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El Hierro está viviendo una fase de terremotos más intensa que la que degeneró en la aparición del volcán en el mar de Las Calmas en 2011. ¿Significa eso que la tierra puede volver a quebrarse escupiendo su fuego? No necesariamente. Aunque los herreños miran a los políticos buscando respuestas y éstos se giran hacia los científicos, sólo la naturaleza sabe lo que va a pasar. Lo único que pueden hacer los humanos es intentar escuchar sus señales y esperar.

Hay muchos elementos en esta nueva crisis sísmica que recuerdan a la del verano de 2011. Si en aquella hubo unos 10.000 terremotos en los cuatro meses previos a la aparición del volcán, en esta ya llevamos más de 2.000 en tres semanas, algunos con intensidades no alcanzadas entonces. Si la deformación del terreno apenas llegó a los cinco centímetros hace dos años, en esta ocasión ya se han alcanzado los 11 cm. Otras pistas previas al estallido magmático frente a las costas de La Restinga, como fueron los niveles anómalos de helio 3 y CO2, también están sucediendo ahora.

"Esta fase de terremotos es totalmente inusual, es más intensa que la crisis de 2011″, dice Eugenio Fraile, del Centro Oceanográfico de Canarias y responsable de la misión VULCANO. A bordo del buque oceanográfico Ramón Margalef, este proyecto, impulsado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y a Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, tiene por objetivo estudiar a fondo el volcán surgido en 2011 y hacer un completo mapa tridimensional de los alrededores de la isla. La nueva oleada de terremotos les ha cogido terminando la primera fase de su objetivo principal que no es otro que colocar una boya en el mismo volcán para vigilarlo de cerca y en tiempo real.

Las mediciones tomadas por los científicos de VULCANO han desvelado que, en los alrededores del volcán submarino, las anomalías en una serie de parámetros físico-químicos están creciendo. Además de un aumento de hasta tres grados en la temperatura del agua, ésta sigue acidificándose y la salinidad, alcalinidad y carbono inorgánico presentan valores más altos de lo normal. Sin embargo, según sus análisis, no hay concentraciones significativas de compuestos reducidos de azufre. "Eso significa que no está activa la fase magmática", explica Fraile. Parece que, al menos este volcán, está dormido.

Salvo en esa parte del sur de El Hierro, el 90% de la periferia de la isla presenta niveles normales en unos 40 parámetros analizados. Esto incluye la zona donde se están dando los nuevos terremotos. El enjambre sísmico actual se está concentrando frente al Cabo de Orchilla, a unos 15 kilómetros al oeste de la isla.

Pero esa concentración no significa que allí se esté gestando un nuevo volcán. Hay que recordar que los seísmos del verano de 2011 tuvieron su epicentro en la misma isla y la erupción tuvo lugar en el mar aunque en el mismo eje longitudinal donde se produjeron los temblores. Más importante aún, en las zonas volcánicas, los terremotos no siempre despiertan a los volcanes. Según datos del Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN), sólo el 46% de los casos de enjambre sísmico como éste son precursores de una erupción.

"La actividad sísmica reciente se encuentra asociada al mismo proceso que generó la actividad sísmica anómala del verano de 2011, un proceso de reactivación magmática que está ocurriendo bajo la Isla del Meridiano desde mediados de 2011, e incluso varios años antes, y que aún no ha parado de escribir sus últimos párrafos", sostiene Nemesio Pérez, investigador del INVOLCAN. Es decir, ambos fenómenos pertenecen al mismo proceso que se está desarrollando bajo El Hierro. Pero no tienen que acabar igual. En otras ocasiones similares, como los episodios sísmicos de 2012, la tierra se calma sin más.

Para Pérez, no se puede descartar que veamos nacer un nuevo volcán. "Si en unos de estos periodos sísmico-deformacionales tiene la suficiente energía para romper y encuentra una zona de debilidad que facilite este proceso de ruptura de la corteza, existen muchas papeletas para que pueda ocurrir otro nuevo fenómeno eruptivo en El Hierro generando un nuevo volcán", asegura. Pero no tiene porqué aparecer donde se están produciendo los terremotos.

El problema de El Hierro es que está en mal sitio. Mejor dicho, la isla nació hace 1,2 millones de años fruto de las mismas entrañas de la tierra que ahora la amenazan. Su particular forma de Y esconde tres grandes fallas que recorren cada uno de los palos de la Y. Un reciente estudio publicado en la revista Journal of Volcanology and Geothermal Research tira de estadística y datos geológicos para señalar las zonas de la isla donde hay más probabilidades de que haya una nueva erupción.

"La mayor probabilidad se alcanza en el área sur-oeste de la falla occidental", dicen en sus conclusiones. Esa es la zona del Orchilla, frente a la concentración de los terremotos. Los autores del estudio no son adivinos y lo habían acabado antes de esta oleada sísmica. Sólo han estimado las zonas donde es más probable una nueva erupción. Una es la del Cabo de Orchilla, pero hay otras que coinciden con el recorrido de las tres principales fallas y en los extremos de dos de ellas se encuentran dos de los principales núcleos de población de El Hierro. Con todo, se trata de una probabilidad entre 147 para las zonas con mayor riesgo.