Observé una dinámica interesante en el reciente debate de Munk en la Sala Roy Thompson de Toronto entre Jordan Peterson, Michael Dyson y Michelle Goldberg. El tema fue la "corrección política".
Munk debate Peterson
La lluvia habitual de aplausos entusiastas mientras Peterson subía al escenario brilló por su ausencia (sólo hubo una cantidad regular de aplausos de cortesía, gracias). Parece que Peterson no es un héroe local.

Durante el debate, Dyson y Goldberg presentaron argumentos francamente falsos sobre Peterson. "Búsquenlo en Google", dijo Goldberg después de afirmar falsamente que Peterson había dicho que a las mujeres no se les debería permitir usar maquillaje en el lugar de trabajo. Sorprendentemente, el público no se mofó abiertamente de su ignorancia y arrogancia.

Parece que ahora hay una gran multitud de liberales que ha decidido NO escuchar a Jordan Peterson, NO explorar o leer su trabajo y NO escuchar lo que tiene que decir, sino confiar en los artículos populares y otras figuras de autoridad para obtener su información sobre lo que él sostiene. Para estas personas, eso es suficiente. A los autoritarios no les importa el contenido de las palabras de la autoridad [oficial], siempre y cuando sea la autoridad oficial familiar la que esté instruyendo y pensando por ellos.

Un artículo de ataque del Toronto Star publicado después del debate ejemplifica perfectamente la reacción de esta mentalidad autoritaria a ideas nuevas. En el artículo vemos un fenómeno curioso y común de escritores que se quejan abiertamente de que Peterson está tan bien informado en sus argumentos que es imposible ganar un debate en su contra. Nunca se detienen a considerar que quizás no pueden ganar un debate porque ellos están equivocados y él no. Peterson pasó mucho tiempo determinando la raíz de esta misma observación y llegó a sus puntos de vista con respecto a la filosofía posmodernista, (donde no hay Verdad, sólo Poder). En cualquier caso, es una queja tan común entre los redactores de editoriales, emitida sin ningún rastro de ironía o vergüenza, que uno comienza a preguntarse si no está ocurriendo algo un poco extraño en las mentes de esas personas.

El hecho de que la mentalidad autoritaria responda a la autoridad antes que a la razón podría indicar que el tipo de "razonamiento" que se propaga a través de sus cerebros es muy débil o que no existe en absoluto.

Dicho esto, el temor de Peterson está bien justificado en un sentido: hay una amplia y aterradora evidencia de que las personas de mente débil pueden caer bajo el dominio de oradores fuertes. Este temor fue la raíz del artículo del Toronto Star mencionado anteriormente. La verdad es que muchas personas son potenciales víctimas de sectas. Su "protección" contra la realización de este escenario de pesadilla radica, extrañamente, en alinearse colectivamente con la autoridad "correcta" (la cual saben instintivamente que los dominará, pero al menos es la autoridad "correcta" y familiar). ¿Saben de alguna manera qué autoridad es la "correcta"? ¡Por supuesto que no! Ellos simplemente dependen del viejo sistema de la manada que pregunta: "¿qué están haciendo los demás (o la mayoría, o la aparente mayoría)? ¿Acusando a Jordan Peterson? Entonces eso es lo correcto".

El resultado final parece ser que un porcentaje significativo de la población es demasiado perezoso [¿o no tiene la capacidad?] como para explorar el mensaje de Peterson por sí mismos y se contentan con permitir que las figuras de autoridad les dicten lo que deben creer, o han decidido activamente que simplemente no quieren saber. Han elegido la ignorancia, han decidido que está bien ser ignorante -siempre y cuando nunca se le llame ignorancia- y hacen todos los esfuerzos necesarios para no pensar en lo que realmente están haciendo: mentirse a sí mismos y evitar la responsabilidad por esas mentiras y, en última instancia, por sus propias vidas.

¿Cuál es el resultado final de que un porcentaje significativo de la población opte por un rechazo tan deliberado de su propia soberanía? Nadie lo sabe con seguridad, pero si todos vivimos lo suficiente, podríamos averiguarlo.