Unos días antes de la conferencia de prensa habíamos visto a la CNN presentando una historia conectada con la historia de Buzzfeed basada no solamente en información defectuosa, sino también en una historia imposible de creer y además irrelevante para el interés público.© Katehon.com
No puede ser calificado como periodismo. Lo que es importante en el periodismo real no es que sea un taquígrafo del poder, sino que las afirmaciones puedan ser verificadas y esté en el interés público.
Por supuesto, ha sido desacreditada aquella historia en relación a Trump y su llamada "Golden showers" ("duchas doradas"). Tanto si él hizo esto como si no, es su vida privada y es realmente irrelevante con la capacidad para desempeñar un cargo público. Es muy interesante que en los EEUU del momento actual, cuando la homosexualidad, la transexualidad, el fetichismo sexual y las perversidades están siendo ampliamente promovidas como una virtud, esto sea por supuesto una hipocresía.
Sin embargo, aparte de eso, lo que es muy interesante para mi sobre esta confrontación entre el reportero de la CNN y el presidente electo Donald Trump hace unos días en tal conferencia de prensa, fue que
durante 8 años, organizaciones como la CNN nunca presionaron ni una vez a Obama en este sentido por ninguna de sus afirmaciones. Los periodistas no le presionaron por ninguno de los crímenes potenciales que él cometió al ir a la guerra sin autorización; las razones que dio para no cerrar Guantánamo Bay, la continuada ocupación de Irak y Afganistán; los derechos que fueron requisados bajo la Ley Patriota de Bush y que Obama prometió restaurar, pero él no restauró. No interrumpieron a Obama. Esta es la prueba verídica de que sus "periodistas" son necesariamente los taquígrafos para el poder. La secretaría de prensa de la Casa Blanca emite notas de prensa pero los periodistas deberían hacer preguntas.
Comentario: Los ocho hombres más ricos conocidos, porque hay varios personajes más ricos que pasan por debajo de los radares públicos. Esta es una consecuencia más de estar gobernados por un sistema patocrático donde sólo un puñado de entes tiene en su bolsa la gran mayoría de dinero en el mundo, mientras la gente normal continúa siendo exprimida por empresas y corporaciones que no se prepocupan en lo más mínimo por el bienestar de sus empleados; para ellos, sólo son engranes dentro de su gran maquinaria.
Parece que su sueño distópico de los "súper-ricos contra los súper-pobres" se vuelve cada día más real.