El mes pasado, la administración de Trump aprobó la mayor venta estadounidense de armas letales a Ucrania desde 2014 al aprobar una licencia comercial que autorizaba la exportación de sistemas de francotiradores a Ucrania por 41.5 millones de dólares. Pocos días después, los misiles antitanque Javelin que el gobierno ucraniano solicitó fueron añadidos a la venta - el paquete total ahora está valorado en 47 millones de dólares. Aunque el Departamento de Estado estadounidense anunció que la medida proporcionaría a Ucrania "una mayor capacidad defensiva como parte de nuestro esfuerzo por ayudar a Ucrania a desarrollar su capacidad de defensa a largo plazo", Rusia ha sugerido acertadamente que exacerbará el conflicto. El viceministro de Asuntos Exteriores Sergei Ryabkov declaró que EEUU se ha convertido en cómplice de la guerra y que la venta hace imposible que Rusia permanezca "indiferente".
Javelin antitank missile
© GettyLa administración de Trump aprobó la venta de misiles antitanque Javelin a Ucrania.
El escritor Daniel Larison calificó a Trump de "tonto" por armar a Ucrania, ya que Rusia responderá de manera más agresiva y siempre superará cualquier apoyo que le dé Estados Unidos, porque tiene mucho más en juego. La situación conducirá a una "competencia infructuosa e innecesaria con otra gran potencia" - una potencia con la que Trump prometió apenas un mes antes buscar una buena relación. Asimismo, el profesor Stephen Cohen tiene razón cuando dice que no tiene ningún sentido geopolítico o estratégico.

Cohen advierte sobre el peligro de que Kiev interprete la venta de armas como una señal de Washington para una nueva ofensiva contra el Donbass, que terminará de nuevo en un desastre militar para el régimen ucraniano. Esto puede acercar a los neofascistas al poder, y la nueva Guerra Fría a una guerra más directa entre las superpotencias nucleares.

Agregue a esto la reciente aprobación de una venta de misiles antibalísticos de EEUU a Japón por 133 millones de dólares, que la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, denunció como una violación al Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio entre EEUU y Rusia, y que considera parte de un plan más amplio de EEUU para un "sistema global antimisiles".

Entonces, ¿por qué el gobierno de Trump está dando marcha atrás en mejorar las relaciones con Rusia y posiblemente poner al mundo entero en peligro?

Alexander Mercouris piensa que esto es parte de un patrón de decisiones confrontacionales que se han llevado a cabo "desde que el ejército estadounidense se hizo cargo del gobierno de Estados Unidos en el verano", cuando Steve Bannon abandonó la Casa Blanca, dejando a los generales Kelly, McMaster y Mattis al control. En cuanto a la venta de armas a Ucrania, proporciona las siguientes explicaciones posibles:
  1. se están suministrando las armas estadounidenses para facilitar una ofensiva ucraniana planeada para conquistar el Donbass;
  2. las armas estadounidenses se suministran como un gesto de apoyo político a Ucrania en su constante confrontación con las dos Repúblicas Populares y con Rusia;
  3. se están suministrando las armas estadounidenses para que Estados Unidos pueda ejercer influencia política sobre Rusia en las negociaciones en curso para resolver la crisis ucraniana;
  4. las armas estadounidenses se están suministrando para ayudar a Donald Trump políticamente en casa. Para sofocar las críticas de que está "renunciando" a Ucrania y para demostrar que está "siendo duro" con Rusia.
La visión de Cohen está en línea con la última opción. Asumiendo que fue la decisión de Trump, dice, "no cabe duda de que se refutó la premisa subyacente de las alegaciones rusas, aún no probadas, de que él es un lacayo del Kremlin", y es en este sentido que "el russiagate se ha convertido en la amenaza número uno para la seguridad nacional estadounidense, ciertamente en lo que respecta a la Rusia nuclear". El punto es que las agencias de inteligencia estadounidenses que inventaron la historia de la colusión con Rusia lo hicieron porque acusando a Trump de ser un agente del Kremlin, sabían que se vería forzado a probar lo contrario y a tomar una postura beligerante hacia Rusia.

T-72 Tanks Donetsk Ukraine
© Associated PressTanques T-72 en la República Popular de Donetsk, ahora amenazados por misiles Javelin.
Mientras que todas estas explicaciones son sin duda parte de la ecuación, hay otra posibilidad que, aunque quizás más mundana, no es menos alarmante. Considere que Trump no sólo se ha rodeado de generales, sino también de antiguos ejecutivos de la industria armamentista:
Ejemplos de la administración industrialmente orientada incluyen al Secretario de Defensa, James Mattis, ex miembro de la junta directiva de General Dynamics; el Jefe de Estado Mayor de la Casa Blanca, John Kelly, que trabajó para varias empresas militares y fue asesor del contratista del Pentágono DynCorp; el exejecutivo de Boeing y ahora Subsecretario de Defensa, Patrick Shanahan; el exejecutivo de Lockheed Martin, John Rood, nominado como subsecretario de defensa para la política; el exvicepresidente de Raytheon, Mark Esper, recientemente confirmado como secretario del Ejército; Heather Wilson, exasesora de Lockheed Martin, quien es secretaria de la Fuerza Aérea; Ellen Lord, ex directora ejecutiva de la empresa aeroespacial Textron, quien es subsecretaria de Defensa para la Adquisición; y Keith Kellogg, jefe de Estado Mayor del Consejo de Seguridad Nacional, exempleado de las principales fuerzas armadas y de inteligencia.
Éstas son las personas que tienen la atención del hombre que busca cumplir su promesa de crear empleos en Estados Unidos vendiendo bienes y servicios en el extranjero y reducir el déficit comercial del país de un máximo de 50.000 millones de dólares en seis años. De hecho, se espera que la administración de Trump anuncie en un futuro próximo un plan "Buy American" (Compre estadounidense), que suavice las reglas sobre las exportaciones militares de EEUU (incluyendo consideraciones de derechos humanos y control de armas) y haga un llamado para que los adjuntos militares y el personal de las embajadas en todo el mundo actúen "como una fuerza de ventas para los contratistas de defensa, abogando activamente en su nombre".

El Washington Post informa que Trump aprobó personalmente la licencia de venta de Ucrania tras recibir un memorándum del secretario de Defensa James Mattis, exmiembro de la junta directiva de General Dynamics, y Rex Tillerson, un hombre que afirma abiertamente que Rusia está dispuesta a "socavar las instituciones occidentales" mediante el uso de la "guerra híbrida", y que rechaza cualquier normalización con Rusia hasta que Crimea sea devuelta a Ucrania. Esta última es una posición virtualmente idéntica a la de Joe Biden y a la de los neoconservadores.

Si parece que la decisión de armar a Ucrania carece de cualquier estrategia (geo)política o previsión por parte del presidente, puede ser que el presidente no tenga tal previsión. Como dijo The Saker:
Desde hace meses, el presidente Trump ha gobernado Estados Unidos básicamente por medio de "tuits" que, por supuesto, y por definición, equivalen exactamente a nada y no hay nada que se pueda llamar seriamente una "política exterior estadounidense" (con la excepción del flujo interminable de acusaciones, amenazas y grandilocuencias, que no califican).
Tal vez Trump -en lugar de ser mentalmente inestable, un nuevo Hitler, un salvador incomprendido o un genio negociador- es simplemente lo que parece ser: un hombre de negocios con una visión política limitada que a menudo toma decisiones mal pensadas basadas en el consejo de representantes corporativos y del Estado Profundo que siguen sus propias agendas, esas entidades que constituyen el poder real en Estados Unidos.

Algunas cosas en la política estadounidense son sistémicas; han sido así durante muchas décadas y es probable que sigan siéndolo durante algún tiempo en el futuro. Ya deberíamos entenderlo todos:
En los consejos de gobierno, debemos guardarnos bien de que el complejo industrial militar llegue a tener una influencia injustificable, sea o no alentada. Hay potencial, y seguirá habiéndolo, para que se produzca ese desastroso aumento de poder a todas luces inapropiado. Nunca debemos permitir que el peso de esta combinación ponga en peligro nuestras libertades o nuestros procesos democráticos. No debemos dar nada por sentado. Sólo una ciudadanía bien informada y alerta puede obligar a que se produzca una correcta implicación entre la inmensa maquinaria defensiva industrial y militar y nuestros métodos y objetivos pacíficos, de modo que la seguridad y la libertad puedan prosperar juntas.

- Dwight D. Eisenhower