Mientras los palestinos guardan luto por la muerte de Razan al-Najjar, una médica de 21 años, Israel sigue bombardeando la Franja de Gaza.
Razan al-Najjar
Razan era una joven de 21 años de Khuzaa, una pequeña aldea palestina situada cerca de Khan Yhunis, en el sur de la Franja de Gaza. El 1 de junio, un francotirador de las Fuerzas de Defensa Israelíes le disparó en el corazón mientras atendía a otros que habían recibido disparos de francotiradores de las FDI en las maratónicas protestas celebradas a lo largo de la valla perimetral del campo de concentración de Gaza desde finales de marzo. Su historia (y, por tanto, la historia de lo que está ocurriendo en Gaza) ha recibido una cobertura insignificante en los medios de comunicación occidentales. Y cuando le dan cobertura, lo hacen sólo sentimentalmente, sin ningún contexto real.

En julio de 2014, Israel inició otro ataque bárbaro en la Franja de Gaza. Éste fue justificado por el secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes, y se dictó una orden de mordaza contra los medios de comunicación para evitar que hablaran de la suerte de los niños, mientras que las FDI iniciaron una campaña masiva de terror contra el pueblo palestino, y los líderes religiosos atizaron a la opinión pública israelí hacia una frenética búsqueda de sangre.

Miles de personas perdieron la vida y casi 100.000 hogares quedaron gravemente dañados. Max Blumenthal describió el impacto en la pequeña ciudad de Khuzaa como una "ventana al infierno". Cada casa bombardeada, cada calle destrozada y cada escuela vandalizada otorgaban una imagen de "abandono apocalíptico".

En 2009, cuando Razan tenía 11 años, su vecindario fue atacado por las FDI en la "Operación Plomo Fundido". En la ronda de matanzas del 2014, durante la "Operación Borde Protector", las FDI demolieron las casas de Khuzaa con civiles aún dentro bajo el pretexto de "prevenir los lanzamientos de cohetes" y "acabar con el contrabando de armas''. Las FDI instituyeron un breve cese al fuego de varias horas de duración, que se convirtió en un asedio de 10 días que aisló a la ciudad del mundo exterior. Aquellos que intentaron escapar agitando banderas blancas fueron abatidos a tiros, y aquellos que no habían escapado para el 25 de julio tuvieron un "final violento". Los muertos fueron abandonados para pudrirse en donde habían sido abatidos hasta que las FDI pusieron fin al asedio en agosto y los supervivientes regresaron para enterrar a sus muertos y reconstruir.

En las entrevistas que dio desde principios de la Marcha del Regreso, Razan no mostró señales de las cicatrices de su pasado. Ella estaba, en cambio, decidida. Una de las razones para ello se encuentra en un mensaje que Blumenthal descubrió escrito en una escuela Khuzaa bombardeada en el que se lee:

Siempre parece imposible hasta que está hecho.

Permanezca vivo.

Mire al futuro.

No se permiten pensamientos negativos.

En un pueblo tan pequeño uno imagina que Razan encontró inspiración en estos y otros mensajes similares. A pesar del horror que la rodeaba, su sueño era convertirse en enfermera. Ella ayudaría a otros a sobrevivir.
Khuzaa Gaza destroyed house
© Anne Paq ActiveStillsUn hogar destruido en Khuzaa, septiembre 2014.
Permanezca vivo

Su familia, como la mayoría de la Franja, se enfrentó a importantes dificultades financieras. Por lo tanto, Razan se vio forzada a abandonar la escuela de enfermería y a depender de programas de capacitación. Una vez finalizados, ella aún tuvo que ofrecer sus servicios como voluntaria debido a la falta de trabajo estable. Se ofreció como voluntaria para la Sociedad Palestina de Socorro Médico y, cuando comenzó la Marcha del Retorno, se ofreció con entusiasmo para ayudar a los heridos por las FDI.

Y no era la única. La mayor parte del personal médico de la Franja trabaja sin un salario real. No tienen suficientes camas para tratar a todos los heridos. Y aunque lo hicieran, carecen de electricidad y equipo para atender adecuadamente las heridas.

Como si esto no fuera suficiente, los propios médicos voluntarios son regularmente blanco de ataques. Desde el primer día, Razan reportó que el trabajo fue el más duro que había experimentado, teniendo que enfrentarse constantemente al gas lacrimógeno y al fuego de francotiradores:
"Hoy casi me disparan, pero, gracias a la misericordia de Dios, estuve a salvo. Y también ayer, fui sofocada por el gas lacrimógeno. Me desmayé durante una hora. Me desperté en una ambulancia y me marché. Me volví loca, porque quería continuar mi trabajo y mi trayectoria. Vine a dar cuidados, no a recibir cuidados. Con todo orgullo, quiero continuar hasta el último día".
En otra entrevista afirmó:
"Somos testigos de muchos ataques por parte de las fuerzas israelíes, contra paramédicos y periodistas. Hago un llamado al mundo para que mire y vea por qué las fuerzas israelíes nos están atacando. No estamos haciendo nada. Sólo estamos rescatando heridos y curando sus heridas".
Se dice que su último post en Facebook decía: "Estoy regresando y no retrocediendo. Denme con sus balas. No tengo miedo."

Antes de que se añadiera su muerte a la lista, 223 médicos habían resultado heridos y uno había muerto. Su nombre era Mousa Jaber Abu Hassanein, y fue asesinado horas después de rescatar a un médico canadiense. El 1 de junio, mientras intentaba rescatar a un hombre que pedía ayuda a gritos, Razan recibió un disparo en el pecho. Llevaba su uniforme de médico blanco, estaba lejos de cualquier objetivo militar "legítimo", y tenía las manos en alto. Murió momentos después.


El chaleco blanco y manchado de sangre de Razan fue cargado junto a su cuerpo en su funeral. Miles de personas asistieron en un torrente de duelo. Si su asesinato es deliberado, sin duda tiene por objeto desmoralizar una vez más al pueblo palestino e incitar a nuevos actos de violencia. Indignados, los manifestantes abandonaron su funeral para asaltar la valla de seguridad y lanzaron piedras a los soldados. 5 más fueron disparados posteriormente.

El mundo probablemente nunca sabrá quién le disparó a al-Nayar, ni quiénes fueron los responsables de las muertes de los otros 120 manifestantes, ni quiéne fueron responsables de la mutilación de miles de personas. Ésta es la impunidad de la cultura israelí, respaldada por Estados Unidos.

Como dije en un artículo anterior, la política oficial israelí hacia la Franja de Gaza, desde el momento en que le robaron el territorio a Egipto hasta hoy, ha consistido en agredir a cada individuo a través de la "asfixia y el encarcelamiento". Como dijo el Primer Ministro Levi Eshkol:
"Precisamente por la asfixia y el encarcelamiento que sufren allí, tal vez los árabes se muden de la Franja de Gaza. Tal vez si no les damos suficiente agua no tengan elección, porque los huertos se pondrán amarillos y se marchitarán".
Gaza sufrió precisamente esa asfixia y ese encarcelamiento, pero a sus dos millones de prisioneros no se les permite moverse. Es por eso que Norman Finkelstein puede decir justificadamente que este trato es el equivalente moral del nazismo. Es por eso que no importa si su muerte y la muerte de otros manifestantes fue completamente intencional, no intencional, un acto de la naturaleza, o un acto de Jehová. Aquí hay una imagen de la Franja de Gaza, junto con sus "vallas", cortesía de las Naciones Unidas:

Gaza prison
Los "habitantes" de Gaza ni siquiera pueden salir de las zonas de pesca oficialmente reconocidas sin ser asesinados.

Al igual que en episodios anteriores, los medios de comunicación israelíes informan de que Israel fue 'atacado' primero, lo que 'justifica' la intensificación de los bombardeos israelíes contra la Franja. Los medios de comunicación mundiales luego repiten fielmente esta línea. De informes recientes:
Los aviones de las fuerzas aéreas israelíes han bombardeado varios puestos e instalaciones militares de Hamas en la Franja de Gaza, horas después de que se dispararan cohetes contra Israel desde su territorio.

Fuentes de las fuerzas de seguridad y los medios de comunicación locales informaron que el sábado aviones y drones israelíes llevaron a cabo ataques contra tres instalaciones militares pertenecientes al movimiento islamista en las ciudades de Rafah y Khan Younis en el sur de la Franja de Gaza y en el este de la ciudad de Gaza. No se han reportado heridos.

Los ataques se produjeron horas después de que militantes desconocidos dispararan dos proyectiles y cuatro granadas de mortero desde la Franja de Gaza contra Israel, según los medios de comunicación israelíes, que dijeron que no había daños ni heridos.
Razan al-Najjar dio su vida hasta el último día para ayudar a los heridos en la Marcha del Retorno. Al igual que con el asesinato de la voluntaria estadounidense Rachel Corrie, el asesinato de Razan revela la impunidad a sangre fría que satura la cultura israelí: "Haremos lo que queramos y no hay nada que tú ni nadie más pueda hacer al respecto".