Las autoridades chinas verifican si más de 20 niños fueron utilizados en un estudio donde están implicados investigadores chinos y estadounidenses. La demanda asegura que se les alimentó con "arroz de oro", genéticamente modificado para mejorar su aportación vitamínica.
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Las autoridades chinas han iniciado una investigación para verificar si más de 20 niños fueron alimentados con arroz modificado genéticamente y utilizados como cobayas en un estudio donde están implicados investigadores chinos y estadounidenses, según ha informado la agencia oficial China Nueva.

El Centro chino para el Control y la Prevención de Enfermedades ya suspendió al investigador Yin Shi'an por su implicación en este proyecto, tras la presentación de una serie de demandas por parte de Greenpeace en las que se afirma que se alimentó a niños con ese arroz, conocido como "arroz de oro", genéticamente modificado para mejorar su aportación vitamínica, agregó la agencia china de prensa.

En un comunicado publicado en agosto, la organización Greenpeace afirma que se utilizó arroz modificado genéticamente para reducir las carencias en vitamina A para alimentar a 24 niños de seis a ocho años en 2008. Las experiencias, denunció, se llevaron a cabo en la provincia de Hunan. Según Greenpeace, los investigadores estadounidenses implicados están afiliados a un centro para la alimentación de la universidad de Tufts, en Boston.

"Es increíblemente perturbador pensar que un organismo de investigación estadounidense utilizó a niños chinos como cobayas para alimentos genéticamente modificados", lamentó la organización. El organismo chino para la prevención de enfermedades negó haber dado su autorización o haber participado en los ensayos clínicos, según la agencia China Nueva.

La publicación de un artículo sobre estas investigaciones en una revista especializada estadounidense, el American Journal of Clinical Nutrition, tampoco fue sometida a la aprobación del ministerio chino de Salud, agregó la organización no gubernamental.

Los defensores de este arroz genéticamente modificado, cuyo color varía entre el amarillo y el naranja, afirman que este producto podría reducir la mortandad infantil aportando vitamina A a los niños que padecen carencia de ella.