bosques boreales
© Universidad de Illinois en Urbana-ChampaignLa hierba con flores magenta aquí mostrada crece a menudo en el terreno vaciado de vegetación por un incendio, y lo hace muy pronto. En el caso ilustrado por la imagen, esta hierba predomina ahora en una zona que tiempo atrás estaba cubierta de piceas.
Una zona de 2.000 kilómetros cuadrados de extensión en la región del Yukón ha sufrido un aumento notable tanto en la frecuencia como en la severidad de incendios forestales en las recientes décadas, según revela una nueva investigación.

El equipo de Ryan Kelly y Feng Sheng Hu, de la Universidad de Illinois en Estados Unidos, ha determinado que la actividad de los incendios forestales en esta zona es más alta que en cualquier otra época en los últimos 10.000 años.

En su análisis de las condiciones de los últimos diez mil años en la zona, el equipo prestó especial atención a un período particularmente caluroso. Este período, conocido como Anomalía Climática Medieval, comenzó hace unos 1.000 años y acabó hace unos 500 aproximadamente. Durante ese período, las temperaturas globales, así como las especies arbóreas predominantes en el sector investigado de la región del Yukón, eran similares a las de hoy.

"Ese período probablemente no fue tan cálido como la época actual, y con toda certeza no fue tan caluroso como lo será el futuro que se pronostica, pero pudo ser el periodo más similar al presente de entre los anteriores conocidos", comenta Kelly. "Había muchos incendios, casi tantos como hoy, y eran particularmente severos".

Los investigadores han encontrado que la composición por especies de los bosques boreales en las tierras bajas y pantanosas de la zona conocida como Yukon Flats cambió gradualmente durante la Anomalía Climática Medieval, transformándose de bosques dominados por coníferas a bosques poblados principalmente por árboles de hoja caduca (caducifolios o deciduos), que son relativamente resistentes al fuego.

Hoy en día se observa el mismo tipo de cambio en las especies del bosque. La mayor parte del área de estudio ardió en uno u otro momento de la última década, y ahora hay árboles jóvenes de hoja caduca creciendo allá donde en su día se alzaban coníferas como por ejemplo la picea mariana.

Falta ver hasta qué punto la tendencia de los bosques hacia poblaciones dominadas por árboles de esa clase contrarrestará las tendencias forestales adversas promovidas por el calentamiento global.

En cualquier caso, la incidencia de los incendios forestales en el área de estudio parece que ya ha superado a la registrada durante la Anomalía Climática Medieval, a juzgar por los datos manejados en la investigación.

El interés de esta cuestión va mucho más allá de lo meramente académico. Tengamos en cuenta que los bosques boreales cubren más del 10 por ciento de la superficie terrestre y contienen una inmensa cantidad de carbono, principalmente en su subsuelo, atrapada tras muchos siglos de actividad vegetal. "Hay más carbono contenido en los bosques boreales que en toda la atmósfera", afirma Kelly. Y una de las principales formas en que este carbono abandona el subsuelo y se incorpora a la atmósfera es mediante incendios forestales.

La liberación de carbono extra por causa de los incendios forestales aumenta el contenido atmosférico de gases de efecto invernadero, contribuyendo a un calentamiento climático adicional.

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