiones de Taiwán y el Mar de China Meridional. Está claro que no existe una amenaza real por parte de Pekín, y esta retórica antichina pretende justificar la política de confrontación de Occidente hacia China", destacó Maslov.
El principal objetivo del G7 es bloquear y contener a Pekín, comentó a Sputnik Wang Yiwei, director del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Popular de China.
"La reunificación de China y su gran renacimiento, el G7 lo califica nada menos que de 'cambio del statu quo'. Al mismo tiempo, 'mantener el statu quo' significa, según su escenario, el dominio continuado del Grupo de los Siete en el mundo. Detrás del G7 está Estados Unidos", manifestó Yiwei.
El experto subraya que tras el estallido de la crisis de Ucrania y en ausencia de un tratado de paz con Rusia, "Japón estaba claramente nervioso", por lo que utilizó su condición de presidente del G7 para considerar la estrategia estadounidense de contención de China como su principal vía de política exterior.

El especialista señala que la llamada "confrontación con China por el cambio del statu quo" significa que EEUU seguirá manteniendo "la paz bajo dominio estadounidense" en la región Asia-Pacífico y en todo el mundo.
"China, por su parte, desea la reunificación de la patria, que también es siempre el statu quo. El objetivo fundamental de la llamada oposición estadounidense es precisamente garantizar que los intereses de China no interfieran con el continuo dominio de EEUU en los asuntos mundiales y obligar a los aliados a someterse a sus intereses estratégicos. Todo esto ya provocó que el G7 se convierta cada vez más en un grupo antichino, una fuerza opuesta a la transformación global y a la democratización de las relaciones internacionales", especificó.
"EEUU quiere subordinar el G7 a sus intereses estratégicos" y "Pekín debe jugar según sus reglas"

La cumbre del G7 demostró que Estados Unidos utiliza la teoría del miedo a China para obligar a sus aliados a someterse a sus intereses estratégicos, afirmó el experto Wang Yiwei. Agregó que Washington espera que el Grupo de los Siete se niegue a invertir en Pekín o a transferirle tecnología, que no contribuya así al desarrollo de China y que siga subordinado a los intereses estratégicos estadounidenses.
"EEUU quiere reorganizar todo el sistema de alianzas y reforzar los vínculos de la OTAN con los aliados de la región Asia-Pacífico. Quieren subordinar el Grupo de los Siete a sus intereses estratégicos. Al mismo tiempo, esperan utilizar el G7 para oponerse a la creación de un mundo multipolar", profundizó.
En palabras del analista, EEUU quiere seguir dominando la globalización económica en nombre del G7, en el sistema de seguridad mundial y en los asuntos políticos a través de la OTAN, a través del sistema de alianzas en las regiones Indo-Pacífica y Asia-Pacífico. Y todo, según el experto, se hace bajo el disfraz de la teoría de la amenaza china.
"EEUU está utilizando la teoría de la amenaza china como pretexto para desplegar armas nucleares en torno a las fronteras de China, al tiempo que afirma que las actividades de armamento nuclear de Pekín son supuestamente poco transparentes", detalló Wang Yiwei.
EEUU no pretende desvincularse de China, sino eliminar los riesgos en sus relaciones con este país. Así lo declaró el presidente estadounidense, Joe Biden, en la rueda de prensa final en Hiroshima.

El Primer Ministro británico, Rishi Sunak, indicó tras la reunión que el Reino Unido estaba tomando medidas para evitar que China utilice supuestamente la coerción económica para interferir en los asuntos soberanos de otros países. En realidad, los socios occidentales intentan imponer a China su propia matriz de comportamiento, afirmó el experto Alexéi Maslov.
"Cuando Biden, Sunak y los demás líderes del G7 dicen que no buscan la retirada de China, están diciendo que Pekín debe jugar según las reglas establecidas por la coalición occidental, por el mundo de Occidente. Y entonces no habrá desconexión. Se trata de un pensamiento poscolonial cuando parece que China se comporta supuestamente de forma diferente al mundo civilizado", explicó.
A juicio del especialista, no solo el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, sino prácticamente todo el Grupo de los Siete habla de la necesidad de controlar el comportamiento de China. Añadió que se trata de intentar imponer a Pekín algún tipo de matriz de desarrollo, tras lo cual se hablará con normalidad.


Así, los entrevistados consideran que la reacción de China a la cumbre del G7 ha sido dura y, al mismo tiempo, bastante previsible. No acepta las reglas que le dicta Occidente, y mucho menos se somete a las reglas de bloques cerrados y estrechos creados en interés de EEUU y sus aliados.

Añaden que si el objetivo del G7 era reforzar la confrontación con China, lo ha conseguido. Japón, que ostenta la presidencia del Grupo de los Siete, ha contribuido no poco a ello al alinearse con EEUU en detrimento de los intereses de China.