
© Jill Greenberg
Recientemente,
dos científicos holandeses han propuesto la legalización de la pornografía infantil. Hace unos meses un
simposio fue organizado en los Estados Unidos para discutir la manera de legalizar la pedofilia. Hoy en día, los pedófilos tienen sus propios foros y grupos de
Facebook, sus
partido político, sus diarios, su
mascota, sus "
juguetes sexuales", su día internacional ("International Love Boy Day" para los amantes de chicos o "Alice Day" para los amantes de las niñas) y forman
asociaciones para" defender sus derechos". Los pedófilos se asumen, se muestran y se reivindican. Casi olvidaríamos que su asunto es el de violar niños.
Si los pedófilos parecen así de abiertos en sus reivindicaciones al derecho a "vivir su sexualidad" es en parte porque juegan algunas nociones y conceptos que a veces son borrosos en la mente del público (y, de manera más alarmante, entre algunos científicos - pero veremos que esto no es realmente tan sorprendente). Con el pretexto de la "libertad de expresión", de superar el "tabú" y apresurándose a través de la enorme brecha que dejaron abierta los
homosexuales que (legítimamente, ellos) defendieron sus derechos, los pedófilos se atreven a todo.
Entre estas nociones vagas en la mente del público, consideremos primero la del tabú. Por definición, un tabú es algo de lo "que sería impropio hablar en virtud de las convenciones sociales o morales" (Larousse). A menudo, el concepto de tabú es un concepto relacionado con la mentalidad de una época o cultura. Lo que era tabú en un momento ya no lo es en otro. Lo que es un tabú en una cultura no lo es en otra. De acuerdo con Freud (quien, por cierto, era un
psicópata, como lo demuestra el famoso experto de grado en psicopatía, Hervey Cleckley, en su libro
The Caricature of Love (La caricatura del amor), sólo dos tabúes son universales: el parricidio y el incesto. Sí, al parecer, hay regiones, épocas y culturas donde el canibalismo, el asesinato, la necrofilia y la pedofilia son bastante aceptables...