gender differences
Hoy en día, las feministas quieren todos los derechos, y ninguna de las responsabilidades, ninguno de los aspectos más problemáticos de la vida y la realidad. Los últimos 40 años de disparates feministas no han servido para elevar y empoderar a las mujeres, ni para enseñarles sobre sus derechos, responsabilidades y prerrogativas en la sociedad humana con respecto al apareamiento humano y el ciclo reproductivo. En cambio, el movimiento feminista ha invertido su tiempo en promocionar a las mujeres tanto como superheroínas que pueden hacer cualquier cosa, y como víctimas pasivas que no pueden hacer nada.
Un deseo para Weinstein

Harvey Weinstein tiene el toque maestro cuando se trata de películas. No todas en las que ha estado involucrado han sido un éxito, pero la abrumadora mayoría de ellas eran dignas de ser vistas, y algunas realmente grandiosas. Scream, The English Patient, Emma, The Crow, Beautiful Girls, Princess Mononoke, Good Will Hunting, Jackie Brown, Rounders, Phantoms (Ben Affleck estuvo increíble), Mansfield Park, She's All That, las películas de Kevin Smith, Lord of the Rings, Equilibrium, Chicago, Kill Bill, Inglorious Basterds: la lista sigue y sigue.

Harvey Weinstein también es feo. No tuvo la suerte de nacer dentro del 20% superior de los hombres, los "666" como se les llama: 6 pies de alto, 6 marcas de músculos abdominales y un salario de 6 cifras. Esos son los hombres a los que las mujeres se atreverán a acercarse; para el resto de nosotros meros mortales, es un trabajo duro cumplir esa parte de tu propósito evolutivo que implica encontrar una mujer que esté dispuesta a tener tus hijos. Para los Harvey Weinsteins del mundo, es cuestión de cultivar su comedia, o su cuenta bancaria, o sus éxitos creativos. Por cada pulgada de cintura, agregue otro 0 a su salario para compensar.

Harvey Weinstein, en muchos sentidos, es un producto del feminismo. Es un hijo del feminismo. Es un producto de la masculinidad que se odia a sí misma inculcada en los hombres jóvenes desde su nacimiento por nuestra sociedad "moderna", que no sólo hace evidente que valora más a las mujeres que a los hombres, sino que va más allá. Ni siquiera te deja hablar de ello. Hay un bloqueo reversivo en contra de discutir el privilegio femenino en la sociedad, y entre más aparente se haga y más derechos se les confiera a las mujeres, más forzados nos vemos a fingir que no es verdad y se espera en mayor medida que exculpemos nuestra culpabilidad masculina.

Weinstein se ha convertido en lo mismo en que se han convertido muchos hombres de hoy: un cornudo que se odia a sí mismo y que ha aprendido a sobrevivir convirtiendo el desprecio hacia las mujeres en excitación. Algunas mujeres se burlan de nosotros por eso, pero es un mecanismo de supervivencia. Nuestros impulsos sexuales son una fuente de energía conveniente para el campo de contención necesario para evitar que cometamos suicidio. Después de todo, todos somos tan repugnantes, tan psicópatas, tan perversos. Todos somos violadores, abusadores y opresores de mujeres. Lo único que celebran las feministas acerca de los hombres en la sociedad de hoy es nuestra capacidad de contenernos y reprimirnos y dar paso a las feministas. "Quédate quieto, cállate, no juegues rudo, no hables alto, no digas eso, es sexista. 'Las mujeres pueden hacer todo lo que los hombres pueden hacer, mejor y con tacones'. Eres obsoleto. Eres un cerdo. Necesitas ser reparado. Tienes que besar unas cuantas ranas antes de que encuentres a la que se convierta en príncipe. Un hombre de verdad no haría eso, un hombre de verdad no diría eso, un hombre de verdad no querría eso, un hombre de verdad, un hombre de verdad, un hombre de verdad, un hombre de verdad..."

Harvey Weinstein no estaba recorriendo las calles y haciendo propuestas a las mujeres, no las estaba secuestrando o comprando a un traficante de seres humanos. Vinieron a él. Vinieron a su habitación de hotel. Harvey Weinstein puso un anuncio de su profesión y dio a conocer sus habilidades especiales, habilidades que desarrolló y cultivó a lo largo de una larga carrera. Su precio era simple y directo - una forma primitiva, aunque inescrupulosa de trueque. Te daría un respiro, te pondría en el camino del éxito, a millones de dólares, al amor y la admiración de millones de fans, y todo lo que pedía a cambio era que cumplieras sus embarazosas fantasías sexuales.

Louis C. K. es más o menos lo mismo. No tiene ilusiones sobre quién es, o qué es. No es tan narcisista. Sabe que podría perder 40 libras, broncearse e ir al gimnasio. Todos entendemos la vanidad y el exhibicionismo del Gym Bro: él ha trabajado duro para esculpir su cuerpo en una especie de facsímil de nuestro estándar de belleza masculina, pero Louis, ¿por qué querría esa bola de grasa desvestirse frente a las mujeres?

Porque ha aprendido a librarse de la vergüenza. No quiere la validación de estas mujeres. No es una expresión del poder masculino o del derecho masculino, es vergüenza. Y es tan triste que las experiencias de su vida lo hayan dejado con una sexualidad lisiada. No sé si fue Jim Norton, o sólo un tipo que se parecía a él, quien una vez dijo en una entrevista que todos los comediantes tienen un profundo defecto. Ya sean las drogas, la comida o el sexo. Es a partir de ese autoconocimiento de su propia estupidez -su propia identidad lisiada- que nace la buena comedia, especialmente la comedia de observación.

El mito del acoso sexual

El acoso sexual no es pedir una cita a una mujer en el trabajo. El acoso sexual no es hacer un comentario acerca de las tetas, de ella o de cualquier otra persona. El acoso sexual no es mirar demasiado tiempo a su escote hundido. El acoso sexual no es un abrazo, ni una broma sucia, ni un silbido de lobo, ni una llamada, ni una mano en el muslo, ni un beso robado.

El acoso sexual es perseguir repetidamente a una mujer después de que ella dijo que no y/o aplicar consecuencias tales como la degradación o el despido a su libertad de elección de no salir o interactuar con usted. Cuando una mujer afirma que fue acosada sexualmente en el lugar de trabajo, esta es la imagen que tenemos en nuestras mentes. Es por eso que cuando una mujer reclama acoso sexual puede demandar a la compañía por millones de dólares. Se merece millones de dólares. Desafortunadamente, ésta es la excepción y no la regla.

El acoso sexual, tal como lo definen las feministas, y las leyes aprobadas para castigarlo, se han convertido en leyes para separar a los hombres de las mujeres. Se han convertido en una especie de privilegio para las mujeres, en el verdadero sentido de la palabra, como en un "derecho privado". En la historia, podría insultar a un Lord o a una Lady, podría hablar con ellos, podría hacer contacto visual con ellos, podría hablar con ellos, siempre que fuera usted mismo un Lord o Lady. Si era un campesino, era una historia diferente. Si fuese un campesino, mirar a una persona de alcurnia le costaría un golpeteo. Como campesino, nunca se atrevería a entablar una conversación con una mujer de alto rango, a pedirle una cita o a presumir que es digno de casarse con ella.

Eso es lo que realmente significa la palabra asqueroso. Un asqueroso es un hombre que no se da cuenta de que es demasiado feo, demasiado torpe, demasiado pobre, demasiado indigente o demasiado viejo. Las leyes de acoso sexual simplemente convierten a un tipo repulsivo en un criminal. No es casualidad que el infame vídeo de Cat Call filmado en Nueva York mostrara a hombres de clase baja y minoritarios.

Aguas turbias

Un estudio no completamente exhaustivo de mujeres universitarias de Muehlenhard y Hollabaugh, publicado en el Journal of Personality and Psychology, encontró que el 39% de las mujeres universitarias habían usado lo que se llama "resistencia simbólica" con parejas sexuales masculinas - esencialmente diciendo "no" a pesar de que querían decir "sí". En este clima moderno, una encuesta a jóvenes de unos veinte años que acaban de iniciar sus estudios femeninos y doble especialización psicológica no debería infundir mucha confianza en los resultados. Sin embargo, el 39% es sorprendente por decir lo menos.

Debido a que estos temas son delicados, es normal que haya errores relacionados con la falta de información.. Tomemos por ejemplo un artículo de Psychology Today que muestra que entre el 31% y el 57% de las mujeres tienen fantasías de violación. Cualquiera que haya leído una novela romántica de diez centavos de dólar sabrá por qué se les llama afectuosamente "Bodice Rippers" [NdT: romances por lo general de baja calidad literaria, a menudo al estilo de la ficción histórica, donde a por lo menos a una mujer le quitan la ropa a la fuerza].

Un artículo de Bivone, J. y J. Critelli, publicado en la revista Journal of Sex Research, encontró que alrededor del 52% de las mujeres tienen fantasías regulares de ser "dominadas por un hombre". La información que falta es que las mujeres que quieren ser dominadas, quieren ser dominadas por el tipo de hombre adecuado. ¿Quién es el hombre adecuado? Bueno, usted no. De hecho, hay un 80% de posibilidades de que no sea el tipo de hombre que ella quiere, y eso es un hecho triste. Según la investigación del psicólogo social Roy Baumeister, a lo largo de la historia humana sólo el 40% de los hombres se han reproducido. Es por eso que tener hijos es más importante que tener hijas - ese cromosoma Y es poco común. Eso significa que hay un 60% de posibilidades de que no sea usted el tipo de hombre que ella querría, punto.

Esto no quiere decir que las mujeres quieran ser violadas o agredidas. Lo que significa es que la línea entre sí y no es borrosa. Los hombres lo saben. Las mujeres lo saben. Y sin embargo, en el día de hoy fingimos que no es así. Hay un término para eso. Se llama gas-lighting [NdT: una forma de abuso psicológico que consiste en presentar información falsa para hacer dudar a la víctima de su memoria, de su percepción o de su cordura] . Los hombres saben que tienen que preguntar más de una vez. Sabemos incluso que la mayoría de las mujeres piden que preguntemos más de una vez. Pero si resulta que no es su tipo y usted pregunta más de una vez, ella puede decir que la acosó sexualmente, y usted podría perderlo todo.

Este es un callejón sin salida. Usted no puede ganar. ¿Cómo se supone que sobrevivirá la especie en estas condiciones? Bueno, no es sobrevivir. No en Occidente. La cultura occidental no está en niveles de reemplazo.

Todo esto es parte del romance arquetípico femenino que se manifiesta en su conspicua fetichización de vampiros, hombres lobo, piratas y médicos. Todos estos personajes comparten algo en común: la amoralidad explotadora. El Doctor que aprovecha la debilidad de su paciente, pero él mismo es débil en su incapacidad para controlarse en un entorno profesional. El Pirata que roba, viola y saquea. El hombre lobo cuyos impulsos incontrolados son violentos y asesinos. El vampiro cuya fría psicopatología le hace buscar y violar a la más inocente de las víctimas.

A la abrumadora mayoría de las mujeres les gusta que los hombres sean fuertes, irrealmente musculosos y que provean a sus mujeres. Las mujeres tienen necesidades variadas pero consistentes de hombres dominantes y agresivos que las persiguen y desgasten su resistencia natural. La mayoría de las mujeres saben cómo manejar a un hombre al que no quieren, y si las cosas se salen de la línea, están seguras de que una mirada marchitante o una bofetada bien colocada acabará con el problema.

Todo es parte del acuerdo implícito entre hombres y mujeres. Nosotros perseguimos, ellas huyen. Si se dan la vuelta y te golpean, es hora de apartarse. Por eso las mujeres pueden golpear a los hombres. Nadie pondría en duda la prerrogativa de una dama para dar una bofetada aguda en la mejilla o, si fuera necesario, una rodilla en la ingle. Incluso en público. Sin embargo, los hombres no tienen ese derecho. Si una mujer no responde o no se comporta de la manera que usted prefiere, no puede abofetearla. Si lo hace, será condenado rotundamente por los hombres y las mujeres en la sala, y será culpable de agresión. Incluso un cascarrabias como yo no tendría reparos para patear su burdo trasero.

A las feministas les gusta usar la frase "culpar a la víctima". Usualmente la usan cuando alguien (la mayoría de los hombres) cuestiona la validez de sus demandas por agresión sexual. El problema es que, para los hombres, que una muere use ropa sexualmente explícita es una señal de que quiere aparearse. Por lo general, hay dos tipos de mujeres que se visten sexy: las que quieren atraer a un compañero y las activistas lesbianas que piensan que es divertido jugar con las cabezas de los hombres y causar una escena si las miran por mucho tiempo.

El problema con las mujeres que buscan pareja es que están buscando la pareja correcta (lo que significa que hay un 20% de probabilidades de que lo sea usted). Cualesquiera que sean las narrativas que las mujeres se digan a sí mismas, como "sólo quería sentirme sexy", son irrelevantes, porque ahora tenemos una amplia experiencia de la habilidad femenina de engañarse a sí misma con todo tipo de justificaciones para su comportamiento. El hecho es que, para los hombres, los estímulos visuales son una señal primaria para el apareamiento. Conduce a resultados físicos reales. Si una mujer viste sexy, los hombres se acercarán a ella por sexo. Usted sabe esto. Yo sé esto. Sin embargo, siguen sorprendidas e indignadas cuando esto sucede. Eso es más gaslighting.

La sociedad no le debe protección a ninguna mujer si ella decide que quiere ir a fiestas privadas durante las horas de la madrugada y beber hasta caer borracha. Cada quien elige su estilo de vida y decide aceptar los riesgos de ese estilo de vida, asumiendo que no está demasiado engañado como para ser enteramente consciente de los riesgos. Ese era el objetivo del feminismo. El derecho de una mujer a elegir, el derecho de una mujer a la autodeterminación. Antiguamente se creía que las mujeres no podían ser moralmente responsables de sí mismas. Que tenían que ser protegidas de la rugosidad de la vida. La liberación de la mujer era una afirmación de que las mujeres eran agentes morales que podían ser responsables. ¿Estaban equivocadas?

Pareciera que hoy en día las feministas quieren todos los derechos, y ninguna de las responsabilidades, ninguno de los aspectos más problemáticos de la vida y la realidad. Los últimos 40 años de disparates feministas no han servido para elevar y empoderar a las mujeres, ni para enseñarles sobre sus derechos, responsabilidades y prerrogativas en la sociedad humana con respecto al apareamiento humano y el ciclo reproductivo. En cambio, el movimiento feminista ha invertido su tiempo en promocionar a las mujeres tanto como superheroínas que pueden hacer cualquier cosa, y como víctimas pasivas que no pueden hacer nada. Mira, ¿eres la Mujer Maravilla o Tess, la de los d'Urberville? Lo siento, no puedes ser ambas cosas.

¿Quién define la mala conducta sexual?

¿Quién define la mala conducta sexual? ¿Con qué autoridad? Una lectura a través de la historia o una inspección de otras culturas muestra una amplia gama de creencias. ¡Oh! Todos tenemos un núcleo básico que dicta: no asesinar, no robar, no violar y no adulterar; pero el resto ha sido tan variado como pueda imaginarse.

Si miramos a los primates, de quienes se supone que hemos evolucionado, encontramos comportamientos muy similares a los que practican los humanos hoy en día, con la diferencia de que en la sociedad humana ciertos aspectos de ese comportamiento son simultáneamente demonizados. Los monos macho se inclinan hacia a una hembra e intentan aparearse con ella. Si ella está dispuesta a hacerlo, ella se lo permite, si no, él recibe un golpe, pero la tribu de los monos no siente la necesidad de linchar al pobre desgraciado.

En la abrumadora mayoría de los mamíferos, mucho menos humanos, la comunicación es extravocal. Es lenguaje corporal y movimiento. Es acerca de cómo se sienta, cómo sonríe y, para los humanos, cómo se viste. Precisamente por eso el discurso moderno sobre el "consentimiento" es tan absurdo. En la mayoría de los casos, lo que uno diga no tiene nada que ver con lo que hace, y a la mayoría de la gente le gusta que sea así. Ese es el punto de la insinuación y del doble sentido.

¿A quién se le ocurrió el pensamiento dominante actual sobre lo que constituye la mala conducta sexual? A la gente menos calificada de la faz del planeta, fueron ellos. No hay absolutamente ninguna razón por la cual cualquier persona pensante deba adoptar las ideas pueriles de las académicas lesbianas sádicas predicando a una congregación de alumnas ingenuas de "estudios de mujeres". No se puede concebir una fuente menos creíble de ingenieras sociales. El día en que necesite o acepte el consejo para citas de una lesbiana de mediana edad o sus atolondrados neófitos será el día en que el sol gire alrededor de la luna.

El problema con la narrativa feminista no es simplemente que sea abrumadoramente estúpida, sino que es tan hipócrita. Nos dicen que las mujeres pueden hacer todo lo que un hombre puede hacer. Que las mujeres son fuertes. Nos dicen que las mujeres son Thelma y Louise. Luego se espera que nos lancemos a defenderlas cuando un viejo les pellizca el trasero. ¿Cómo es entonces? ¿Las mujeres son fuertes o débiles? ¿Son los hombres y las mujeres iguales? Por supuesto que hombres y mujeres son iguales, sólo que las mujeres son un poco más iguales. Así que cuando gritan como niñas pequeñas en la televisión porque alguien las toca en la parte de atrás, se supone que debemos tomar una antorcha para el linchamiento, ¿pero si les abrimos la puerta somos sexistas condescendientes?

Personalmente, no le doy credibilidad alguna a las acusaciones contra Roy Moore, pero dejemos que sean más o menos ciertas. Digamos que interactuó con esta mujer, ¿tenía 14 o 16 años? Ésto hace una diferencia, y no creo ni por un segundo que ella pueda estar completamente segura. Por supuesto, esta no es realmente la pregunta. Al igual que todos estos escándalos, el punto principal nunca es realmente el tema. La pregunta que tengo es ésta: según el testimonio de la presunta víctima, su madre la alentó, ¿por qué ninguno de estos parágonos morales se opone a eso? ¡Ah! ¿Porque una mujer lo hizo?

Por supuesto que no me opongo, porque suena como una madre sensata que quería emparejar a su hija con un caballero establecido y dotado de medios. Lo que supuestamente ella ha hecho no es muy diferente del buen consejo de la Sra. Bennett en Pride and Prejudice y de las ideas profesadas por la figura feminista Jane Austen. Bueno, si es lo suficientemente bueno para la Srta. Austen, es lo suficientemente bueno para mí. Me enseñaron a respetar las opiniones de las mujeres.

Acusar a los hombres de hacer lo que hacen las mujeres

El comportamiento y la mentalidad de las mujeres está en exhibición constante y flagrante y se yuxtapone con un cabildeo feminista en constante expansión y bien financiado que parece conseguir que cualquier ley, por muy represiva que sea para los hombres, pase con apoyo entusiasta. Las definiciones de violación, agresión sexual y acoso sexual se han transformado más allá de todo reconocimiento, pasando a ser caricaturas distópicas que no se molestan en ocultar su prejuicio contra los hombres. Considere la ampliación reciente de la definición de abuso doméstico en el Reino Unido que agrega detalles como "controlar la ropa, seleccionar amigos, o desalentar actividades sociales", llamándolos violencia doméstica.

La farsa se ha vuelto excesiva. Es un hecho común que cuando uno se casa con una mujer, ella comenzará a alterar la forma en que se vista, decidirá con qué amigos debería o no asociarse e interferirá con sus actividades sociales tradicionales (no más juegos deportivos, no más beber en el bar). ¡Esencialmente, la ley criminaliza a los hombres si se les acusa de hacer lo que todos saben que las mujeres hacen en realidad y normalmente!

La respuesta inevitable a esto no es la rabia, sino la apatía. Lo que se está explotando aquí es el hecho de que la narrativa feminista está invertida. Los hombres no son patriarcas malvados y violadores. En realidad, nos preocupamos por las experiencias de las mujeres y queremos que sean felices y estén seguras, razón por la cual continuamos cediendo a sus demandas.

Pero no deberíamos. No se trata de que no tenga ningún beneficio para nosotros, que no lo tiene, sino de que el simple acto de responder con empatía y un deseo genuino de ayudar se utilice para destruir nuestras vidas y la sociedad. No hay absolutamente ninguna razón para simpatizar con una feminista que te denigra y objetifica con sus creencias e ideología. No hay razón para simpatizar o empatizar con alguien que no está dispuesto a la reciprocidad.

Cada vez que uno "escucha y cree", todo lo que hace es crear una vara que golpeará su propia espalda, o la de su hermano, o la de su hijo, o la de su padre. Cada compromiso es una derrota, un centímetro perdido, y hoy los hombres se encuentran arrinconados debido a todas las concesiones que han hecho. Cuando uno ha sido aprisionado en un rincón, tiene dos opciones: quedarse de pie hasta que le salgan raíces, o salir de ahí dándose cuenta de que más tarde tendrá que arreglar el desorden que hizo.

Una mujer que conozco me contó de un caso en el que su amiga había sido atrapada teniendo sexo con un chico en un auto estacionado. Para evitar el castigo de su padre, ella afirmó que él la violó. El chico fue condenado y sentenciado a cadena perpetua y tuvo que huir del país. Estaba asombrado de cómo ella podía vivir moralmente con eso. La idea de que los hombres pueden contar con la misericordia y la empatía de las mujeres que han bebido la idea feminista es algo de lo que deben ser desengañados. Ellas no tienen intención de defenderte. Estas mujeres no simpatizan con los hombres. Las injusticias contra los hombres son parte del proceso.

Una acusación de violación es una condena. Una vez efectuada, no se puede deshacer y nuestra sociedad se ha organizado en torno a la idea, aunque errónea, de que las mujeres son generalmente dignas de confianza. Se ha convertido en una opción central que las mujeres utilizan cada vez con más frecuencia para destruir a los hombres en triviales conspiraciones de venganza, o simplemente para llamar la atención, o para escapar del juicio social por su propio comportamiento indiscreto. Las condenas injustas más comúnmente revocadas son por violación y asalto sexual.

¿Y si fuera su hijo?

¿Por qué las cosas se han puesto tan mal? Y realmente están mal. Las vidas de las personas están siendo arruinadas por indiscreciones apenas perceptibles que sucedieron hace 30 o más años. Y no es sólo en Hollywood. Los hombres ya han sido condenados por las feministas. El jurado ha sido puesto en funcionamiento. Todo lo que queda ahora es la lenta marcha hacia la cantera. Usted fue juzgado culpable antes de nacer. Por el sexo con el que ha nacido. Sus impulsos deben ser suprimidos. Su sexualidad es grotesca y espeluznante. Sus fantasías son asquerosas, sus necesidades, desmesuradas, su comportamiento, incivilizado, su naturaleza, atávica.

Esto se hace aún más evidente por su insistencia testaruda en alardear de su privilegio masculino. ¿Cómo se atreve a mirar los senos de una mujer, cómo se atreve a tocar su rodilla, o rozar un trasero. ¿Cómo se atreve a robar un beso? ¿Cómo se atreve a acercarse a esa mujer para decirle que es atractiva? ¡Objetivador!

¿Cómo se atreve a ser de cualquier forma en que la naturaleza lo concibió contradiciendo los dictados no escritos de la ley social invisible, escrita no más que detrás de la ardiente retórica de las peritas condescendientes? Tal vez este es el mundo que quieren las mujeres, más poder para ellas. Pero a quienes no puedo entender es a los hombres. ¿De verdad serían tan felices cavando su propia tumba? ¿Por qué están de acuerdo?

Quizás usted es un tipo especial de hombre. Tal vez nunca le ha comprado un trago a una chica con la esperanza de suavizar la interacción social. Tal vez nunca ha hecho un pase, o una broma lasciva. Felicitaciones, es un ejemplo de moralidad. ¿Lo es su hermano? ¿Su padre? ¿Lo será su hijo? ¿Y el hijo de su hijo? ¿Quiere que sus vidas sean desenredadas por una indiscreción de hace 40 años? Dentro de cincuenta años su hijo podría estar en las elecciones para presidente de Estados Unidos de América, o algún otro cargo público. Sólo que va a perder porque, cuando tenía 19 años, se lió con una chica que estaba borracha en una fiesta de fraternidad. Ahora, 30 años después, afirma que fue una violación y está en todas las estaciones de noticias de la televisión nacional sollozando entre las espeluznantes descripciones de su traumática experiencia sexual.

Cada vez que pasa algo como esto, un idiota sale en la televisión y dice: "Bueno, si fuera mi hija, castraría al hijo de puta".

¿Sí? ¿Y si fuera su hijo?

Sólo hay un lugar al que puede ir una mujer si ha sido víctima de un acoso. No es la estación de noticias local. No es Twitter. No es Facebook. No es el New York Times. Se llama: Comisaría de la Policía. La ley, la institución humana más grande que jamás se haya inventado, es nuestra última gran esperanza de seguridad y si la destruimos es a nuestro riesgo colectivo. La ley todavía, en teoría, asegura que una persona es inocente hasta que se pruebe lo contrario. También contiene la implicación inherente de que el acusador está equivocado (o es un mentiroso) hasta que se demuestre lo contrario. Las feministas le darían la vuelta a eso y nos harían creer que sus acusaciones son válidas, independientemente de una investigación imparcial, poniendo al tribunal de la opinión pública (o el juicio a través de los medios de comunicación) como el primer y último árbitro. Pero el "Tribunal de Opinión Pública" es una corte falsa. Es una tontería. Eso es asqueroso. Eso es incivilizado. Nunca hubo algo como una "buena caza de brujas". Nunca nadie se sintió bien con una inquisición. Una turba de linchadores siempre fue una tragedia, y la historia siempre ha juzgado mal a aquellos que dejaron que ocurriera bajo su guardia.