(España) - La localidad leonesa registró este febrero -32,7ºC rebajando en 7 décimas los datos de 1956 gracias a la entrada de aire siberiano y polar, el viento en calma, los cielos despejados y las noches largas
picos de Europa
Igual no ha sido el año más frio en términos globales, pero si el que ha registrado la temperatura mínima absoluta más baja del histórico de España. El 19 de Febrero de este 2016, en la Vega de Liordes (sector leonés del Parque Nacional de Picos de Europa perteneciente al municipio de Valdeón), registraba -32,7°C, rebajando en 7 décimas el anterior dato, el 3 de febrero de 1956 en la estación de Estany Gento (Pirineo leridano).

La medición fue realizada por uno de los termómetros registradores que un grupo de aficionados a la meteorología y la montaña instala y mantiene - con sus propios medios personales y económicos, aunque con el apoyo y autorización del Parque Nacional - en pequeñas garitas distribuidas por los 'jous' (dolinas kársticas) de los Picos de Europa.

El grupo ha desarrollado seis campañas de medidas prospectando estas depresiones del terreno, aunque en ninguna de ellos se ha conseguido una serie completa de todos los inviernos. Diversos avatares - avalanchas, nevadas que tapan pértigas de 6 metros e incluso algún caso de vandalismo - han impedido conseguir esta continuidad.

Hasta este año se había logrado batir un registro de temperatura mínima mensual, cuando los -30,6°C medidos en Hoyos Sengros el 13 de diciembre del 2013 superaron a los -30°C de Calamocha medio siglo antes (17/XII/1963), que suponen el récord oficial de España para un enclave habitado.

Éste y otros registros ampliamente inferiores a los veinticinco grados bajo cero hacían presagiar que cuando se dieran las condiciones atmosféricas apropiadas (entrada de aire siberiano o polar, viento en calma, cielos despejados y noches largas), alguna de las estaciones instaladas en Picos daría la campanada.

Situada en la cara sur del Macizo Central de Picos de Europa, en la provincia de León, y dentro del municipio de Valdeón, la Vega de Liordes es uno de los poldjés (una depresión cerrada, de fondo plano y por lo general de mayor tamaño que una dolina) más importantes de la Península Ibérica. Cuenta con una altitud sobre el nivel del mar de 1.868m, un área aproximada de 750.000 m2 y una profundidad de unos 90m. En conjunto, estas características geomorfológicas conforman un entorno óptimo para la generación y acumulación de frío durante las largas noches invernales.

Cuando a estas características se une la presencia de nieve - un estupendo aislante que evita que el suelo caliente el aire y por tanto acrecienta las pérdidas de calor por radiación - y viento en calma con cielos despejados durante la noche, tenemos lo que técnicamente se denomina en la bibliografía científica como "CAP" (del inglés Cold Air Pool, Piscina de Aire Frío). A grandes rasgos, se trata de un sistema aislado en el que el calor se irradia hacia la estratosfera sin que haya nuevos aportes térmicos hasta que el viento o el sol interrumpen la pérdida. Este gran congelador natural es capaz de generar tanto frío - o más apropiadamente, perder tanto calor - que en apenas unos cientos de metros de distancia se pueden obtener diferencias de temperaturas de más de 35°C. Esta peculiaridad microclimática podría explicar la presencia en Liordes de endemismos de gran valor ecológico.

Fue precisamente este fenómeno, una piscina de aire frío, el que en la noche entre el 18 y el 19 de febrero del 2016 llevó al valor récord de -32,7°C a las 8:50 de la mañana, justo antes de que el sol pusiera fin a la inversión de temperatura.

A esas horas, Moscú disfrutaba de unos agradables -6°C; para encontrar registros similares ese día, habría que irse a los -33°C de Verkhoyansk, en Siberia, tradicionalmente considerada la ciudad más fría del mundo. El Polo Sur, en otra liga, marcaba ese día unos ¿inalcanzables? -46°C.