Shirley y Jenny se reconocieron inmediatamente y se acariciaron. Las elefantas han podido estar felices y juntas durante diez años. Esta es una conmovedora historia entre dos elefantes Shirley (20 años), que un día había asumido el papel de madre sustituta con la pequeña Jenny, casi un bebé, arrancada de su madre y vendida a un circo, para que unos desalmados ganaran dinero exhibiéndola.
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© DesconocidoShirley y Jenny
Las dos elefantas, al fin, se han podido volver a reunir tras 22 años separadas. Las dos nacieron en Asia, y vivían en libertad, antes de su captura, y al coincidir en el circo "Carson y Barnes" , crearon lo más parecido a una pequeña familia monoparental; pero más tarde las separaron, y no se volvieron a ver hasta que 22 años después se han reunido en el Santuario de Tennesse.

En el año 2000, Carol Bucley, la directora del "Santuario de Elefantes de Tennessee", que se dedica gracias a donaciones particulares a rescatar elefantes heridos y maltratados, supo que Shirley, la elefanta mayor, estaba muy enferma, pues había sido maltratada y encadenada. Tenía una lesión en la pata derecha, le faltaba una gran parte de su oreja izquierda, debido a un incendio, además de estar llena de cicatrices en la cara, la espalda y los pies. Jenny, ya llevaba viviendo en El Santuario tres años, porque había sido rescatada y comprada años antes, después de sufrir también años de abusos y maltratos en otro circo.

Los dueños del circo, al verla tan enferma, la abandonaron en un refugio para perros y gatos, en tan mal estado que tenía su pata izquierda trasera seriamente lesionada, con una pudrición de pié crónico, estaba ciega de un ojo, tenía lastimada la oreja derecha, y su cola estaba curvada. Cuando Shirley llegó al santuario, el 6 de julio, estaba enferma y exhausta, los cuidadores le quitaron las cadenas entre lágrimas, asegurando que ya nunca más las volvería a llevar.

La metieron en una habitación para que se reuniera con su "hijita", pero las separaban unos gruesos barrotes,( en prevención de que se pudieran pelear). El encuentro, fue tan emocionante que todos los presentes rompieron a llorar. Carol Bucley, dice que se reconocieron al instante, y que se empezaron a acariciar con sus trompas, a través de los barrotes, mientras mantenían una conversación de rugidos. Carol, añade que era la más emocionante demostración de amor que nadie se podía imaginar, y que pasaron toda la noche haciéndose mimitos, y hasta consiguieron doblar los gruesos barrotes. Por la mañana, abrieron la puerta, y, cuando estuvieron por fin juntas, salieron abrazándose y juntando sus lomos por el bosque que rodea el santuario. Desde la llegada de Shirley, los elefantes del santuario cambiaron completamente, elefantes que hasta entonces habían sido simples compañeros y amigos, se convirtieron en una especie de familia unida donde eran hermanas, y tías de la madre y la hija.

Shirley y Jenny, han vivido juntas diez años muy felices, pero al final, Jenny , ha muerto, debido a que la elefanta, había estado expuesta a la tuberculosis, y, tenía en la pierna una infección bacteriana oculta, que brotó de pronto, y en unos días la causó la muerte. Sus cuidadores opinan que como durante muchos años, fue trasladada en un pequeño remolque donde apenas podía moverse, ni casi respirar, encadenada sobre sus propias heces, y soportando su tremendo peso en una pierna gravemente herida, la pierna de Jenny, nunca se pudo recuperar.

La unión entre Shirley y Jenny en los últimos días de vida, fue tan increíble que Jenny, aún sabiendo que se moría, y estando tumbada, intentaba jugar y acariciar a Shirley, para que no sufriera. Tras la muerte de Jenny, Shirley, se quedó en el bosque barritando como si tocase una trompeta. Era un ruido tan desgarrador que nadie podía quedarse impasible ante esta tremenda demostración de dolor. Afortunadamente la anciana elefanta, ya se está recuperando y está muy unida a su nueva familia de elefantes, Bunny, Tarra, y sus cuidadores, en su nuevo hogar.