Jordan Peterson 12 reglas
El reconocido psicólogo canadiense Jordan Peterson ha ganado mucha atención en los últimos meses debido a su gran trabajo sobre lo políticamente correcto, la ideología de género, sus estudios sobre la Biblia y en resumen las herramientas que nos ha proporcionado para poder llevar una vida más plena en todos los sentidos.

En el mundo caótico en el que vivímos hoy en día, no es coincidencia que la mayoría de sus lecturas hayan causado algún impacto en sus espectadores. La elocuencia de Peterson al hablar y sus investigaciones profundas sobre diferentes temas han abierto las puertas a muchas personas hacia un descubrimiento mayor de su persona y a encontrar un significado real en la vida, no a simplemente "ser felices."

En esta ocasión, Peterson se reunió con Dave Rubin para charlar sobre su libro "12 reglas para la vida: un antídoto para el caos," el cual nos proporciona diferentes puntos a seguir para llevar una vida más responsable, con honestidad hacia nosotros mismos y hacia los demás y con disciplina. Y también nos invita a seguir con esa curiosidad para comprender más cómo funciona nuestra máquina, es decir, nuestra mente y cuerpo que en conjunto determinan en gran medida nuestro comportamiento y nuestro modo de ver la realidad.

Regla número 1: ¡Deja de ser patético! Párate derecho con tus hombros hacia atrás

Una de las cosas a destacar de Peterson es que él en ningún momento cree tener las respuestas a todo y tampoco se siente como si tuviera toda su vida en orden. Su siguiente video comienza con esa declaración: "... la regla número 1 proviene de alguien que trató de dejar de ser patético, porque no estoy diciendo: 'mira tú eres patético y yo tengo las respuestas'. No, no, no, yo tengo mucho trabajo por hacer conmigo mismo".

Algo tan "simple" como la postura puede tener un gran impacto en nuestro estado emocional. Y justo de esto es lo que habla Peterson en la regla número 1. Muchas personas vamos por la vida con una mala postura física, con los hombros encogidos y la cabeza agachada. El psicólogo nos recuerda que tenemos que pararnos derechos, lo cual requiere de un esfuerzo constante para tener consciencia de nuestro cuerpo físico, así como mental, al preguntarnos porqué nos hacemos pequeños y corregirlo.

Con un ejemplo divertido nos recuerda cómo las langostas al ganar una batalla se hacen grandes, pero cuando pierden se encogen. Esto tiene una base científica, ya que la postura tiene una relación directa con la función de la serotonina (un neurotransmisor que se encarga de mantener un equilibrio en nuestro estado de ánimo).

Un estudio que se llevó a cabo en 2012, publicado en la revista Biofeedback, indicó que existía un vínculo entre la postura y la salud mental, en particular el estado de ánimo, la ansiedad y el estrés. Durante este estudio se le indicó a 110 estudiantes que caminaran por un pasillo con una postura encorvada y luego que saltaran por el pasillo. Posteriormente se le pidió a los estudiantes que compararan la diferencia en su estado de ánimo después de cada caminata. Todos reportaron sentir menos energía cuando caminaban encorvados y con mayor energía después de saltar.

Asimismo, los estudiantes tomaron una encuesta adicional para evaluar sus niveles de depresión. Como conclusión, los que tenían menos energía después de caminar con los hombros caídos, se sentían aún más deprimidos.

Heather Mason, instructora de yoga terapia para tratar la depresión y ansiedad también cree que la postura puede afectar nuestro estado emocional:
"El estar encorvados le dice al cerebro que estamos infelices y estresados: estamos moviendo los hombros hacia adelante en una posición defensiva que, desde una perspectiva evolutiva, protege nuestros órganos y nuestro torso. Entonces, si estás encorvado, tu cerebro piensa que estás bajo ataque."
Mason dice que al tener la columna derecha, permitimos que el flujo de sangre y neurotransmisores como la serotonina y endorfinas fluya libremente, por el contrario, cuando estamos encorvados no permitimos que esta circulación sea libre.

Así pues, Peterson nos recuerda que podemos corregir nuestra postura con ejercicio físico, ya sea con pesas, yoga o algún tipo de estiramiento. Al modificar nuestra postura nos abrimos hacia el mundo, a todo lo bueno y malo que pueda traer, aceptamos que podemos ser vulnerables, pero que no tenemos que encogernos para "protegernos," sino que más bien podemos ser competentes y lidiar con cualquier evento que suceda en nuestra vida.