Sociedad Civil Balear constata "falsedades manifiestas" y mucha "lluvia fina" de corte nacionalista en un estudio propio donde analiza un total de 32 manuales usados en el 80% de los centros públicos y concertados.
Baleares:
© Alberto VeraAlgunos de los libros de texto analizados en el estudio de SCB.
Hay libros que alimentan la ficción de los Països Catalans. Otros que trasladan la idea de un pedigrí catalán en la población de Baleares, a través de una idílica conquista exclusivamente catalana. A los alumnos de Baleares se les transmite que Cataluña es «lo bueno» y España, «lo malo». Y, en algunos casos, usan manuales que parecen destinados a alumnos catalanes y no baleares, ya que no hacen mención a episodios históricos de las Islas y se centran en dar una «óptica de lo que ocurre en Cataluña».

«Hay un ejercicio continuado de adoctrinamiento en las escuelas», afirma Sociedad Civil Balear después de hacer un primer análisis de un total de 32 libros de texto que se usan en el 80% de los centros públicos y concertados de Baleares, y sacar a la luz algunas de estas falsedades. La entidad, nacida de la mano de Sociedad Civil Catalana, salió ayer a la palestra para denunciar lo que la ministra Celaá sigue negando y lo que el Govern balear liderado por la socialista Francina Armengol trata de ocultar, dijo, para mantener la «paz social» de las llamadas camisetas verdes.

Este estudio consta de dos partes. La primera, casi finalizada, ha sido una visión crítica de estos libros, a través de lectores voluntarios de la entidad. En la segunda fase, un equipo de expertos, entre ellos catedráticos de instituto y de universidad, analizará las manipulaciones detectadas y presentará a finales de mayo las conclusiones finales. El avance de ayer es demoledor: «Hay falsedades manifiestas» y mucha «lluvia fina» que permiten «manipular las mentes inmaduras de los menores» y que «transforma en víctimas a los niños».

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CATALUÑA ES 'LO BUENO' Y ESPAÑA, 'LO MALO'. Según el estudio, « se recorre desde la Edad Media a la actualidad y coincidiendo fielmente con el relato pancatalanista. Se adelanta la existencia de Cataluña, se ensalza su importancia y se afirma lo contrario respecto a Castilla y España: se atrasa su existencia y se relativizan sus logros».

En la página 273 del libro de Historia de 2º de Bachillerato de Anaya, por ejemplo, se da una versión parcial del Golpe de Estado de Companys en Cataluña. «Se dice que el Gobierno suspendió el Estatuto de Autonomía catalán y ordenó detenciones, pero no dice nada sobre el enjuiciamiento de los insurgentes y su condena por la República hasta que el Frente Popular los indultase en 1936», recalca este estudio. Se echa la culpa a la «dudosa lealtad republicana del Gobierno central». En otras palabras, «el culpable del golpe parece ser la derecha españolista desde Madrid».

A lo largo de las páginas (134, 135, 149 y 151) del libro de Geografía e Historia de 2º de ESO de Vicens Vives «se transmite la idea de que la conquista de Mallorca fue catalana». En el gráfico reconocen la verdad, (fueron menos del 40%) «pero previamente han estado repitiendo que la conquista fue catalana», denuncia este estudio, aunque en el libro de 2º de Bachillerato de Anaya es peor y se dice directamente que «la población musulmana fue expulsada de Mallorca e Ibiza» y que «estas islas fueron repobladas exclusivamente por catalanes».

En el manual de catalán de 4º de ESO de Vicens Vives se usan dos escritos, uno de Enric Larreula y otro de Joan Francesc Mira. El primero sirve para criticar que los catalanohablantes se adapten en una conversación con un grupo de castellanohablantes. En el segundo se transmite la idea de que «hablar castellano es ser muy de derechas».

La numeración de los reyes que estudian nuestros alumnos pierde un número en el libro de Historia de 2º de Bachillerato de Santillana. Así, Felipe IV de España o Felipe II de Aragón se convierten en Felipe III de Cataluña para reivindicar una dinastía catalana.

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En el libro de catalán de Casals hablan sin tapujos de los territorios de inexistentes Països Catalans, «derrotados militarmente por las tropas francoespañolas de Felipe de Borbón». Algo «inadmisible», ya que no se «puede usar este término ni en el siglo XVIII ni ahora», apunta. Los autores del análisis sostienen que, si la editorial se refiere sólo al ámbito lingüístico (Països Catalans), entonces el Reino de Aragón también lo sería.

En la Historia de España de Vicens Vives se dice que en la Corona de Aragón «cada reino tenía sus propias Cortes (Aragón, Cataluña y Valencia)». Pero, aunque Cataluña tenía cortes, «no era un reino», corrige este estudio, que aparte de estos errores de bulto, recoge ejemplos de lo que llama «lluvia fina del adoctrinamiento».

Se refiere con lluvia fina a la construcción de «un relato tendencioso en favor de una ideología (catalanista, en este caso), a través de exageraciones, medias verdades e inexactitudes que aisladamente podrían parecer de escasa relevancia, pero que conjuntamente transmiten de un modo insidioso y disimulado dicha ideología».

Según el estudio de Sociedad Civil Balear, «el aleccionamiento puede llegar a ser muy sutil y difícilmente detectable» porque «a veces no es cuestión de lo que se dice sino cómo se dice y, sobre todo, lo que no se dice». Otras veces, «aunque no exista una afirmación manifiestamente aleccionadora, sí existen juicios de valor, opiniones personales y, sobre todo, omisiones que van configurando en las nuevas generaciones de estudiantes un concepto muy concreto de las bondades de la corrección política y social imperante».

Considera lluvia fina el «constante menosprecio por los aspectos positivos de la historia española, demostrado incluso por la incapacidad de nombrar el término España, que se suele sustituir por Estado español o monarquía hispánica». También la idea que se transmite de que España nunca fue un país unido sino la suma de dos coronas: la castellana, presentada como «la opresora», y la aragonesa, que es «la oprimida».

También se usa una visión «maniquea» para explicar la Guerra Civil, se «demoniza» a los empresarios y todo lo que se refiera al capitalismo y la democracia liberal. Se arremete contra el bilingüismo, se defiende la discriminación positiva en lenguas minoritarias para garantizar su supervivencia, se critica la cooficialidad del catalán y castellano y se aplauden las leyes de normalización lingüística. En resumen: «Todo es un conjunto de despropósitos orquestados para convencer a los adolescentes de la minorización y el victimismo de la cultura catalana. Una cultura que se presenta de manera inequívoca como también la de Baleares».

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El Govern de la socialista Francina Armengol niega la mayor y la Alta Inspección se hace la remolona. Hace poco más de un mes, la ministra Celaá dijo que denunciar adoctrinamiento es de «fanáticos» y se lavó las manos ante un estudio del profesor Julián Ruiz-Bravo, encargado por Ciudadanos Baleares, donde se acreditaba al menos medio centenar de «manipulaciones históricas», como que las Cortes de Cádiz de 1812 prohibieron el catalán. Este martes, la ministra insistió en el Congreso en que sólo el 0,2% de los libros de texto tienen «adoctrinamiento reconocido» de un total de 60.000 manuales.

Ante la «pasividad» de la Administración, las entidades cívicas como Sociedad Civil Balear empiezan a sacar a la luz errores de bulto en los libros de texto y exigen que se ataje de raíz. Aunque tienen dudas. «¿Cómo va la Conselleria a reconocer que hay adoctrinamiento en las escuelas si algunos de los docentes asamblearios protagonistas de las movilizaciones ocupan hoy mandos intermedios en el departamento de Educación?», recordó ayer Tomeu Berga. El presidente de SCB considera que Armengol se «aferra a la paz social» como «pago» a los docentes asamblearios que lideraron las movilizaciones en la legislatura anterior del PP, «hasta el punto de que algunos de los más significados hoy ocupan mandos intermedios en la Conselleria de Educación».

Sociedad Civil Balear exige a los partidos que, de cara a las próximas elecciones, permitan que a partir del próximo curso escolar los libros de texto estén redactados en la modalidad lingüística balear, que se respeten las variedades insulares y eliminando «cualquier indicio» de adoctrinamiento. Mientras tanto, «es a los ciudadanos a los que no les queda más remedio que buscar las fallas por las que se cuela en los libros de texto una interpretación torticera de los hechos», anima Berga.